‘Alianzas programáticas’

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Endulzando las
palabras
Por Iván
Antonio Jurado Cortés
iajurado@yahoo.com
A contados
meses para que se lleve a cabo las elecciones presidenciales en Colombia, la
sociedad aún no tiene claridad a quien apoyar decididamente. La vulnerabilidad
electoral es significativa y preocupante
, poniendo en riesgo los últimos
rezagos de democracia que quedan en este país. Como nunca, la cantidad de
candidatos también ha contribuido para que la ciudadanía promueva mayor opinión
y tenga más opciones al momento de escoger.

Por fuerza
mayor varios candidatos a la presidencia de la República salieron a las calles
como única opción para poder candidatearse, otro tanto, para evadir la intensa
crítica popular por corrupción de sus partidos. La Registraduría del Estado
Civil, ha expresado que de once inscritos por firmas, ocho aprobaron
. Ha dicho
también que casi el 50% del total de las firmas fueron anuladas por distintos
motivos, siendo el más perjudicado el aspirante, Germán Vargas Lleras; de ahí
que se puede deducir el poco interés de muchos firmantes y estrategias
irresponsables de quienes coordinaban estas firmatones.
El tiempo
apremia, por lo que los interesados en llegar a la Casa de Nariño agotan sus
esfuerzos y astucias para imponerse en la recta final, que ha propósito, cada
vez genera mayor expectativa en el mundo electoral. Entre las estrategias están
las ‘alianzas programáticas’
, que no es más que una forma desesperada para
agrupar gente y fortalecer una candidatura, contrario al verdadero sentir de la
política. Hay que anotar que la mayoría de candidatos provienen de los mismos
partidos, solo que su interés por aspirar a la primera magistratura del Estado,
rompió toldas y procedieron como independientes, mejor dicho, una farsa.
En este camino
a la gran jefatura se ha mirado todo tipo de acciones que en muchas ocasiones
ponen al constituyente primario a dudar de sus propias convicciones. Lo cierto
del asunto es que en este menester se vislumbran dos orillas
político-electorales, la una que ratifica lo establecido por la élite que ha
gobernado desde el inicio de la época republicana, y la otra, una propuesta de
renovación estructural del Estado
.
La ciudadanía
tiene la opción de escoger entre el continuismo o una propuesta restauradora
.
No puede haber alianza programática entre candidatos que piensen igual de la
economía y administración del país, eso simplemente se interpreta como una
coyuntura pasajera para lograr un objetivo. En ningún momento puede catalogarse
como programática una actitud improvisada como la que intenta realizar el
Centro Democrático con diezmados seguidores del expresidente Andrés Pastrana u
Ordoñez. Y así con otros frentes de la aseda política nacional.
La obsesión de
los aspirantes transforma su propia paciencia en diabólicos impulsos que les
enceguece y abre camino a pactos sorprendentes, soportados en la angustia y afán
por posicionarse en las mentes de la masa. Este acápite del proceso permitirá
que los colombianos decanten su inclinación a medida que el tiempo transcurra.
Claro está que el convencionalismo político-electoral tiembla más que antes,
por la sencilla razón que movimientos alternativos fundamentados en el sentir
de la gente
, toman fuerza, sorprendiendo hasta sus mismos protagonistas.
Será importante
la elección del nuevo congreso
, porque afinará las discusiones y empezará a
juntar las fuerzas oscuras del caciquismo tradicional. Hecho que servirá para
enrutar con mayor decisión las voluntades de la gente harta de gobiernos
empresariales y oligarcas. Sin embargo, es determinante la primera vuelta de
las presidenciales, entendiendo que en la segunda, terminarán de ‘pelar’ el
cobre los ‘dueños’ del establecimiento. Será una radiografía del profundo
pensamiento de los que hasta la fecha profesan el cambio en beneficio del
pueblo.

El cuento de las alianzas programáticas es otra
estrategia de los caudillos de ‘paño inglés’, cuya finalidad además de exponer
su ego, es el alineamiento de legiones electorales indefinidas. No será raro en
los últimos días mirar al diablo entregando ostias, y los hipnotizados
sufragantes en fila india defendiendo a sus opresores. Nunca en la historia
electoral de Colombia, los inconformes habían estado tan cerca de llegar al
poder como lo están ahora
. La tendencia por donde se le mire, es derrotar a los
enraizados elitistas de siempre. La decepción de los colombianos es tan grande
que posiblemente le alcanzará para arrebatarles la torta a los patrones, y por
supuesto que la alianza programática será la de las comunidades abandonadas con
fuerza de transformación.

Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.

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