Restrepo tiene 57 años y no ha hecho otra cosa en su vida más que recoger café.
Empezó a los 12 años y todavía hoy se levanta cada día antes del alba para
mantener la producción de Las Margaritas, su finca de 5 hectáreas en las
montañas de Andes en Antioquia, un departamento al norte de Colombia.
consiste en levantarse a las tres de la mañana para descascarar, lavar y secar
los granos de café. Cuando hay buen café sus jornadas pueden alargarse hasta
las 18 horas. “Quedo agotado pero esta es la única manera de amortiguar los
otros nueve meses donde mengua la producción”, comenta Restrepo.
años, miles de caficultores, como Restrepo, se unieron en el primer paro
cafetero de la historia de Colombia. Durante 11 días, los agricultores pararon
la producción para reclamar mejores condiciones al Gobierno y la Federación
Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC), que agrupa a los cerca de 560.000
productores del país.
los precios internacionales provocó que el precio que la FCN garantiza a los
caficultores alcanzara su nivel más bajo en los últimos sesenta años, según
datos de la organización analizados por este medio. En protesta, los pequeños
productores descontentos con la marcha del sector unidos a través Movimiento de
la Dignidad Cafetera, convocaron el paro.
surgió de la mano de esa última crisis del sector en 2013 y llevó a buena parte
de los caficultores a un paro cafetero que pudo arrancarle al Estado un
subsidio para los costes de producción que les ayudó a superar el bache. Hoy,
los productores agrupados en esta organización han permeado a los comités
departamentales y municipales que forman la FNC y reclaman más y mejores
ayudas.
años después, la realidad de los caficultores se presenta casi igual que
entonces.
colombiano se cultiva en pequeñas extensiones. El 95% de los productores tienen
menos de 5 hectáreas y controlan el 50% del área sembrada, según datos
analizados del Censo Agropecuario Nacional de 2014. Estos agricultores se ven
sacudidos por los precios internacionales, la falta de mano de obra, el poco
acceso a las ayudas y las malas condiciones de vida.
café colombiano es cada vez menos competitivo, aun así el 38% del café que
produce termina en Europa. Allí, los españoles beben, en promedio, casi una
taza de café al día, los alemanes, 1,2, y los holandeses beben 2,4. Ninguno de
ellos sospecha que quienes han cultivado su bebida se enfrentan a condiciones
adversas para lograrlo.
tercer exportador de café del mundo. Con 2.602 millones de dólares exportados
en 2014, solamente lo supera Brasil, con 6.019 millones, y Vietnam, con 3.051
millones.
80% del café colombiano termina en Europa y Estados Unidos. La mayoría, a
través de la marca nacional Juan Valdez, propiedad de la Federación Nacional de
Cafeteros.
colombiano tienen su origen en las casi 900.000 hectáreas de café cultivadas en
las zonas montañosas de la cordillera de Los Andes, que atraviesa Colombia y se
divide en tres ramas, a gran altitud sobre el nivel del mar.
grandes plantaciones cafetaleras, es en la sede de la Federación Nacional de
Cafeteros, Bogotá, donde se toman la mayor parte de las decisiones que afectan
a los sembradores del país.
capital del país, es quien define el precio de compra del café a los
agricultores basado en la cotización de la Bolsa de Nueva York, la tasa de
cambio y la prima de calidad que recibe el grano colombiano.
política de garantía de compra, los cafeteros de Colombia cuentan con un
servicio que no tiene ningún otro productor agrícola del país: la
comercialización asegurada de su producto a un precio transparente”, defiende
la federación en su página web.
también dependen las ganancias o pérdidas que puede tener el cultivo.
vende hoy la carga de café (125 kg) a unos 300 dólares. Durante la crisis de
2013 ese precio llegó a caer a 125 dólares. Alexander Taborda, un pequeño
caficultor con 2,4 hectáreas de cultivo especial en Andes y portavoz de
Dignidad Cafetera, calcula que los costos de producción de una carga son de
aproximadamente 220 dólares.
garantiza una tasación fuertemente sometida a los vaivenes del mercado
internacional. Desde el 2000, este precio estuvo más del 44% del tiempo por
debajo de los costes de producción, según los datos analizados por este medio.
modelo, los pequeños caficultores, la base de la producción colombiana, son los
que disponen de menor capacidad de reacción y recursos que los grandes
sembradores ante posibles caídas de precio, los efectos del cambio climático o
las plagas que acechan a los cultivos.
evolucionado este precio desde 1954, ajustado al índice de precios (IPC) en
Colombia.
mercado internacional del café se basaba en una competición libre entre los
países productores.
