Mi Ventana
Por Ramiro García

ramigar71@gmail.com

A comienzos del polvoriento y caluroso verano
de 1969, los directivos del entonces Colegio Santo Tomás de Aquino – hoy,
IESTA, debido a la secular provisionalidad en la denominación de las
instituciones estatales – se aprestaban a realizar la ceremonia de graduación de
la primera promoción de bachilleres. De éstos recuerdo, entre otros, a Gloria
Márquez, Ruth Ortiz, Humberto Castillo, Jesús Minio Fajardo, Azael Meza, René
Portilla, Jesús Meza, Carlos Zambrano Ch. (q.e.p.d.), Oscar Burbano y Ferney
Erazo.
Muchos egresados de esa promoción han prestado invaluables servicios a
la sociedad desde sus diferentes profesiones; otros con sus emprendimientos.
Pero todos, magníficos ciudadanos.

De esa primera promoción, Ferney Erazo, Jesús
Meza y Minio Fajardo, tuvieron cierta afinidad y empatía con quienes hicimos
parte de la segunda, es decir, la de 1.970; de aquella época de manifiesta
inquietud juvenil por las artes y la bohemia, la política, el deporte, y,
obviamente, la academia. De hecho, juntos conformamos un sólido grupo de amigos
que con el transcurrir del tiempo se amplió hasta tener 40 integrantes. Algunos
se han marchado prematuramente a la eternidad.

Al culminar la secundaria, el primero de
ellos, Ferney, se enfiló en el ejército colombiano como  soldado bachiller;  luego ingresó a la facultad de Ciencias de la
Educación de la Universidad de Nariño, en donde obtuvo su título profesional.

Siempre he expresado mi admiración y aprecio
por la decisión de muchos amigos que se aferraron al apego a su tierra natal.
Ferney es uno de esos personajes; pues casi desde el mismo año en que egresó de
la universidad, logró incorporarse como docente; inicialmente, en 1975, en el
otrora Colegio de Nuestra Señora de Fátima, y, después, desde 1977, integrando
el staff de profesores del Centro Tomasino.

Desde el 75, entonces, Ferney Erazo ha
dedicado cuatro décadas de su vida a la
sacrificada aunque poco reconocida labor
de la docencia. Diría que la magnitud de esos términos tiene inversa
proporcionalidad.

Al inicio de su actividad educativa, y entre
cada clase apoyada visualmente con el uso de la anacrónica e insalubre tiza y
borrador de tela, hasta la utilización de ayudas electrónicas que ofrecen las
TIC´s; una ecuación matemática simple revela que al menos, un millar de
estudiantes de secundaria habrían recibido sus instrucciones académicas, y
exponencialmente muchos más los destinatarios de reconvenciones, dada su
condición de estricto coordinador de disciplina en la Institución Tomasina,
atributo que el mismo cargo supone.

 

La comunidad educativa, además de su dominio
académico, ha reconocido como una constante en su diaria labor el inculcar la
importancia de los valores humanos, la
espiritualidad, y ante todo, la evidente coherencia entre su discurso y la
acción.

En suma, cuatro generaciones de jóvenes de la
población conocieron – dentro y fuera del aula-, el sentido de la bondad,
disciplina, respeto y solidaridad que Ferney encarna.

Así las cosas, desde el pasado 25 de marzo, y
luego de 40 años de servicio activo en la docencia, Ferney tiene la honrosa
condición de ser el primer egresado de la Institución Tomasina que se pensiona
en el mismo centro educativo que lo graduó como bachiller. Una performance
imposible de igualar.

Quizá uno de los mejores recuerdos que tengo
de Ferney, y que me obliga a escribir estas líneas;  radica en la férrea defensa que tanto él como
otros sectores de la sociedad sandoneña realizaron durante mi actuación como
Alcalde Municipal de mi pueblo a la incipiente edad de 23 años. Ferney, a
ciencia cierta, fue una especie de escudero; contribuyendo a capear las
triquiñuelas y remesón mediática cuando rancias y enquistadas castas
politiqueras radicales y mezquinas de entonces, pretendieron torpedear mi
gestión. Muchos años después de ese perverso 
episodio, aún persisten esas infames prácticas que dificultan el
desarrollo local.

Por eso no dudo en avizorar que Ferney, en su
nueva faceta como pensionado libre de ataduras burocráticas oficiales, no engrosará
la lista de cómodos y pasivos espectadores del paso del tiempo; sino que
continuará, desde otra óptica y rol, aportando ideas y acciones en beneficio de
la sociedad.

Como el próximo sábado 25 de abril, un grupo
de amigos tiene previsto realizar un meritorio homenaje de reconocimiento a
Ferney, al cual lamento no poder asistir; desde la distancia aprovecho este
espacio virtual para hacer lo propio con estas sinceras palabras. Queda
pendiente mi emocionado abrazo. Porque tengo el privilegio de ser su amigo.

Felicitaciones y mucha suerte, FERNEY.

Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.