
Por J. Mauricio Chaves-Bustos
Facebook: jemaoch
Para muchos, no hay cosa más apasionante que ver fotografías antiguas, bien sea de la familia, del lugar de origen, o viejas fotografías que nos muestran épocas pasadas. Entonces la imaginación vuela y asaltan preguntas sobre cómo era vivir entonces, quiénes son los anónimos que aparecen en medio de conocidos o personas que posaban para las lentes sin pensar en la posteridad. Desde hace algún tiempo se vienen subiendo fotos antiguas de diferentes lugares del país, en particular de Nariño, tomadas por Horst Martin entre los años 30 y 40. Pero, ¿quién fue este fotógrafo y cómo llegó a Nariño?
Para poder dar respuesta, hemos recurrido a diferentes fuentes, ya que al descubrirse a inicios del siglo XXI el archivo fotográfico de Horst Martin, que reposa en el Museo Etnográfico de Dresde – Alemania, son muchas las publicaciones virtuales que se han hecho al respecto, así como dos publicaciones físicas de las cuales hablaremos más adelante.
Horst Martin, nació el 9 de noviembre de 1902 en Chemnitz en Sajonia, Alemania. Los biógrafos anotan que los datos se basan en un manuscrito hecho por la familia de Horst Martin. Después de una capacitación de siete años en la escuela de formación de maestros en Zschopau, Martin trabajó primero de 1923 a 1928 en escuelas en las aldeas de Mittweida-Markersbach, Steinheidel y Breitenbrunn en el Erzgebirge sajón. En 1928 realizó un viaje de idiomas a España antes de comenzar su primer servicio en Chile el mismo año, donde enseñó hasta 1931 en la Escuela de alemán en la ciudad de Temuco, sur de Chile, en las materias de gimnasia, música, dibujo, artesanía y danza. Después de su regreso a Alemania, trabajó desde 1931 hasta 1934 en la escuela primaria de Oelsnitz en Vogtland.
En 1934, Martin volvió a inscribirse en el servicio escolar extranjero y fue a la escuela secundaria alemana en Bogotá durante tres años, donde enseñó principalmente temas de gimnasia y música. Esto fue seguido en 1937 por una asignación de tres meses en la escuela secundaria alemana en la Ciudad de México y de nuevo varios meses en la escuela primaria en Oelsnitz. A solicitud de la junta escolar de la escuela secundaria en Bogotá, el maestro regresó a Colombia en enero de 1938 por otros cuatro años y enseñó allí hasta que la escuela fue cerrada en 1942 durante la Segunda Guerra Mundial.
En el mismo año, Martin fue muy probablemente deportado a los Estados Unidos. En abril de 1942, estaba junto con otros ciudadanos alemanes y japoneses, que tenían su residencia permanente en Perú, Ecuador y Colombia, en el buque de vapor SS Etolin de EE. UU. Y posteriormente fue encarcelado en el centro de detención de la ciudad de Kennedy, Texas. Según su familia, Horst Martin regresó a Alemania en 1944, asumió hasta septiembre de 1945 la dirección de la escuela primaria en Landwüst y enseñó de octubre a noviembre de 1945 nuevamente en la escuela primaria de Oelsnitz. Horst Martin murió en 1962.
Parece que el fotógrafo tenía alguna afinidad con el Nazismo, por ello aparecen algunas fotografías alusivas al tema, una de ellas una bandera con esvástica izada durante un festival escolar en el club alemán de Bogotá, el saludo a Hitler en una reunión con motivo del Día de los Héroes en Ciudad de México, y una fotografía en su automóvil Studebaker Commander donde aparece la palabra Hitler, tomada posiblemente en Pasto. El Colegio Alemán de Bogotá fue fundado en 1922 por colonos alemanes residentes en la ciudad, en razón de los problemas mundiales, fue cerrado por orden del presidente Eduardo Santos en 1942, expropiándose sus bienes, el cual fue reabierto en 1948, bajo el mandato del presidente Mariano Ospina Pérez, reintegrando los bienes incautados, funcionando desde entonces con el nombre de Colegio Andino.
En Colombia son varios los lugares que fotografío el profesor Martin, en Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Huila, Meta, Nariño, Santander y Tolima. En 1977, el Museo de Etnología de Dresde compró el patrimonio fotográfico de Horst Martin. La colección comprende 16.059 fotos en blanco y negro tomadas entre 1934 y 1942 en varios países latinoamericanos, de esas, 12.098 son de Colombia. La cámara utilizada fue una Rolleiflex Old Estándar de fabricación alemana, una de las más finas del mundo, con capacidad para tomar doce fotogramas, de donde se deduce que en Colombia empleó más de mil rollos de película, las cuales fueron rebeladas en papel con gelatina de plata.
