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Homenaje ancestral

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Por Irma Zambrano

Señora de la fiesta, virgen pura
madre querida de La Visitación,
nos reunimos y venimos los llaneros
a rendir homenaje con fe y devoción.

Le traigo un sencillo y humilde poema
con palabras salidas del fondo del alma,
para pedir por nuestro pueblo amado
y que al país llegue pronto la calma.

Un poema sencillo que brota del corazón
que narra bellas historias del pasado,
de nuestros nobles y queridos ancestros
que perduran y no les hemos olvidado.

Guardo en mis recuerdos cuando de niña
mi tierna madre me llevó al altar,
arrodilladas y con las manos juntas
el Ave María me enseñó a rezar.

Dimos las gracias por darnos la vida
a Dios y a la madre de La Visitación,
por las familias de nuestra comunidad
que nos dé sabiduría en las horas de aflicción.

Juntas de rodillas frente a la imagen
le imploramos y pedimos con fervor,
que haya paz en todos los hogares
que perdure el respeto y el amor.

Contaban los abuelos que en la vecindad
era costumbre reunirse al rededor del fogón,
para el diálogo y el rezo del santo rosario
así empezaba la noche en bendita unión.

Los mayores nos dejaron buenos ejemplos
ejemplos de gratitud, cariño, y honor,
fueron testimonio de vida, palabra y acción
respeto a Dios y la madre de nuestro señor.

Tenían la conciencia tranquila y serena
una conciencia libre de toda maldad y rencor,
por eso oraban todos juntos al anochecer
enfrentando los problemas sin ningún temor.

En los humildes hogares reinaba la paz
saludaban todos al comenzar el día,
en las tardes después de las duras faenas
permanecían unidos para dar gracias a María.

Que bonito recordar aquellos tiempos
cuando el amor, era real, puro y sincero,
se escuchaba una serenata llena de ilusión
y a la luz de la luna resonaba un “Te quiero”.

Los hogares de los nobles ancestros
fueron semilleros de grandes valores,
se reunían las nuevas generaciones
al cielo gris lo pintaban de colores.

En homenaje y recuerdo de aquellos tiempos
hoy venimos cargados de nostalgia y alegría,
a inculcar a las nuevas generaciones
que jamás nos separemos del lado de María.

Señora de la fiesta, reina y soberana
nuestra Madre querida de La Visitación,
protege a este pueblo de toda amenaza
igual que a Colombia que es nuestra nación.

¡Bendice! ¡Oh María! Nuestra tierra ancuyana
donde los ancestros sembraron la esperanza,
esos hombres sabios que nos dejaron huellas
que en la historia sean dignos de alabanza.

En fiel testimonio a los nobles ancestros
hoy los llaneros, le trajimos flores,
con profunda fe y devoción infinita
reina de La Visitación que mitiga los dolores.

Foto: Profesora Irma Zambrano

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