Remembranzas consaqueñas
Nuestros aborígenes
José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmail.com
Según los tratadistas, la región que hoy ocupa el municipio de Consacá, se encontraba habitada por la tribu de los Quillacingas, que adoraban al sol y la luna, lo mismo que algunos animales como el mono, el venado, la rana y la lagartija cuyas figuras aparecen representadas con frecuencia en el arte rupestre, la orfebrería y la alfarería local.
Los rituales y ceremonias los describe Fray Jerónimo de Escobar en una de sus obras, cuando dice: “Los indios tienen unos vicios que llaman taquias o bailes generales donde juntan todo el pueblo. Bailan en la plaza con grandes tinajas de cerveza… con lo que ellos se emborrachan… durante dos o tres días sin dormir Adoran a ídolos y hacen ofrendas al demonio. Estando borrachos matan unos a otros y hacen torpezas indígenas de decir a Vuestra Alteza porque el padre ni guarda honestidad con las hijas ni el hermano con la hermana y así hacen incestos espantosos”.
Pedro Cieza de León, hace la siguiente descripción: “Los Ouillacingas hablan con el demonio: no tienen templo ni creencias. Cuando se mueren hacen las sepulturas grandes y muy hondas; dentro de ellas meten su haber, que no es mucho. Y algunas mujeres y otras indias de servicio. Y hay entre ellos una costumbre, la cual es … que si muere alguno de los principales de ellos los comarcanos … cada uno da al que ya es muerto, de sus indios y mujeres dos o tres, y llévalos donde está hecha la sepultura y adjunto a ella les dan mucho vino de maíz, tanto que los embriagan; y viéndolos sin sentido, los meten en la sepultura para que tengan compañía; …”.
Y agrega: “Las costumbres destos indios quillacingas no conforman unos con otras porque los pastos no comen carne humana …; es gente de poco ánimo. Los indios de lustre y principales se tratan algo bien: la demás gente son de ruines cataduras y peores gestos,… cuando se expulgan se comen los piojos como si fuesen piñones… Los quillacingas también se ponen maures para cubrir sus vergüenzas,…, y luego se ponen una manta de algodón cosida, ancha y abierta por los lados. Las mujeres traen unas mantas pequeñas, con que también se cubren, y otra encima que les cubre las espaldas y les cae sobre los pechos, y junto al pescuezo dan ciertos puntos en ella”.
La producción agrícola era abundante y variada, cultivaron maíz, papa, quinoa, frijol, yuca, camote, oca, piña, arracacha, zapallo, maní, algodón, aguacate y plantas medicinales; luego, adaptaron productos españoles como la cebada y el trigo.
Dicen los tratadistas que las funciones de médico eran ejercidas por un Shaman que se dedicaba a los principales, mientras los demás buscaban a la persona de mayor edad. A los niños de pecho, cuando tenían calentura, los bañaban con orines todo el cuerpo y luego los envolvían con trapo. Otros dolores eran aliviados mediante sangrías en la región afectada, efectuando la operación con una especie de bisturí elaborado de un pequeño palo en el que se hacía una incisión y le colocaban una piedra pequeña de punta afilada. Hacían purgas con hierbas produciendo un estado revulsivo acompañado de grandes dolores intestinales. La miel era considerada de grandes propiedades terapéuticas.
Vivían en bohíos construidos en tierra y en forma circular que median en promedio de veinte hasta cincuenta metros de diámetro en su base circular, ubicados de manera dispersa.
Las tradiciones de nuestros antepasados que hoy se quieren trastocar, trayendo costumbres lejanas ajenas a nuestra cotidianidad, sin saber porque intereses se las quiere ignorar, incluso desconociendo nuestra medicina tradicional, practicada con plantas que existen en la regionalidad cuya magia no es incierta sino total realidad.
Consacá, 11 de marzo de 2022
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