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Caminar clave del deleite

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Manzanas verdes
Espacio por la convivencia y la cultura ciudadana
Por: LuccA
lucio-melo@hotmail.com

Desde hace mucho tiempo he venido impulsando en esta columna, la propuesta/posibilidad de peatonalizar las calles que circundan nuestro centro. Hoy esa “posibilidad” se convierte ya en una necesidad.

Leyendo el proyecto que se han propuesto los pastusos con su ciudad, de disfrutar y proyectarla hacia un concepto de ciudad más humana, que les permita una sana y óptima habitabilidad, convertirla en una ciudad que enfrente el desbordamiento caótico de la modernidad de manera más soportable, no digo sostenible porque la “modernidad” no la sostiene nadie.

En ese sentido, suponer que nosotros no debamos tener nuestra propia visión de ciudad, seamos ajenos a esta necesidad o que eso no es posible por nuestra condición de provincia, nos lleva a pensar lo intransigentes y necios que podemos ser, porque si para actuar tenemos que hacerlo “porque nos toca”, por lógica elemental o porque nos impulsan fuerzas que nos someten a determinaciones obligadas o porque vivimos expuestos a riesgos y peligros inminentes, padecimientos derivados de la modernidad o en el peor de los casos porque nos llevarían a nuestra propia destrucción.

Es momento entonces de reflexionar y cuestionarnos, ¿hasta dónde somos responsables de nuestra propia destrucción?

Esto viene pasando desde hace mucho tiempo, de manera visible en las ciudades donde la modernidad ha llegado a tales niveles y, por tanto, dentro de las políticas públicas “les ha tocado” contemplar estrategias mitigantes, con el fin de proteger no solo el patrimonio que representa un bien de interés cultural o histórico, sino la necesidad misma de preservar la vida de sus ciudadanos.

Nosotros no somos ajenos, a las problemáticas que derivan de la modernidad o el progreso, venimos padeciendo desde hace mucho tiempo en nuestro municipio un problema álgido y cotidiano, derivado de ese valor tan grande para el desarrollo como lo es el turismo, pero que a su paso deja también problemáticas que hay que sanar, en tal sentido me refiero “al problema de movilidad o inmovilidad” que impide deleitarnos en nuestros espacios, nuestros monumentos, nuestro bienestar y en últimas con nuestra convivencia que todos merecemos.

El problema es amplio y exige a todos como ciudadanos comprometernos desde la colectividad a apostarle a la Cultura Ciudadana, que es la que, en últimas, nos debe reorientar y redireccionar si queremos ser parte de un entorno y medio sostenible.

Quienes aspiran a “servir” desde sus curules burocráticas, prepararse, visionar, capacitarse y comprometerse con problemáticas verdaderas, reales, necesarias y ajustadas al diario vivir de sus ciudadanos y comunidad.

Hemos conseguido despegar con el turismo, la pregunta es:

¿El caos (en todos los niveles) que se deriva de ese valor que con tanto esfuerzo se ha logrado como lo es el turismo, ya no necesita de políticas públicas que ayuden a mitigar y fortalecer la sociedad como eje central de progreso?

¿Quiénes serían los responsables para que esto se dé en pro de una comunidad y su bienestar?

Y por último, ¿Cuánto tiempo más necesitamos para proponer alternativas de solución a una problemática que todos conocemos, pero que a nadie parece importar?

Soñamos como todo territorio que vive del turismo, CAMINAR Y DELEITARNOS, hacer deleitar con nuestros valores la vista y los sentidos de quienes nos visitan, disfrutar de la descomunal arquitectura de nuestra basílica, mirar a lo alto de la cruz pensando que de allá vendrán las bendiciones, tomarnos un delicioso bocado mientras recorremos “el bulevar de los sueños” que serían entonces las carpitas y casetas colmadas de comidas o simplemente conversar desprevenidos sin pensar que una motoneta borre de un solo paso este dulce anhelo de ciudad soñada e imaginada.

Tenemos mucho para ofrecer a quienes nos visitan, eso lo sabemos y ellos queriendo salir de sus ruidosos y mundanales entornos citadinos, buscan alejarse al menos un fin de semana del estrés que les causa la pesada congestión y contaminación, viendo en nuestro terruño Guaicoso la mejor posibilidad viva de sosiego y tranquilidad. No dejemos que esta debilidad crezca, se acentúe o nos sea indiferente.

Esperamos que los nuevos vientos soplen en este momento histórico que vive el país, que sean ellos los que nos lleven a elegir y determinar por el bien de todos, personas con capacidad crítica de gobernabilidad, visión de desarrollo y alternativas de solución a los males que trae consigo el turismo.

Villa del Rosario 19 abril 2023

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