Cultura política

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Endulzando las palabras

Por Iván Antonio Jurado Cortés
iajurado@hotmail.com

Después de haber transcurrido los
acontecimientos electorales los colombianos empiezan a retornar a la
cotidianidad, en muchos casos olvidando el mandato de la responsabilidad
política. Se eligió congreso y presidente de la República, que por cuatro años
cogobernaran para la población electora y no electora
. Aunque las disposiciones
legales son las mismas para cualquier jurisdicción del país, existe diferencia
en la implementación de las estas.

Nadie puede desconocer las artimañas
o habilidades utilizadas por algunos personajes con la intención de ganar
adeptos, fortalecerse en sus aspiraciones y llegar al poder público. El día de
elecciones es determinante para los candidatos, ya que siempre se juegan su
última carta, conservando el sueño de ser elegidos. Sin embargo, lo complicado
del asunto es que estos cargos estatales dependen exclusivamente de la voluntad
del sufragante
.
Gran parte de la población
colombiana adolece de una verdadera cultura política, cátedra que debiera
implementarse en colegios y universidades
, pensando en la objetividad de la
democracia, contribuyendo ostensiblemente al desarrollo y progreso de las
comunidades. Es preocupante cada que se acercan fechas electorales, observar la
discordia de simpatizantes entre las distintas corrientes partidistas.
Claramente se nota que estas contiendas proselitistas son esencia de un
irresponsable fanatismo más que de la razón.
Está demostrado que en las campañas
político-electorales, además de contar con una propuesta política, es
indispensable el factor dinero, recurso que legalmente debiera utilizarse para
atender necesidades propias del proceso, como logística, publicidad, y otros,
más no para proceder a tomar control arbitrario sobre la opinión ciudadana.
Irónicamente gran parte de la responsabilidad recae en el ciudadano común y
corriente, quien al final decide con su voto, determinando que político lo
gobierne
.
La ausencia de cultura política hace
que la opinión en torno al tema planteado sea limitada
, incluso nula;
entendiendo que lo correcto debiera ser que los programas o iniciativas
expuestas al pueblo por los aspirantes, fuesen determinantes al momento de
elegir. Aunque nos encontramos en un país constitucionalmente democrático, son
los vicios de procedimiento los que finalmente se imponen para la toma de
decisiones. Desde hace décadas, la mayoría de campañas políticas se han
convertido en un negocio popular, dejando atrás los principios de participación
comunitaria.
De no aplicarse a tiempo los
correctivos para re direccionar los procesos proselitistas, cada vez se irá
perdiendo el sentido de la libre decisión ciudadana, conllevando a una anarquía
que disimuladamente terminará imponiendo gobiernos dictatoriales
. En Colombia
se ha vuelto común la ‘herencia política’; en muchas regiones, el poder popular
se pasa de una familia a otra, concentrando peligrosamente el destino de los
electores. Ni que decir del gobierno central, que cada cuatro años se lo
disputan diez clásicas familias.
Pese a los acostumbrados vicios para
concentrar votos, las recientes elecciones legislativas tuvieron diferencia con
las anteriores, provocando un rompimiento de esquemas tradicionalistas,
irritando con esto a los gamonales de siempre, que no les queda otra
alternativa que criticar a los defensores de la paz y sembrar odio entre los
participantes. Debe ser una obligación del gobierno y una exigencia popular,
preparar a las comunidades en cultura política y postconflicto
.
Se espera que en la etapa de la postguerra
se contemple esta propuesta académica de culturización de la democracia, de
mucha efectividad en las decisiones populares, permitiendo indudablemente el
fortalecimiento del tejido social, y con ello, devolverle la credibilidad a la
política.
Es responsabilidad del Estado en su
totalidad, permitir abrir los espacios para la reestructuración, armonización y
entendimiento de los procedimientos político-electorales
, que contribuyan al
cambio sociopolítico de los colombianos.
Las últimas elecciones estuvieron
enmarcadas dentro de una etapa de postconflicto, hecho que para muchos
políticos les dejó un sinsabor, que al final tuvieron que saborearlo. Con la
presencia de dirigentes exguerrilleros en el congreso de la República, la
discusión legislativa siempre será más democrática
, aunque algunos legisladores
no entiendan que la paz deja estos resultados de intercambio político.
Los procesos de pacificación con el
Estado colombiano inevitablemente conllevan a fortalecer la cultura política,
de esa que se adolece mucho en todos los escenarios de debate. En una sociedad
tan conflictiva se convierte en obligación de la academia implementar
instructivos didácticos que apunten a mejorar las conductas democráticas.
Domingo, 9 de septiembre de 2018

Este es un espacio de opinión destinado a
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pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
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de este medio digital.

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