Por Pablo Emilio Obando Acosta
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El 2023 es un año electoral. En octubre elegiremos los colombianos a gobernadores, alcaldes y concejales. Nuestra democracia se vestirá de fiesta y en un acto de cordura y sensatez votaremos por los candidatos de mayor experiencia y capacidad. En un gobierno de cambio como el actual se espera un proselitismo claro, limpio y transparente. Más allá de los colores y banderas, debe primar la capacidad y el tesón de quienes aspiran a dirigirnos.
Pero no bien se anuncia el conteo regresivo de las elecciones, ya saltan a la palestra las estrategias de siempre con un tinte y un sabor politiquero y agresivo. La mentira es signo de bajeza, mediocridad y perversidad. Queremos una campaña enmarcada por actos de grandeza y elocuencia, sustentada en la veracidad y afirmada en la nobleza. Solo así seremos dignos representantes del cambio en la medida en que dejemos atrás los odios y perversidades que son el claro reflejo de una angustia sofocante por el poder.
Nariño merece superar esos viejos esquemas electorales en los cuales la perfidia y la felonía asumían el triste papel de vencedores. Clamamos a los candidatos y sus seguidores un cambio de tácticas y estrategias en el sentido que permitan y faciliten a los electores una decisión libre y soberana, ajena a las componendas y los servilismos.
Formulamos un respetuoso llamado a los candidatos y los diferentes grupos políticos de nuestro departamento para que esta jornada electoral se realice dentro de los cánones de respeto y cultura. Queremos un cambio en la realidad de nuestras acciones y en la cotidianidad de un mejor país, a la altura de nuestros sueños y anhelos.
No más agresiones ni insultos; ya estamos cansados de la política sucia, electorera y oportunista.
Pedimos que los candidatos se comprometan a una jornada política y electoral digna y respetuosa. Nariño merece dirigentes que sepan interpretar esta triste y dolorosa página de nuestra historia; el verdadero enemigo es el rezago económico, vial e industrial que nos sume en un permanente sufrimiento regional.
Únicamente escribiendo un nuevo y esperanzador capítulo entre las diferentes fuerzas políticas y electorales lograremos superar este sino, que parece complacerse de nuestro destino colectivo.