Mafia electoral

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Por Iván Antonio Jurado Cortés
iajurado@yahoo.com
A medida que se acerca la fecha cumbre para saber finalmente
quienes serán los elegidos, muchos se aferran y están convencidos que serán los
futuros triunfadores. Algo que a simple vista es incierto. Nuestra forma de
gobierno, a pesar de ser un sistema presidencialista y enmarcado dentro de la
llamada “democracia moderna”, no ha decantado con precisión un mecanismo para
favorecer los sentidos intereses del pueblo
en cuanto a representaciones
públicas elegidas por voto popular.

Como lo reza la Constitución Política de Colombia en uno de
sus pasajes, “todo ciudadano está en el derecho de elegir o ser elegido”.
Obviamente dentro de un marco normativo vigente. Aunque esto debe ser así,
tampoco se puede prestar para malas interpretaciones. El éxito de los gobiernos
no solo depende de la persona que se elija o nombre como gobernante; sino que
también juegan papel importante el constituyente primario, los cuerpos
legislativos, judiciales y contralores
.
La sociedad colombiana se prepara para participar de unas
contiendas electoreras con el objeto de elegir a congresistas y posteriormente
al gobernante de Colombia, fundamental razón 
para aprovechar la única oportunidad y otorgarles esta responsabilidad
social y política a personas que gocen de honestidad, aceptación, credibilidad
y capacidad de dirigir, gestionar, ejecutar y proyectar a sus representados a
una mejor calidad de vida
. Para llegar a estos requerimientos, se debe analizar
y facilitar el espacio a los verdaderos líderes que hayan demostrado compromiso
absoluto- coherente con sus conciudadanos.
Desafortunadamente en nuestro país, estas sanas y altruistas
pretensiones son muy escasas, debido que el mismo Estado ha sido demasiado
flexible
, permitiendo que intereses ajenos a una integral democracia hayan
socavado lo más preciado que tiene una persona como la dignidad y la ética.
Es lamentable decirlo; pero el que más dinero posee, ese es
el que tiene mayor oportunidad para convertirse en mandatario o autoridad
popular
. Por lo  general estos
seudolíderes se identifican por el nato interés de fortalecerse económicamente
y ostentar un poder para utilizarlo en contra de las reales necesidades de las
comunidades; convirtiéndose de esta manera en unos vividores del erario
público.
Existe un adagio popular: “papaya dada, papaya partida”.
Desgraciadamente estos politiqueros de turno aplican muy bien este refrán. Y
ojo! No permitamos con nuestra autónoma decisión bridarles el “papayaso” a
estos oportunistas. Es hora de despertar y refrendar la dignidad. No puede
triunfar la mafia electoral sino el sentir popular.
Domingo, diciembre 08 de 2013
Este es un espacio de opinión destinado a columnistas,
blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas pertenecen
exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a este fin por
el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición de este
medio digital.

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