Durante los días viernes y sábado en el municipio de La Unión se desarrolló el Primer Festival Cultural “Aurelio Vive” para celebrar los 114 años del natalicio del poeta Aurelio Arturo Martínez.
El evento cultural realizado en el auditorio la Casa de la Cultura, que lleva el nombre del insigne poeta, contempló actividades de poesía, literatura, pintura y música.
Fotos. Cortesía Casa de la Cultura Aurelio Martínez
Biografía de Aurelio Arturo Marínez
Aurelio Arturo Martínez nació en La Unión, al norte del departamento de Nariño el 22 de febrero de 1906, es uno de los hombres más destacados de la poesía colombiana, abogado de la Universidad Externado de Colombia de Bogotá y entre los cargos desempeñados figuran el de Adjunto Cultural de la Embajada de Colombia en Estados Unidos, Viceministro de Trabajo, Jefe de la Sección de Extensión Cultural del Ministerio de Educación, catedrático de Derecho administrativo y de idiomas en la Universidad de Nariño.
El gran poeta nariñense falleció el 23 de noviembre de 1974 en Bogotá, a causa de un aneurisma.
A propósito de la celebración del natalicio del poeta Aurelio Arturo Martínez, compartimos un texto de Pablo Montoya escrito el 23 de enero de 2014 y publicado en la Revista Arcadia www.revistaarcadia.com
Morada al sur, Aurelio Arturo
En 1945 se publicó por primera vez “Morada al sur”, en la Revista Universidad Nacional de Colombia. Su autor, Aurelio Arturo, era un hombre tímido, nacido en La Unión, un pueblo en los confines de Nariño. El poema fue recibido con entusiasmo por un pequeño círculo de lectores. Había un aliento fresco, de lírica genuina, en sus cinco secciones, digno de elogio. Y una mezcla maravillosa entre canto al terruño natal y rememoración de infancia que embriagaba de dulce nostalgia. Y una musicalidad que emergía de la respiración callada de los árboles y los animales. De tal manera que, terminada la lectura, aquellos primeros lectores de “Morada al sur”, tuvieron la certeza de haber transitado un milagro.
Desde entonces, el más bello y grande poema colombiano escrito en el Siglo XX no ha cesado de suscitar el asombro y el agradecimiento. Porque la verdadera poesía se siente en medio de la perplejidad y eso jamás se termina de agradecer. Pero la celebración de “Morada al sur” no ha sido ruidosa ni popular y su impacto, más allá de las fronteras colombianas, todavía sigue siendo frágil.
Su recepción, en realidad, ha sido lenta, casi silenciosa, pero segura, y sobre todo realizada en el ámbito secreto de los poetas y de los estudios académicos. Es como si esta celebración ponderada estuviera en correspondencia con el carácter sencillo y misterioso de una poesía ajena, como lo dice Fernando Charry Lara, a la exuberancia verbal, al oropel y a toda sonoridad.
Quienes se interesan por la poesía en el país reconocen, empero, que con “Morada al sur” se renovó la poesía colombiana del Siglo XX, que estaba anclada en el sopor hispánico propiciado por el piedracielismo. Con “Morada al sur”, y esta es una de sus características más notables, aparece un país verde y mestizo, de aguas límpidas y vastos cielos, de hombres taciturnos y nodrizas de largos muslos. Un país poético y por ello mismo profundamente real capaz de forjar grandes sueños. Y sus versos están escritos como para decir, una vez más en la larguísima historia de la poesía universal, que todo país verdadero, y a Colombia también le corresponde este atributo, está hecho de paisaje y de palabra.
Arturo, en medio de la reserva de los hombres del sur, y con su poema, que es como una dádiva de la tierra, abrió una puerta amplia para que los poetas colombianos por venir, desde quienes integraron la generación desencantada de los años setenta hasta los que están surgiendo ahora, emprendieran sus búsquedas expresivas.