1963 se firma en la ONU el primer Convenio Internacional del Café y se crea la
Organización Internacional del Café (1963). Estos acuerdos establecieron un
sistema de cuotas entre los países para retirar del mercado excesos en la
oferta de café, que contribuyeron a una relativa estabilidad de precios para
los cafeteros de Colombia hasta 1975.
heladas de Brasil, principal país productor, provocaron un aumento de los
precios. El nuevo Convenio Internacional de 1976 suspendió las cuotas en caso
de alza excesiva de precios. Los caficultores colombianos recibieron ese año los
mejores precios de su historia.
grave sequía en los cafetales brasileños causa una subida de precios en 1986.
Se suspenden las cuotas y, así, Colombia desplaza a Brasil como primer
exportador mundial de café.
eliminó el sistema de cuotas de exportación y se entra en un contexto de libre
mercado.
2011, los caficultores colombianos ven como el precio de su café sube y baja
por la especulación de los mercados internacionales.
precio de compra garantizado cae a su peor nivel en 60 años. En respuesta, se
convocó al paro cafetero que buscaba mejoras en el sector.
los precios se recuperan en un mercado inestable.
muchas complicaciones
no hay duda. Pero el buen precio de hoy hace que el sector se sostenga, pero
maquilla que este modelo de caficultura es un modelo de aumento de costos”,
dice el caficultor Taborda en referencia a la carestía de la mano de obra y los
fertilizantes, que son importados y de los más caros del mercado agropecuario.
que en este contexto tampoco es fácil acceder a ayudas para el sector, “mucho
menos si se es un productor pequeño”. Y cuando se accede al crédito, los
intereses son altos y difícilmente asumibles por buena parte de los productores.
encargado de ofrecer estas ayudas es el Banco Agrario. Según su presidente,
Luís Enrique Dussán, las diferentes líneas de crédito tienen una tasas anuales
entre el 5% y el 8%, dependiendo del tipo de préstamo y del productor.
existen condiciones favorables con el sector ya que los plazos para
financiación se fijan de acuerdo con los periodos productivos y el destino a
financiar. Manejamos plazos de hasta dos años para la financiación de capital y
hasta 10, para programas de inversión”, apunta.
Luís Gonzaga, productor de Caldas, en pleno Eje Cafetero, cree que la teoría de
Dussán no concuerda con la práctica del día a día a pie de cultivo. “No hay
celeridad en el sector financiero. Uno necesita un crédito para comprar
fertilizantes. Pero el crédito termina por demorarse y cuando se lo dan ya ha
pasado la época para fertilizar. O el ciclo para fumigar, si es que lo pide
para fumigar”, asegura.
ejecutivo del comité de la FNC en Huila, departamento al sur de Colombia, Jorge
Enrique Montenegro, va más allá y asegura que no hay una política real de apoyo
al sector cafetero: “se piensa más en generar recursos para otras economías del
país”, señala.
dar créditos de intereses blandos. No digo gratis, digo que esos préstamos
generen intereses que vayan coordinados con los sistemas productivos. Y eso no
está ocurriendo”, lamenta Montenegro, que representa al departamento con mayor
producción (18% del total).
la FNC, Roberto Vélez, cree necesaria la creación de un crédito de fomento para
el café. “Pero eso ya es un tema de Estado. Se lo hemos comunicado el Gobierno
a través de nuestro Comité Nacional y también al Presidente, Juan Manuel
Santos, en nuestro último Congreso Cafetero. Más no podemos hacer”, sentencia.
