Columna Desde Nod
Por Alejandro García Gómez
pakahuay@gmail.com
Pareciera que en los municipios pequeños el
tiempo caminara a otro ritmo y por diferentes vericuetos que los señalados por
la gran prensa radiohablada, televisada o escrita, para las grandes ciudades,
como la verdadera Historia Cotidiana de toda Colombia. No es que la historia de
los grandes centros urbanos no pase, no. Sí ocurre, así sea con modificaciones
y exageraciones o mutilaciones de acuerdo con los intereses de los dueños de
esos mismos medios o de su grupo o sector. El problema es que se suponga que
sólo esa verdad es la real, que sólo ella es verdadera y que, finalmente, sólo
ella pueda quedar registrada como la única historia de nuestra patria.
tiempo caminara a otro ritmo y por diferentes vericuetos que los señalados por
la gran prensa radiohablada, televisada o escrita, para las grandes ciudades,
como la verdadera Historia Cotidiana de toda Colombia. No es que la historia de
los grandes centros urbanos no pase, no. Sí ocurre, así sea con modificaciones
y exageraciones o mutilaciones de acuerdo con los intereses de los dueños de
esos mismos medios o de su grupo o sector. El problema es que se suponga que
sólo esa verdad es la real, que sólo ella es verdadera y que, finalmente, sólo
ella pueda quedar registrada como la única historia de nuestra patria.
A pesar de todo el ruido ensordecedor con que
los grandes medios intentan uniformarnos –o quizá mejor, “uniinformarnos”- los
municipios colombianos están llenos de quijotes quienes, por el único placer
espiritual que produce el servicio a la humanidad –que para ellos es su o sus
vecinos o su municipio o región-, despliegan su energía y esfuerzo a causas que
muchos consideran no rentables en $ y por tanto no productivas y para no pocos,
despreciables. Es el caso de los redactores, productores y presentadores –todo
a la vez- de la revista semanal “Hola, Sandoná”, que religiosamente se
transmite todos los domingos desde las 9 hasta las 10:30 de la mañana, después
de la transmisión de la Santa Misa parroquial, en la emisora Digital Stereo de
una población enclavada entre las altas y frías breñas del volcán Galeras y las
calurosas simas del río Guáitara, gozando la mayor parte de un benéfico clima
cafetero apto también para la producción de caña de azúcar, frutales y cultivos
de pancoger (1848 m.s.n.m. en su casco urbano).
los grandes medios intentan uniformarnos –o quizá mejor, “uniinformarnos”- los
municipios colombianos están llenos de quijotes quienes, por el único placer
espiritual que produce el servicio a la humanidad –que para ellos es su o sus
vecinos o su municipio o región-, despliegan su energía y esfuerzo a causas que
muchos consideran no rentables en $ y por tanto no productivas y para no pocos,
despreciables. Es el caso de los redactores, productores y presentadores –todo
a la vez- de la revista semanal “Hola, Sandoná”, que religiosamente se
transmite todos los domingos desde las 9 hasta las 10:30 de la mañana, después
de la transmisión de la Santa Misa parroquial, en la emisora Digital Stereo de
una población enclavada entre las altas y frías breñas del volcán Galeras y las
calurosas simas del río Guáitara, gozando la mayor parte de un benéfico clima
cafetero apto también para la producción de caña de azúcar, frutales y cultivos
de pancoger (1848 m.s.n.m. en su casco urbano).
