Por Nilza Maria Pantoja Agreda
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Para quienes no sabían de dónde vienen los extremos en la política, venga les cuento, nace con la Revolución Francesa donde el recinto de la asamblea se dividía en dos grandes grupos a la derecha se sentaban quienes estaban a favor de la iglesia católica y los del lado izquierdo que defendía un sentimiento más social, vean, pues de dónde vienen las líneas políticas que han ocasionado grandes discusiones.
Lo cierto es que esto nos ha llevado por años a sentar posiciones radicales donde muchas veces, sin mayor ideología ni asuntos programáticos, se toman decisiones fundamentales. Por otra parte, hay que mencionar que el estar matriculado en una u otra orilla no ha sido óbice para que en el camino se tomen otras posturas, ejemplos hay y muchos, me preguntaran quiénes?… nada más ni nada menos el expresidente Álvaro Uribe que nace en el liberalismo en el poder popular, y hoy, vea, uno de los mayores exponentes de la derecha.
Otro más regional, nuestro vice de transporte Eduardo Enríquez Caicedo, que toda su vida ha sido azulito, y ahora ha manifestado en reuniones con sus allegados tener la firme intención de pasarse al partido liberal, de ahí para abajo, pues calcule, bien dicen que la política es dinámica… ¡Que si qué!
Tal vez este sea uno de los motivos para que año tras año, venga creciendo una gran masa que no conecta ni con la izquierda ni con la derecha, ubicándose más en un centro político, bueno, y me preguntarán qué rayos es eso, pues aquí coincido con la definición del columnista Armando Estrada, quien menciona que es una posición ideológica moderada que se pretende intermedia o equidistante en relación con los polos de izquierda y de derecha y que pueden unirse en un centro derecha o centro izquierda que ganan protagonismo en épocas de crisis institucionales y cuando soluciones radicales no tienen ninguna viabilidad. En otras palabras, son agrupaciones políticas para quienes no hay una sola verdad y consideran que la libertad de debatir sobre los diferentes temas puede ayudar a construir una sana convivencia.
Ahora bien, la verdad sea dicha, no existe una estructura partidaria de centro identificada plenamente, PERO SI CENTRISTAS… y de esos muchos, convirtiéndose en la gran tarea de los partidos en materia política, tal es el tema que incluso han pretendido apropiarse de este espacio medio, sin mayor éxito, como el caso del Centro Democrático, que por su nombre claramente no lo es, o el actual presidente Gustavo Petro, pintándose en principio más abierto al diálogo con otros grupos políticos, con quienes llegó al poder, otra cosa es que luego de haber llegado los haya dejado como la guayabera…por fuera.
Por todo lo anterior, me atrevo a decir que quien logre descifrar este sentimiento centrista tendrá una gran posibilidad en las próximas elecciones, si la izquierda quiere ganar las presidenciales, deberá plantear consensos, pues hoy la izquierda se calcula en un 30% de la votación que logró Petro, o sea su base dura. Por otro lado, la derecha con la crisis de los partidos tampoco hasta hoy ha podido consumar un candidato que logre la simpatía de las grandes mayorías, es por ello que tanto derecha como izquierda, deben pensar que mucha gente no se encuentran dentro de la polarización y creen que este país merece un mejor futuro sin caudillos y con una apuesta coherente de frente a la realidad de las regiones. En consecuencia, quien se considere de centro, TRANQUILO, no piense que deba estar en la izquierda o la derecha, o que deba ser petrista o uribista, porque si algo hoy pide la sociedad a gritos son consensos constructivos si queremos salir bien librados de esta dicotomía en la que nos han metido.
Como dice mi hijo, carajo mamá, lo único que se le pide a este gobierno es que GOBIERNE y a la oposición que HAGA UN BUEN TRABAJO DESDE LA OPOSICIÓN, o sea que hagan las cosas bien y se dejen de tanta gue… perdón, lo diré en otras palabras, ¡que se dejen de TANTA PENDEJADA!