recoger café
Restrepo tiene en su finca tiene una decena de trabajadores que desde las cinco
de la mañana trepan por las laderas escarpadas y resbaladizas del cafetal para
recoger a mano los granos rojos y maduros de café. Los echan en un cesto de
goma anclado a la cintura con correas de cuero o tela.
leñoso y húmedo, el aire huele a trapiche y la humedad se siente más fuerte a
medida que amanece. El trabajo del recolector de café implica arrancar a mano
cada grano maduro, casi la única forma de recolectarlo. Recorrer el cafetal es
dificultoso y se necesita de paciencia y cuidado.
recolectados y seleccionados uno a uno, pasan por un cuidadoso proceso de
lavado para quitar la cáscara y expulsar los granos que estén en mal estado.
Después, el café se deja al sol en grandes terrazas para secar el grano. Este
proceso tiene que ser muy cuidadoso para que no pierda aroma o sabor.
los altos costes y aumentar la utilidad, los pequeños productores duplican su
jornada o cuentan con el trabajo de otros miembros de la familia sin que éstos
reciban salario por las horas dedicadas. También reducen el gasto en
fertilización o la prevención de plagas, por ejemplo, desmejorando la producción
en cantidad y calidad.
los productores cafeteros superan las 20 hectáreas, según el censo nacional.
Daniel Felipe Henao es, con 320 hectáreas de cultivos repartidas en varias
fincas familiares, uno de esos pocos grandes productores que hay en Colombia.
Aunque también es una rara avis en el sector: tiene 32 años cuando la media de
edad del caficultor es de 58.
Foto: Iván M. García |
“¿Qué va a
pasar en diez años? No va a quedar nadie para recoger café. Estamos produciendo
al 70%, con pérdidas porque no podemos sacar todo el grano”, explica en el
zaguán de una de sus fincas, La caja de oro, en Antioquia. “Hace falta un
revolcón mecánico”, remata.
falta de tecnificación en el sector. “Si no hay mano de obra que recoja el
café, tendríamos que pensar en un sistema para su recolección”, dice Henao
resumiendo uno de los principales reclamos que hacen los cafeteros a la FNC.
la producción. Hoy recogemos unos 18 sacos de 60 kg por hectárea. Pero Brasil
produce 27 kg, y una finca colombiana bien mantenida puede llegar a los 35 kg.
Hay mucho que mejorar”, reconoce el gerente de la FNC, Roberto Vélez.
la ausencia de procesos tecnificados en la recolección de café es uno de los
“cuellos de botella” en el sector. Pero a pesar de ello, no fue hasta el pasado
año que la FNC, a través de su centro de investigación Cenicafé, lanzó el
concurso Proyecto de apoyo a la cosecha asistida de café entre universidades
nacionales e investigadores locales y foráneos.
trabajando en un sistema que permita batir el árbol para que el café vaya
cayendo. Evidentemente, en los cultivos ubicados en laderas muy inclinadas no
se podrá llevar a cabo; pero más del 30% de café está sembrado en pendientes de
menos de 30 grados. Ahí la mecanización sí es posible”, apunta sin dar mucha
más claridad del proyecto.
depende de los políticos
caficultores tienen las manos atadas: su futuro y las ayudas dependen de los
dirigentes de la FNC, aunque ellos paguen un impuesto para mejorar el sector.
productores pagamos un impuesto de seis centavos de dólar por caja exportada.
Pero el Gobierno y la FNC tienen un contrato por el cual la propia Federación
es la responsable de invertir esos recursos, a través del Fondo Nacional del
Café, en el sector,” explica Álvaro Cano, un agricultor de Antioquia.
agricultores denuncian que los recursos de este Fondo han sido utilizados para
realizar malas inversiones que no representan los intereses de los
caficultores. Cano cree que la poca independencia de la federación y su
cercanía al Gobierno y sea más independiente las mejoras no llegarán.
departamento recibe una cantidad de fondos proporcional a la producción de
café. Por ejemplo, si el departamento de Antioquia, el segundo en producción,
genera el 16% del grano nacional, recibirá un 16% de los recursos.
decide a qué destinar el dinero? El Comité Nacional de Cafeteros.
