El 6 de mayo de 1.940 ocurrió la tragedia de Sandoná, en la cual 118 personas perdieron la vida cuando asistían a la proyección de una película en el palacio municipal (hoy edificio de la Alcaldía), ubicado en el centro de esta localidad.
A raíz de este hecho, que enlutó a las familias sandoneñas, se generó una ola de solidaridad a nivel nacional e internacional por parte de organizaciones sociales, empresas y gobiernos.
Para atender esta emergencia el Gobierno Nacional, orientado por el presidente Eduardo Santos, expidió la ley 55 del 30 de noviembre de 1.940 “por la cual se deplora la catástrofe acaecida en la ciudad de Sandoná, se decreta un apoyo especial y se votan unos auxilios”.
Mediante la ley el Gobierno Nacional apropió la suma de 60 mil pesos destinados a “viviendas baratas para los damnificados y deudos de los fallecidos; obras de higiene y asistencia social; casa de mercado y matadero público”.
Según el artículo 3º de la mencionada ley, la inversión del auxilio, “la determinará una Junta integrada por el Gobernador de Nariño, el Alcalde, el Presidente del Consejo y el Cura Párroco del Municipio de Sandoná, la cual deberá rendir sus cuentas ante la Contraloría General de la República. El Tesorero de la Junta será el Tesorero General del Departamento de Nariño”.
Amparados en esta ley, las autoridades locales de Sandoná de 1.944 tomaron la decisión de comprar siete lotes (solares) para reubicar la plaza de mercado, que funcionaba en el centro de Sandoná (hoy parque principal). Los predios eran propiedad Gonzalo Hidalgo, Luis Insuasty, José María Mera, Segundo Castillo Rivera, Segundo Cajigas, Mariana Samudio y Leonidas Meneses. Mediante la escritura 207 del 22 de agosto de 1.944 se compraron los predios mencionados.
La Junta de Damnificados estuvo integrada por el gobernador de Nariño Carlos Acosta Solarte, el alcalde de Sandoná Aureliano Bolaños, el presbítero Primitivo Paz y el presidente del Concejo Neftalí Zambrano. El tesorero de la Junta Ricardo Gómez Arturo, quien a su vez era el tesorero general del Departamento de Nariño.
El personero municipal Segundo R. Meza fue autorizado por la Junta de Damnificados para realizar los trámites de escrituración, en nombre del Municipio de Sandoná. El notario de Sandoná fue el señor Macario Rivera Z.
Mediante la escritura 208 del 23 de agosto de 1.944 el Municipio de Sandoná, representado por la Junta de Damnificados, compró un solar y casa a los señores: Salomón Legarda, Otoniel Legarda, Delio Legarda, Enrique Legarda, Virgilio Legarda, Pastora Legarda y Orfelina Portillo vda de Legarda. El personero municipal de Sandoná Segundo R. Meza realizó el trámite de la escritura ante el notario Macario Rivera Z.
Entre 1.946 y 1.947 se construyeron unos salones frente a la carrera 3, como constan en las declaraciones de los líderes sandoneños Mesías Cabrera Santander, José Santamaría, Bernabé Guzmán y Clímaco Arcos Salazar ante el Juzgado de Sandoná y que luego fueron consignadas en la escritura 3 del 11 de enero de 1.957 de la Notaría de Sandoná.
Siendo alcalde de Sandoná el señor Mesías Cabrera Santander en 1.946 comenzó la construcción de los salones mediante contrato celebrado con el señor Sergio López de Guzmán, con los recursos asignados por la Junta de Damnificados.
El proyecto constructivo terminó en el año de 1.947, siendo alcalde el señor José Santamaría, personero el señor Bernabé Guzmán y gobernador de Nariño el doctor José María Salazar Albán, quienes recibieron las obras de la Plaza de mercado.
Los dos alcaldes, el personero Guzmán y el señor Clímaco Arcos Salazar, quien desempeñó varios cargos públicos en Sandoná, rindieron declaraciones ante la juez Blanca Peña los primeros días de diciembre de 1.956 sobre las construcciones mencionadas.
Mediante la escritura 3 del 11 de enero de 1.957 el personero municipal Adonías Meza Soberón protocolizó estas declaraciones. La escritura se firmó el 25 de enero de 1957 por parte del notario Pedro Ortega C. Al frente de la Administración Municipal estaba el alcalde militar Sixto S. Insuasty y como secretario José Rafael Cabrera.
Foto: Cortesía de la Familia Cabrera Rosero