Icono del sitio INFORMATIVO DEL GUAICO

De vender chance a disputar el Tour de Francia

Spread the love

Tomado de
En los dos
últimos años, el ciclista Rigoberto Urán estuvo por fuera de las grandes competencias por
alergias ocasionadas por el clima europeo
, sin embargo este año ha dado la
sorpresa en el Tour de Francia. Conozca su historia.

Urrao es un
pueblo mínimo del suroeste de Antioquia, erguido con sus pocas cuadras y una
iglesia amarilla de gran torre en un valle de la cordillera occidental. La
iglesia está en el parque principal. La iglesia constituye al pueblo. Sin
religión no hay pueblo. Rigoberto Urán era un muchachito flaco y motilado al
rape, los pelos monos, la vivacidad de un humorista paisa, y en ese parque
vendía chance con su mamá Aracelly
; continuaban con el oficio heredado de su
padre, que murió en agosto de 2001 cuando salió a montar en bicicleta con unos
amigos y los paramilitares lo interceptaron en el camino, le dijeron que
necesitaban a un arriero para sacar el ganado robado de una finca, don
Rigoberto se negó, lo mataron.

Urrao era un
municipio como tantos antioqueños: sus guerrilleros, sus paramilitares, sus
campesinos en medio de todo. Después de la muerte de su padre, el pequeño
Rigoberto se hizo cargo de ayudarle a su madre, pero era muy mal vendedor de
chance
y nunca vendió un número ganador, no tenía la malicia del padre, que
sabía combinar números, convencer al cliente de que el azar le podía caer
encima con varios millones entre las manos.

Meses antes de
morir, el padre le enseñó a Urán a montar en bicicleta y le inoculó una
disciplina, aunque el muchacho quería ser futbolista
, deporte para el que nunca
demostró talento, parecía que tuviera dos pies izquierdos: no hacía un gol, se
enredaba con sus propias rodillas.
Tres meses
después de la muerte del padre, Urán participó en su primera competencia: la
prueba contrarreloj de la clásica de Urrao, recorrió tres kilómetros en tres
minutos y medio
. Cruzó la meta con una pantaloneta maltrecha, con un casco que
le daba vueltas sobre su cabeza, con una camiseta que no parecía para un
uniforme, que le quedaba grande, con la bicicleta pesada que un tío le había
regalado. Ganó. Así fue como pasó Club de Bicicletas de Urrao al club Orgullo
Paisa. Así empezó la disciplina: montarse en una bicicleta por horas para
intentar llegar primero.

Las pocas veces
que Urán ha hablado de su padre, dijo: “Yo inicié a montar en bicicleta en
2001, un tío me regaló la bicicleta, inicié con ropa normal y el sábado había
una contrarreloj y le gané a todos con ropa normal y ya iniciaron unos años muy
buenos para mí aquí en Colombia, cuatro años. Ganaba casi todas las carreras
que competía y ya me dijeron que competir en Europa, con 19 años. Han sido años
maravilloso en Europa. Mi papá fue el que me inició en el ciclismo, me dijo que
hiciera algo productivo
”.

Por esa época
Urán hacía recorridos de entrenamientos que dejaban sus músculos molidos y que
hoy parecerían un chiste: iba a veredas, a corregimientos y de cuando en vez
pedaleaba hasta Concordia o hasta Salgar, montaba máximo 70 kilómetros. Hoy
puede hacer 170 kilómetros en un día de entrenamiento sobre la bicicleta, hace
28.000 kilómetros al año
.
En Colombia los
ciclistas se hacen ciclistas porque querían ser productivos, porque veían en la
bicicleta un medio de transporte, un medio de trabajo, nunca una diversión. Los
niños asmáticos —como Urán— nunca buscaron la diversión en una bicicleta
.
Pablo Arbeláez
es periodista, estuvo en todas las grandes competencias europeas de ciclismo
escribiendo crónicas para el diario El Colombiano. Es amigo personal de
entrenadores, ciclistas, directores de equipos y todos lo consideran generoso y
con el ojo de un profeta
.

Arbélaez vio,
por ejemplo, el futuro de Mariana Pajón y de Fernando Gaviria, también vio el
de Rigoberto Urán. “Yo conocí a Urán cuando vendía chance con su mamá en Urrao,
a su papá lo asesinaron y él con su mamá se dedicó a sacar adelante su casa.
Rigoberto en el pueblo era la combinación de montar en bicicleta y vender
chance. Aquí ha habido dos pelaos que han sabido rebuscarse, uno fue Marlón
Pérez, que nació en Támesis, y Urán. Marlón se llevó a Urán para Europa. Urán
corrió muy poco en Colombia. Yo tengo un recuerdo de Rigoberto, estábamos
sentados en el parque de Sabaneta y él acababa de llegar de la Vuelta del
Porvenir y de la Juventud y me dio la noticia de que se iba para Europa y
apenas tenía 19 años para Europa
. A los pocos meses ganó una etapa de la vuelta
a Suiza. Tuvo una figuración muy rápida. Si hoy tenemos lo que tenemos, un
futuro en el ciclismo, se le debe a Rigoberto, por él volvieron a creer en
nosotros. Muchos de los que hoy vemos brillar fueron recomendados de Rigoberto”.

Un recorrido
muy rápido diría que en 2004 y 2005 ganó la Vuelta del Porvenir de Colombia;
que en 2007 ganó la primera etapa de la Bicicleta Vasca, la primera etapa de la
Vuelta a Suiza y quedó de segundo en el campeonato colombiano de contrarreloj;
que en 2012 se llegó primera en la primera etapa de la Vuelta a Cataluña,
obtuvo la clasificación de los jóvenes en el Giro de Italia, fue segundo en el
campeonato Olímpico de Ruta y ganó el Giro del Piamonte; en 2013 fue segundo en
el Giro de Italia y ganó una etapa, hecho que repitió calcado en 2014
; en 2015
ganó el Campeonato de Colombia Contrarreloj y el Gran Premio de Quebec. Y
ahora, en 2017, le está disputando de tú a tú el Tour a Chris Froome.
La carrera de
Urán en Europa ha sido deslumbrante, como la de pocos. Y sin embargo, él mismo
ha dicho: “Uno acostumbrado a vivir acá en Antioquia, a que no le falte nada, y
llega uno allá y primero se encuentra con ese clima, y yo llegué en invierno,
por eso los primeros años fueron difíciles, mientras uno se adapta
. Y ahora
cuando termino las carreras, lo que más quiero es regresar a la casa”.
Sucedió que en
la tercera carrera que Urán corrió en Bélgica sufrió un accidente difícil:
perdió el conocimiento, se fracturó la clavícula. Lo operaron y lo enviaron
para donde una familia en Italia. Apenas se podía mover y no sabía nada de
italiano, la familia lo recibió como un hijo. Él se llama Beppe —57 años, hoy—,
ella se llama Melania —52 años, hoy—, dos fabricantes de maletas a quienes
desde entonces se les ha conocido como la familia italiana de Rigoberto Urán
y
quienes han atendido otras lesiones, como las fracturas de codos y pulso, que
lo inhabilitaron para lo cotidiano. Viven en una misma casa, Urán en el primer
piso, ellos en el segundo. Lo acompañan a todas las carreras, viajan en carro
por el norte de Italia durante los entrenamientos o para hacer entregas de
maletas por pedidos.
Pero siempre
está su madre, Aracely, que mantiene con el Credo en la boca porque cuando se
ha enterado de las caídas de su hijo sabe descomponerse, entrar en
preocupaciones que lentamente se deslizan en depresiones. “El día anterior a
las competencias suelo hablar con mi familia. Mi mamá me dice ‘hágale con
cuidado, con despacio, que no se vaya a caer’
”, pero Urán no puede hacerle caso.
Después de las
sorpresas en el Giro de Italia y de la medalla Olímpica, Rigoberto Urán se
convirtió en una celebridad, en una hacedor de clics en las redes sociales, en
una publicación constante
. Entonces en los carros empezaron aparecer
calcomanías de calaveras rosadas, con las letras “RU” invertidas. Urán se dio
cuenta de que el deporte no dura siempre.
“La empresa de
Rigo nace hace tres años fruto de una idea que les surgió a Rigo y a Michel —su
novia—, por esa época Rigo era un personaje bastante representativo del
ciclismo colombiano. La gente quiere mucho a Rigo y se vio una oportunidad de
aprovechar su buen nombre y crear una marca para sus seguidores. Que alguien
aficionado pudiera encontrar productos, prendas para el ciclismo o prendas urbanas
para aficionados. Todo se volvió muy viral porque él empezó a entregar los
productos que le pedían. Hace veinte días, antes de viajar a Europa, de nuevo
hizo unas entregas en Medellín, en Bogotá
y es una forma de agradecerle a la
gente la afición, porque para una persona entrar a una página de internet y que
llegue el mismo personaje a entregarle su compra, es lo mejor”, dice Juan David
Escobar, quien hace todos los contactos con la prensa para Rigoberto, pero
sobre todo es su amigo.
Si hay un punto
de inicio de ese Rigoberto Urán mediático, divertido, que sabe exponerse en las
redes, hacerle chistes a los periodistas, contestar preguntas simples como si
estuviera hablando con sus mejores amigos, podría ser este: el Rigoberto
vendedor. Su tienda empezó a crecer en Instagram, comentaba cosas como: “Mijo,
ya voy a entregar las camisetas”. Años atrás era muy diferente, un reportaje de
Noticias Uno en 2005 lo muestra serio, hablando lo justo, lo necesario, tenía
19 años
y estaba montado en el papel de adolescente que apenas se libera de la
receta para ser un gran adulto.