formado por un representante de cada uno de los 15 comités departamentales. Los
representantes de los caficultores en estos comités se eligen en las elecciones
cafeteras, en las que pueden participar todos los caficultores federados en la
FNC. Se eligen seis delegados por cada departamento, 90 en total. En las
últimas elecciones cafeteras de 2014, el movimiento Dignidad Cafetera obtuvo 21
de los 90 puestos.
representantes cafeteros departamentales, en el Comité Nacional de Cafeteros
también participan, por parte del Estado, el director de Planeación Nacional y
los ministros de Agricultura, Comercio y Hacienda.
de Colombia eligen 180 representantes, 12 por cada uno de los 15 comités
departamentales. Los comités departamentales, a su vez, proponen 15 miembros
para el comité nacional de cafeteros.
nacional de cafeteros está integrado por los 15 representantes de los productores
y por cuatro miembros del gobierno nacional: los ministros de hacienda, agricultura
y comercio y el director nacional de planeación, quienes son los encargados de
gestionar el Fondo Nacional del Café.
del Fondo Nacional del Café se deciden por votación. Cada integrante del Comité
tiene un voto, al igual que los representantes gubernamentales. Salvo el
ministro de Hacienda, cuyo voto puede suponer tantos como sean necesarios para
lograr un empate en una votación.
empate, la última palabra la tendría el presidente de la República, que está
representado en la mesa por el propio ministro de Hacienda.
falta de independencia. Muchas veces se decide la construcción de
infraestructuras que en realidad son competencia estatal. Nuestra utilidad de
productores se incrementaría si esos fondos se destinaran en realidad a
subsidiar fertilizantes o pesticidas, a avanzar en tecnificación y en créditos
especiales”, continúa Cano, pequeño caficultor.
Comité Departamental de Antioquia, Álvaro Jaramillo, no oculta que este hecho
genera “conflicto” en el gremio. “Por una lado, es una ventaja poder sentarse
con tres ministros y el director de Planeación Nacional cada dos meses”,
afirma. Pero por otro lado, “los gremios que no le manejan un fondo al Gobierno
pueden tener un más independencia para presionar de manera más dura
públicamente”.
sostiene que es un riesgo “ser contestatarios” con el Gobierno, como exigen
colectivos como Dignidad Cafetera, porque eso pone en peligro la cesión del
manejo de los fondos económicos a la FNC. “Los críticos dirían que es como
depender del papá”, concluye.
Fondo Nacional del Café el director del Comité de Antioquia señala que “con esa
plata que recibimos, hacemos desarrollo en las comunidades cafeteras”.
Jaramillo asegura que la decisión se toma según las necesidades de la
comunidad, “no las que nosotros creamos”. Y que “como no hay plata para todo”
se buscan aliados en los gobiernos municipales, departamentales e incluso
aliados internacionales como ONG.
gerente de la FNC, sale al paso y asegura que los recursos del Fondo Nacional
del Café van en cinco direcciones: la investigación en mejoras de cultivos y
tecnificación a través de Cenicafé, la promoción en el exterior con la marca
Juan Valdez, el servicio de ingenieros agrónomos gratuitos para caficultores,
los subsidios a través del Banco Agrario y la garantía de compra. “La
Federación tiene la obligación de tener siempre la capacidad de comprar todo el
café que se produce en Colombia”, revela Vélez.
explica también que en la década de los 60 y 70, la FNC sí suplió el papel del
Estado en la construcción de infraestructuras. “En zonas cafeteras construíamos
acueductos, escuelas. Pero eso son deberes del Estado. Lo que sucede hoy es que
junto a fondos gubernamentales, de las gobernaciones y de las alcaldías,
incluimos parte de los nuestros. Pero esa parte es mínima. Es decir, por un
peso que pone la FNC se consiguen 25 del Estado. Así se pueden llevar a cabo
programas de infraestructura con muy poca inversión de nuestro lado. En
realidad aportamos más ’know how’, que plata”.
ni Vélez ni ninguna otra persona de la FNC ha querido facilitar a esta
investigación el desglose de las inversiones del Fondo Nacional del Café que en
el cierre anual de 2016 arrojó un resultado de 91.000 millones de pesos,
alrededor de 32 millones de dólares.