Horst Martin mostró un profundo interés por la vida cotidiana y los paisajes de Colombia. Sus fotografías abarcan una amplia variedad de temas, desde retratos de comunidades indígenas hasta escenas urbanas y rurales. Visitó el departamento de Nariño en julio de 1940, aparecen fotografías suyas desde los límites con el Cauca en el Río Mayo, La Cruz, Arboleda, La Unión, Cartago, Albán, Buesaco, Pasto, Tangua, Túquerres, Guachucal, Ipiales, hasta Rumichaca, puente fronterizo con el Ecuador. En el año 2020, Julián Bastidas Urresty (+), publicó el libro “Pasto 1940. Fotografía de Horst Martin”, recogiendo las fotografías que tomó en Pasto, “En especial observa el paisaje humano de la población indígena, el hábitat campestre, la familia, los sembrados y los animales que le son necesarios como alimento para el trabajo”, anota Bastidas.
Las fotografías tomadas en Nariño muestran la imponente geografía de la región del Juanambú, así como el histórico puente construido en 1903; las recuas de mulas que pasan por La Cruz del Mayo; el camino y las chozas de Berruecos, la plaza de mercado de Albán, el juego de chaza en Buesaco; una hermosa panorámica de Pasto tomado desde el Alto de Aranda, una panorámica de Anganoy, varias tomas sobre los minifundios; en Túquerres deja testimonio de la destrucción del terremoto de 1936 con las casas derribadas y la gente durmiendo en improvisados campamentos; en Ipiales hace varias tomas de campesinos e indígenas inclinados ante el paso del Santísimo por las destapadas calles del poblado, así como de los aguateros que llevaban el preciado líquido desde el Chorro Grande, tomas de la Plaza 20 de Julio, y una foto de interés personal, ya que aparece la casa de mis abuelos paternos, Chaves Chaves, carrera 5 con calle 9, frente a la casa que fuera del Dr. Manuel María Montenegro, el parque La Pola aún destapado y el templo de San Felipe sin las torres, las cuales probablemente cayeron con los terremotos del 36, fotografías del hermoso paisaje donde se perciben el Chiles y el Cumbal, así como un autobús perteneciente a los Motoristas de Obando, para finalmente tomar fotos de los edificios de Aduanas de Ecuador y Colombia, este último inaugurado en 1931.

Otro libro que presenta algunas de las fotografías de Martin en Colombia es “Miradas Cruzadas. Las relaciones entre Austria y Colombia”, publicado en 2019 por la Embajada de Austria en Bogotá y la Fundación Cultural de Austria, donde se dimensiona el papel del profesor y fotógrafo alemán en nuestro país.
Otro documento donde se menciona a Horst Martin es “Cinco piezas de oro prehispánicas de la colección Martin procedentes de Colombia” (1996), de la académica alemana Ursula Thiemer-Sachse, de donde proceden la mayoría de datos biográficos aquí anotados, quien escribe: “Durante su tiempo libre de las obligaciones pedagógicas viajaba por amplias partes de Colombia. Hizo también un viaje a Ecuador y más tarde otro a Guatemala y México. Subía a varias de las cumbres más altas de los Andes colombianos y caminaba por regiones aisladas del país. Tenía una actitud humanista frente a la gente extraña, especialmente frente a los indígenas. Esto se comprueba, por ejemplo, en las fotos que hacía documentando sus impresiones de este país tropical de América del Sur. Estas fotos excelentes demuestran su alta capacidad artística. Su colección etnográfica además hace patente su extraordinaria comprensión. Admirablemente vivas son sobre todo las epístolas que Martin mandaba a sus padres en Alemania. Lástima que solamente se haya conservado una parte de esas cartas.”
Tres de las piezas de oro fueron donadas al museo Etnográfico de Dresde, y las otras dos están en manos de la autora, según su propio testimonio. Son estas piezas un Tunjo, el cual dieron como regalo de despedida en 1936 por parte de la Asociación Escolar del Colegio Alemán en Bogotá; un colgante Quimbaya con figura antropomorfa; un colgante Muisca en forma de ave; una figura zoomorfa de jaguar (Muisca); y una figura zoomorfa de rana (Quimbaya).
Como puede apreciarse, la estadía de Martin en Colombia está supeditada a los preceptos culturales que entonces circulaban entre las élites bogotanas, de admiración desmedida por lo extranjero, una añoranza de la civilización representada, de ahí que tuvieran cierta connotación en la vida nacional. Sin embargo, el caso de Martin también rompe los esquemas propios de apego a esas élites, ya que lo que hace con su fotografía es retratar a mujeres y a hombres del común, le interesa dejar testimonio de los campesinos e indígenas que habitan estos territorios, de los niños que se muestran naturalmente ante la cámara, de las casas que están a la vera de los caminos empolvados, de las plazas de mercado donde está la génesis de nuestra sociología, de los viejos balcones que se vuelven testigos mudos de tiempos idos en nuestros pueblos.
Ojalá y pronto se haga realidad la idea de recoger en un libro todas las fotografías que Martin hizo de Nariño durante su paso en 1940, permitiría esto encontrarnos con un pasado que muestra nuestra ancestralidad urbana y rural, para comprender de una u otra forma nuestro paso por el tiempo como territorio.