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Mensaje de solidaridad

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El último mes se tomaron 13 pruebas de covid-19 en el municipio de Sandoná, de las cuales cuatro resultaron negativas y se está a la espera de los resultados de las nueve restantes, de acuerdo a la información que entregó la alcaldesa María Fernanda Hidalgo Basante, en la intervención realizada el jueves en la noche por la cuenta de Facebook de la Alcaldía.

En el mismo informe la mandataria local expresó que una sandoneña, quien trabaja y reside en la ciudad de Pasto, dio positivo en la prueba de covid-19.

Conocida esta información oficial, enviamos nuestra voz de solidaridad a este grupo de sandoneños: a nuestra paisana que reside en la ciudad de Pasto y que resultó contagiada, a las nueve personas que están a la espera de los resultados y a las cuatro que tuvieron un resultado negativo.

Estamos en época de pandemia razón por la cual todos estamos expuestos al contagio de la enfermedad, unos con mayor riesgo por el desempeño de sus actividades laborales y otros porque no acatamos las medidas impartidas por el Gobierno en sus tres niveles: nacional, departamental y municipal.

Consideramos que este no es el momento de señalamientos y menos de estigmatizaciones; por el contrario debemos recurrir al valor fundamental que identifica la cultura de los sandoneños: la solidaridad.

Según el Ministerio de Salud y Protección Social, la solidaridad, se entiende como el deber de superar nuestros instintos más primitivos para adoptar una actitud empática y saber ponernos en el lugar de los demás.

“La solidaridad implica fraternidad, empatía y comprensión, por lo mismo, es fácil ser solidario con las personas a quienes amamos, pero no es tan fácil serlo con los desconocidos. La solidaridad se da ante todo con los anónimos”, explica Ricardo Luque, asesor del Ministerio de Salud y Protección Social.

La entidad nacional de salud de igual manera se refiere a otros valores fundamentales que debemos practicar en esta época de pandemia.

Compasión: La fraternidad y al altruismo no deben quedar tan solo en palabras o buenas intenciones, exigen una práctica, una forma de actuación permanente que conlleve a la virtud  de la compasión y el compromiso  hacia los otros. La bondad y el desprendimiento requieren un cultivo permanente y una actuación reiterada que, en crisis como las que nos afecta, contribuyan a superar la fase puramente instintiva y egoísta de la propia supervivencia.

Reciprocidad: La reciprocidad exige una preocupación fraterna por el ser humano y su dignidad. La pandemia urge a repensarnos y a saber —como lo expresó en su momento Gandhi—, que “el cambio que deseamos ver en el mundo debemos realizarlo nosotros mismos”. [1]

Justicia: Esta situación impone retos importantes en términos de distribuir con justicia los bienes existentes. El primordial elemento de la redistribución justa implica la protección al personal de salud con las medidas adecuadas de bioseguridad y garantías laborales. De igual forma, la equidad implica el máximo esfuerzo y hasta donde sea posible, redistribuir los propios ingresos a través de donaciones, propinas generosas, suministro de mercados, pago de salarios (así el trabajador esté en imposibilidad fáctica de laborar) o ampliar el cuidado debido a los adultos mayores, entre otras acciones.

Honestidad: Las noticias falsas en las redes sociales, el engaño, la desinformación o descalificación de los esfuerzos, así como los mensajes atemorizantes que afectan la salud mental o despiertan los instintos básicos de supervivencia, van en contravía de los esfuerzos preventivos.  Los actos de corrupción o malversación de fondos destinados al control o mitigación de los efectos de la covid-19, representan una absoluta ceguera emocional, intelectual y moral, frente a lo que está en juego con la pandemia.

Respeto: El acatamiento a las indicaciones que dan las autoridades al igual que el diálogo, la confianza y el respeto necesarios en las relaciones de convivencia, son materia prima para mitigar la pandemia. No es admisible en ninguna circunstancia ejercer coacción, intimidación o violencia ya sea física, psicológica o sexual, contra nadie y particularmente, contra mujeres, niños y niñas.

Empatía: La empatía entendida como la capacidad de ponerse en la situación de quien actúa o piensa diferente, implica una actitud por la cual se reconoce que los  derechos humanos son universales y mediante la cual me obligo  al cumplimiento de unos deberes para con el otro. “Por lo mismo, el estigma y la discriminación atentan contra la salud pública y son casi que suicidas en estos momentos. ¿Podrá existir mayor falta de empatía que señalar y segregar a los médicos y profesionales de la salud que se encargan del cuidado no solo de los desconocidos sino también de familiares y amigos?”, indica Luque.

Responsabilidad: El negar el problema, realizar festejos ignorando las medidas de aislamiento o movilizarse entre municipios para tomar unos días de descanso, no reflejan una preocupación real por sí mismo o por el otro. Los escenarios de desdén por la norma, discriminación, especulación o injusticia, pueden devolverse como bumerang atentando contra la propia vida.

Cuidado de sí: La actitud compasiva inicia por el cuidado de sí, entendido como algo que va más allá del cuidado higiénico de tapabocas, jabones o desinfectantes. “Citando a Michael Foucault, este cuidado se entiende como una observancia de sí, donde caben también las meditaciones, las lecturas, las conversaciones o la correspondencia en la cual uno expone el estado de su alma; implica un examen de las propias actitudes y comportamientos en mi relación con el otro, a efectos de combatir los propios defectos. El cuidado de sí se entiende no como un ejercicio de la soledad, sino como una práctica social, hoy más necesaria que nunca” [2], finaliza Luque.

Reiteramos nuestra voz solidaria para todas las personas que están en situaciones delicadas de salud como consecuencia del coronavirus, extensivas para sus familiares, no únicamente de Sandoná, sino también de Nariño y de Colombia.

[1] Citado por Karem Armstrong. Doce pasos hacia una vida compasiva. Editorial Planeta. Bogotá, 2019.

[2] Michel Foucault. La inquietud de sí. Siglo XXI editores. México 2007.

Foto: Instituto Adventista Villa Oasis

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