amenaza a Colombia
Nacional del Café no se nutre sólo de los 6 centavos de dólar por caja
exportada sino que ella misma funciona también como una exportadora más de
café. O mejor dicho, como la exportadora que más grano mueve al año.
comercializó el 25% de las exportaciones entre 2007 y 2016. En ese mismo
periodo, una decena de empresas y cooperativas controlaron el 50% de las ventas
internacionales, según los datos de la misma Federación analizados por esta
investigación. Las que más, Carcafé, que exportó el 8,9% del café; le sigue
Expocafé, con el 7,5%, y Racafé, con el 7%.
hacen referencia al grano sin tostar ni descafeinar, que representan el 98% de
las exportaciones de Colombia.
por defender los intereses de los productores. No es sólo que uno de cada
cuatro sacos de café lo exporta ella misma, sino que los tres restantes lo
hacen exportadoras privadas. Es decir, que las tres cuartas partes del negocio
del café está en manos de exportadoras privadas. Y ellas son los que terminan
influyendo en la FNC a través del Gobierno”, argumenta Aurelio Suárez,
economista, fundador de Dignidad Cafetera (aunque ya fuera del movimiento) y
excandidato a la gerencia de la Federación en 2015.
mayor crítica que recibe la FNC, según Suárez, es el visto bueno que le dio en
2004 a un cambio en los estatutos de la Organización Internacional del Café
(OIC) a instancia de Estados Unidos.
407, aprobada en 2001, estableció unos parámetros estrictos de calidad para que
el café pudiera comercializarse bajo el certificado de la OIC. Esta medida
buscaba sacar del mercado a los cafés de mala calidad y así mejorar los
precios. Lo que hizo la nueva resolución 420 fue abrir el abanico y permitir
que todos los cafés pudieran comercializarse con un sello de la OIC, solo
detallando distintos niveles de calidad.
se empezaron a comercializar los granos de mala calidad, como el de Vietnam. De
hecho, de los 115 millones de sacos que se mueven hoy en día sólo el 50% da
registros de calidad”, asegura el economista.
que ese alto grado de competencia no ha hecho otra cosa que poner un techo al
crecimiento del caficultor colombiano. “Sobre todo al pequeño productor de una
o dos hectáreas que no tiene cómo hacer frente a la injerencia del café basura
del exterior, los fondos de inversión que manejan el comercio bursátil ni la
tasa del peso,” concluye.
sucedía en el panorama internacional, la FNC sólo permitía la exportación del
café tipo Excelso. Es decir, el mejor grano de Colombia, con unas medidas,
sabor y calidad únicas en el mundo. Y no fue hasta 2015 que con “el propósito
de mejorar el ingreso de los caficultores colombianos”, el Comité Nacional de
Cafeteros autorizó la exportación de las enormes cantidades de granos de café
de menor calidad y que también se producen en Colombia.
o se desmonta este sistema para rehacerlo, o se luchan por mejoras. Pero me
temo que las autoridades en este país no van a pelear por nada. Ellos no representan
los intereses del productor”, concluye.
modo y hasta que una de esas dos posibilidades se materialice, pequeños
productores como Francisco Restrepo seguirán saliendo a recoger café antes del
alba. Seguirán echando diez, once, doce horas al día ladera arriba y abajo
desgranando las matas. Seguirán pagando a un precio altísimo la poca mano de
obra que le queda a la caficultura. Seguirán sin poder cuadrar los gastos con
las utilidades. Y, sobre todo, seguirán viendo como se echa a perder el café,
el cultivo más representativo de Colombia, mientras la FNC multiplica
dividendos año tras año.
Fuente: Imágenes satelitales de ESRI World Imagery.
Mapas realizados con CARTO. Fotografía de Iván M. García. El índice de precios
de Colombia (IPC) fue obtenido del Departamento Nacional Administrativo de
Colombia (DANE). Todos los datos de comercio internacional usados en este
reportaje provienen de la base de datos de comercio internacional de BACI,
basándose en datos originales de la División Estadística de la ONU.
Nota original: