Familiares, amigos y vecinos despedimos este domingo en la tarde a Martha Córdoba Cabrera, quien falleció el sábado a las 10 y 45 minutos de la mañana en el hospital Universitario Departamental de Pasto.
Durante el sábado en la noche y el domingo en la mañana se realizó su velación en la casa de sus padres, Agustín y Felícita, con un gran acompañamiento. El padre Hivo Hoyos Aroca celebró una eucaristía en su memoria.
El cortejo fúnebre salió a las 2 y media de la tarde y pasadas las 3 llegó al templo del Sagrado Corazón de Jesús, donde unos minutos más tarde el presbítero Jesús Efrén Narváez celebró la eucaristía.
Posteriormente, sus restos mortales fueron trasladados al cementerio, donde se le dio cristiana sepultura, en medio del profundo dolor que dejó su partida y acompañada de música, acorde a la situación.
Palabras de despedida en el templo parroquial
Nos reunimos esta tarde en este lugar sagrado para despedir a Martha Córdoba Cabrera, quien a sus 48 años parte hacia la eternidad.
Martha, la mayor de la familia Córdoba Cabrera, asistió a la escuela del Alto Ingenio, para aprender matemáticas, lenguaje, ciencias naturales, sociales y al mismo tiempo recibir de sus padres, abuelos y familiares los valores fundamentales que le ayudaron a afrontar la vida: el trabajo, el esfuerzo, la responsabilidad y especialmente el valor de la hermandad.
Fue una hija que desde temprana edad acompañó a sus padres en la crianza de sus hermanos, a quienes les entregó su amor.
Con estos conocimientos pudo asumir el rol de madre y con toda la dedicación le transfirió a su hija, Yamile, todos sus saberes para qué ella se desempeñe con propiedad en cualquier actividad de la vida, acorde a sus sueños.
Yamile siga todos los consejos de su madre, siga su ejemplo. Martha seguirá guiando su camino en todo momento, en los instantes tristes, como el que está soportando, y también en los momentos alegres. Ella será su ángel guardián de aquí en adelante.
Hoy, como en los últimos días, les enviamos toda nuestra fortaleza a Agustín y Feliza, para que puedan soportar la ausencia física de su hija, porque espiritualmente ella continuará con ustedes, con sus hermanos, familiares y amigos.
La llama en el corazón de Martha se extinguió ayer a las 10 y 45 minutos de la mañana, pero su legado permanecerá vivo de aquí en adelante para todos nosotros.
En un mundo lleno de ingratitud, quiero abrir un espacio para el agradecimiento. Agradecerles a familiares, amigos y vecinos por todos sus actos de solidaridad para con las familias Córdoba Cabrera, Córdoba Cajigas y Cabrera Navarro. En esta oportunidad quiero agradecer a las personas que la atendieron en el hospital Universitario Departamental de Pasto y especialmente a dos profesionales de la salud, integrantes de la familia, el médico Guillermo Enríquez Cajigas y la neuróloga Catalina Vallejos Cajigas. En palabras de nuestros ancestros: Dios les pague.
Gracias Martha por todo lo que hiciste por tu hija, por tus padres, por tus hermanos, amigos y vecinos. Dios Todo Poderoso te tiene reservado un lugar especial, porque diste testimonio durante tu existencia.
Descansa en paz.