Con las
respuestas a periodistas durante el Tour de Francia 2017 —“Yo que voy a saber,
guevón”, “Usted no sabe lo que es nea? Ah, este man sí está muy quedao
”— empezó
a reconocerse mucho más ese papel de Rigoberto, entonces su Instagram se volvió
una cantera: fotos atizando el carbón para asar chorizos, de sus fiambres de
fríjoles y chicharrón empacados en coca plástica, sus labores en Urrao moliendo
maíz, ayudándole a su abuela a buscar señal para el celular, tocando guitarra
con músicos de pueblo, buscando el beso de una niña cuando era una adolescente
mientras sus amigos celebraban el final de una carrera. “Rigo es muy
espontáneo, muy natural, y eso es lo que le gusta a la gente de él”, dice
Escobar.

Así que en este
Tour primero fueron las respuestas ingeniosas, muy paisas y luego estuvo la
carrera, la seriedad del ciclista, su condición. Sus dos últimos años no habían
sido muy buenos y en la prensa había quedado relegado, se creía que ya estaba
muy adulto, que ya su carrera estaba jugada. Pero no. “Rigoberto ha tenido unas
situaciones de tipo médico con las que ha batallado, y es que las estaciones en
Europa le han dado duro, sobre todo por polen de las plantas que tanto
prolifera, lo que le termina dando alergias. A él la gente y la prensa no lo
han entendido. Alguna vez me dijo que era muy duro para él, por eso le da
fiebre, malestar general, mucha congestión. En 2016 corrió un Tour en esas
condiciones. Él este año quería cambiar un poco su calendario de competencias y
mirar más las clásicas, porque se estaba dando cuenta que le rendían mucho más
las competencias de un día. Después de eso Canondale se dio cuenta de que
estaba en un buen momento y lo nombraron líder del equipo para el Tour
. Vemos
que no estaban equivocados”, dice Arbeláez.

Faltaba un día para que viajara a Europa para el
Tour y después de muchas llamadas, de muchos contactos, Rigoberto Urán contestó
el teléfono. Se disculpó. Dijo: “Hermano, qué pena, es que he estado muy ocupado
entrenando. Vos ya te imaginarás cómo es de duro esto. Cuadremos a ver si
hablamos de alguna manera desde Francia, aunque va a ser muy duro. Me he estado
preparando para la competencia y tengo esperanzas, tengo ilusión
”. Eso dijo
Rigoberto Urán.

Nota original:

http://www.semana.com/deportes/articulo/rigoberto-uran-llega-al-podio-del-tour-de-francia/533106

Salir de la versión móvil