Sofonías Rodríguez y Libardo Suárez –ambos
profesores de centros educativos de su municipio- con la colaboración del
sastre del pueblo, ameno conversador en su “oficina” y veterano técnico de
control de radio, Nelson Rivera, el primero de agosto de 2003 comenzaron la
aventura periodística “Hola, Sandoná”, una radiorevista que se ha emitido desde
esa fecha hasta hoy, “llueva o truene”, sacrificando el familiar espacio de las
mañanas de domingo o el amistoso palique o el “desenguayabe”. “Este espacio
periodístico tiene como lema ‘para que la gente se unte más de guaico’”
(Informativo del Guaico” 03.VIII.13), subraya que es el emblema de la
radiorevista el también periodista y -de alguna manera coiniciador de la misma
con otros nombres- Miguel Córdoba, un ingeniero civil al que una noche de
cervezas un duende sandoneño –no el que se aparece a los taxistas en la curva
fría y solitaria del Chacauaico sino otro- le trastocó su profesión de
ingeniero y se la cambió por el oficio periodístico. Para lograrlo, desde ese
primero de agosto “las entrevistas, la opinión ciudadana y los datos curiosos que
reviven la memoria histórica de los sandoneños, han hecho parte de su temática
municipal” (ibid) de estos periodistas.
profesores de centros educativos de su municipio- con la colaboración del
sastre del pueblo, ameno conversador en su “oficina” y veterano técnico de
control de radio, Nelson Rivera, el primero de agosto de 2003 comenzaron la
aventura periodística “Hola, Sandoná”, una radiorevista que se ha emitido desde
esa fecha hasta hoy, “llueva o truene”, sacrificando el familiar espacio de las
mañanas de domingo o el amistoso palique o el “desenguayabe”. “Este espacio
periodístico tiene como lema ‘para que la gente se unte más de guaico’”
(Informativo del Guaico” 03.VIII.13), subraya que es el emblema de la
radiorevista el también periodista y -de alguna manera coiniciador de la misma
con otros nombres- Miguel Córdoba, un ingeniero civil al que una noche de
cervezas un duende sandoneño –no el que se aparece a los taxistas en la curva
fría y solitaria del Chacauaico sino otro- le trastocó su profesión de
ingeniero y se la cambió por el oficio periodístico. Para lograrlo, desde ese
primero de agosto “las entrevistas, la opinión ciudadana y los datos curiosos que
reviven la memoria histórica de los sandoneños, han hecho parte de su temática
municipal” (ibid) de estos periodistas.
Quien llegue a Sandoná o haya permanecido en
ella un domingo en la mañana, habrá escuchado la uniformidad de los radios
hogareños en la sintonía de “Hola, Sandoná”, el programa del que hoy
conmemoramos sus primeros diez años. Felicitaciones y larga vida para el
programa, sus periodistas, su radiocontrol y sus colaboradores.
ella un domingo en la mañana, habrá escuchado la uniformidad de los radios
hogareños en la sintonía de “Hola, Sandoná”, el programa del que hoy
conmemoramos sus primeros diez años. Felicitaciones y larga vida para el
programa, sus periodistas, su radiocontrol y sus colaboradores.
Nota.- La Feria de las Flores de Medellín dio
para todo, hasta para la especulación en el transporte bajo la mirada
indiferente de las autoridades. El pasaje al corregimiento de Santa Elena
cuesta, normalmente, $2.000,oo. Los transportadores, para ese día y noche lo
subieron a $5.000,oo. Los agentes respondían que ellos no podían hacer nada.
Hubo uno que fue más allá: “la alcaldía los autorizó a estafar, quéjense allá”.
Respetuosamente, ¿qué dice al respecto Sr. Secretario de Tránsito Municipal de
Medellín? Señor alcalde, ¿qué responde, también respetuosamente? 14.VIII.13
para todo, hasta para la especulación en el transporte bajo la mirada
indiferente de las autoridades. El pasaje al corregimiento de Santa Elena
cuesta, normalmente, $2.000,oo. Los transportadores, para ese día y noche lo
subieron a $5.000,oo. Los agentes respondían que ellos no podían hacer nada.
Hubo uno que fue más allá: “la alcaldía los autorizó a estafar, quéjense allá”.
Respetuosamente, ¿qué dice al respecto Sr. Secretario de Tránsito Municipal de
Medellín? Señor alcalde, ¿qué responde, también respetuosamente? 14.VIII.13
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