congreso de la Segunda Internacional, en 1889, se decidió conmemorar el 1 de
mayo como el Día Internacional de los Trabajadores. En Colombia se celebra
desde 1914. María Cano, una de las líderes sindicales más importantes de la
historia en Colombia. Biblioteca Tomás Carrasquilla.
Internacional estuvo integrada en su mayoría por organizaciones de trabajadores
europeos, cuyas ideologías predominantes fueron el comunismo y socialismo. Uno
de sus objetivos era rendir homenaje a los mártires de Chicago. Era el 1 de
mayo de 1886. Los trabajadores sabían que era inevitable renunciar a la vida.
Que un salario no debía arrebatar el derecho a contemplar una flor en mitad del
camino, los atardeceres, las sonrisas de un hijo. Y la no resignación llevó a
la huelga. Sin embargo, las protestas se extendieron hasta el 4 mayo.
Luego, un
estallido causó la muerte de un policía. Nunca se supo cómo sucedió, pero el
Estado debía señalar. Porque detrás de esas culpas, Estados Unidos despreciaría
las consignas de los obreros. Sin las suficientes pruebas, fueron condenados a
la horca cinco trabajadores anarquistas y anarcocomunistas, el 11 noviembre de
1887: George Engel, August Spies, Albert Parsons y Adolph Fischer. Louis Lingg
explotó una cápsula de dinamita en su boca, antes de ir al cadalso y su agonía
duró seis horas. Samuel Fielden, Michael Schwab y Oscar Neebey fueron
condenados a prisión.
cubano José Martí presenció aquel suceso. Era corresponsal del diario argentino
La Nación. “El obrero, que es hombre y aspira, resiste, con la sabiduría de la
naturaleza, la idea de un mundo donde queda aniquilado el hombre; pero cuando,
fusilado en granel por pedir una hora libre para ver a la luz del sol a sus
hijos, se levanta del charco mortal apartándose de la frente, como dos cortinas
rojas, las crenchas de sangre”, escribió, y tituló su crónica “Los mártires de
Chicago”.
1 de mayo fue llamado “La fiesta del obrerismo”. En Bogotá, tres mil personas,
la mayoría artesanos, desfilaron desde la plaza de Bolívar hasta el barrio La
Perseverancia, el 1 de mayo de 1914. No había una clase obrera como tal, aunque
la Unión Obrera de Colombia había nacido en 1913.
el Partido Socialista. El 16 de marzo, Marco Fidel Suárez decretó la
importación de uniformes militares. Los sastres y las trabajadoras decidieron
protestar. La reacción de la policía dejó 10 muertos, 15 heridos y 300
prisioneros. Igual que en Chicago, las víctimas del 16 de marzo de 1919 se
hicieron mártires y se convirtieron en un símbolo. Como canta Rubén Blades, era
prohibido olvidar. Aquellos mártires habitaron la memoria de los trabajadores.
Buscaron la crónica de José Martí. “De la tiniebla que a todos envolvía, cuando
del estrado de pino iban bajando los cinco ajusticiados a la fosa, salió una
voz que se adivinaba ser de barba espesa, y de corazón grave y agriado: ‘¡Yo no
vengo a acusar ni a ese verdugo a quien llaman alcaide, ni a la nación que ha
estado hoy dando gracias a Dios en sus templos porque han muerto en la horca
estos hombres, sino a los trabajadores de Chicago, que han permitido que les
asesinen a cinco de sus más nobles amigos!’”.
en este fragmento. Entonces leyeron lo que nunca enseñaron en las escuelas
sobre otros mártires, los del pueblo, los rebeldes. Desaprendieron, porque, de
tanto leer, comprendieron que habían heredado historias y, de cada relato, un
legado. Encontraron aquel viejo libro de Karl Marx. “Lo malo es que millones
sólo logran ganar su modesto vivir gracias a un fatigoso trabajo que los
arruina corporalmente y los deforma mental y moralmente; que incluso tienen que
considerar como una suerte la desgracia de haber encontrado tal trabajo”.
de mayo de 1920, la principal consigna fue la defensa de los tres ochos: 8
horas de trabajo, 8 horas de descanso, 8 horas de ocio o estudio. Empezaron a
escribir, porque sólo así otros podrían conocer sus luchas. El obrero Roberto
Caro declamó: “Yo te saludo, mes de las flores / Y en especial a tu día primero
/ Que es consuelo del pobre obrero / Que es alivio de sus dolores. Oh día eres
el roció de primavera / Con tus colores y tus perfumes / Con tus fragancias tu
hoy redimes / De esta mi patria, la clase obrera / Que tanto sufre, que no se
queja / Por más intenso que sea el dolor/ Porque ya espera la bella flor/ Que
sus aromas al viento dejan / Para que alivien su corazón”.
En 1924, hicieron nacer la primera flor del
trabajo, Elvira Triviño, en homenaje al papel de las mujeres trabajadoras.
Apareció la dirigente obrera María Cano, que quedó inmortalizada en la película
que lleva su nombre, de Camila Loboguerrero. Fue la flor del trabajo en 1925 y
determinante en la fundación del Partido Socialista Revolucionario. Jamás
abandonó la literatura. No dejaron de multiplicar sus luchas, aunque Colombia
sea considerado el país más peligroso para ejercer la actividad sindical. Según
la Escuela Nacional Sindical, desde el 1 de enero de 1973 hasta el 31 de marzo
de 2017, han ocurrido 3.114 homicidios, 383 atentados contra la vida, 236
desapariciones forzadas, 7.013 amenazas de muerte y 1.897 desplazamientos
forzados.