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El cincuentenario de su muerte

Jorge Arturo Bravo, columnista
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El despertador del sur
Por: Jorge Arturo
despertadordelsur@hotmail.com

El pasado sábado, los nariñenses, especialmente los amantes de la poesía, los amantes de la literatura, y obviamente los familiares y parientes, recordamos con nostalgia la muerte de Aurelio Arturo, el más grande de los poetas colombianos, orgullosamente nariñense, orgullosamente “venteño”, por más señas, como decía mi abuelita, hecho ocurrido el 23 de noviembre de 1974, es decir, hace 50 años.

Aurelio Arturo nacido al pie del cerro de “la Jacoba”, en la Unión, al norte del departamento, el 22 de febrero de 1906, sin tener una abundante producción poética, pues decía que “los poemas no eran ni para los periódicos ni para las revistas, los poemas eran para el alma”, pero le bastaron no más de 40 poemas, todos dedicados a la belleza inconmensurable de la Naturaleza, para convertirse en el más grande poeta colombiano, lastimosamente casi que desconocido hasta después de su muerte, pues antes muy poco se hablaba de él.

Y fue precisamente cuando la Unesco en 2006 al cumplir los 100 de su natalicio, Nariño, Colombia y el mundo entero despertó de ese largo en que se encontraba, para empezar a alabar y a clamar, la obra poética de Aurelio Arturo y los nariñenses, todos, a sentirnos orgullosos y pensar que murió sin haber recibido del pueblo de Nariño los homenajes y reconocimientos que en vida merecía, precisamente porque no era muy conocido como poeta, pero sí, como el gran Magistrado de los diferentes Tribunales Superiores que fue.

Dos días antes de su muerte el 21 de noviembre la Asamblea Departamental de Nariño, le ofrecía sentido homenaje de reconocimiento con la imposición de la Medalla Asamblea de Nariño, tanto a él como al poeta Guillermo Payán Archer y al historiador Vicente Pérez Silva, pero ninguno la pudo recibir, pues el día 23 la invencible muerte se le cruzó en el camino y se lo llevó a los confines de la eternidad, en ese viaje que no tiene retorno.

Hoy, después de los 50 años de su muerte, escribamos con letras de oro, escribamos con letras de molde, en nuestra mente y en nuestros corazones, el nombre de Aurelio Arturo y que todos los poetas del presente y del futuro, que todos los nariñenses, que todos los colombianos, sigamos sus insignes e imborrables huellas, para honor y gloria de La Unión, de Pasto, de Nariño y de Colombia.


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