Desde Nod
Por Alejandro García Gómez.
pakahuay@gmail.com
Se acerca otra disputa por el poder. Miles de
millones de pesos corren entre las luces, la tinta y los oropeles en los que se
bañan varios candidatos. Para ellos, las elecciones se han convertido en la
disputa por un dominio político ruin en búsqueda del dominio económico -rapaz
en la mayoría de casos-. Y no entro en distinciones entre izquierdas y
derechas, porque ambas han perdido –en muchos de sus actores- el horizonte que
justifica la acción política: la administración de la equidad, la justicia y la
libertad humanas. Cambian métodos y actores pero el fondo sigue siendo el
mismo. Veamos.
millones de pesos corren entre las luces, la tinta y los oropeles en los que se
bañan varios candidatos. Para ellos, las elecciones se han convertido en la
disputa por un dominio político ruin en búsqueda del dominio económico -rapaz
en la mayoría de casos-. Y no entro en distinciones entre izquierdas y
derechas, porque ambas han perdido –en muchos de sus actores- el horizonte que
justifica la acción política: la administración de la equidad, la justicia y la
libertad humanas. Cambian métodos y actores pero el fondo sigue siendo el
mismo. Veamos.
En los inicios de la República, era un notablato de generales y coroneles compadres
quienes se comenzaron a repartir a dentelladas el presupuesto del desangrado
país naciente con la bendición de muchos clérigos de alta alcurnia y baja
moral, olvidadizos del Evangelio. Aparecieron los civiles y, con rabulescas
mañas, se fueron adueñando del asunto. Con artículos e incisos, pretendieron
defenestrar a los compadres generales y coroneles “en búsqueda del Bien
Nacional”. La mano canónica tomó bando. Y se armó la guerra. Los compadres
retomaron sus espadas y comandaron a sus labriegos. Los civiles se improvisaron
como militares y asumieron el mando de los suyos. Que ambos peleaban por la
integridad de la patria, decían. Por su libertad, alegaban. Así se generaron
las 32 guerras que perdió tanto el Coronel Aureliano Buendía como todos
nosotros, los que aún no existíamos y los que vendrán detrás nuestro, si esto
no se frena.
quienes se comenzaron a repartir a dentelladas el presupuesto del desangrado
país naciente con la bendición de muchos clérigos de alta alcurnia y baja
moral, olvidadizos del Evangelio. Aparecieron los civiles y, con rabulescas
mañas, se fueron adueñando del asunto. Con artículos e incisos, pretendieron
defenestrar a los compadres generales y coroneles “en búsqueda del Bien
Nacional”. La mano canónica tomó bando. Y se armó la guerra. Los compadres
retomaron sus espadas y comandaron a sus labriegos. Los civiles se improvisaron
como militares y asumieron el mando de los suyos. Que ambos peleaban por la
integridad de la patria, decían. Por su libertad, alegaban. Así se generaron
las 32 guerras que perdió tanto el Coronel Aureliano Buendía como todos
nosotros, los que aún no existíamos y los que vendrán detrás nuestro, si esto
no se frena.
El glorioso Partido Liberal y el glorioso
Partido Conservador habían comenzado a crecer. Aunque los historiadores tal vez
no lo acepten, estoy seguro de que el primero nació quizá del dolor y del
rencor de las familias de quienes fueron llevados al cadalso o al exilio
postseptembrino por el atentado contra Bolívar; el P. Conservador, de quienes
apoyaron las arrogantes locuras del Libertador y de su Dulce Loca, en ese antes
y después postseptembrino. Claro que con el imprescindible “cvy” –“¿cómo voy
yo?”- que viene desde entonces y sin el que no se hace ni una sola obra pública
aquí, hasta ahora. Todo con la bendición o la mirada hacia otro lado de los
mismos monseñores.
Partido Conservador habían comenzado a crecer. Aunque los historiadores tal vez
no lo acepten, estoy seguro de que el primero nació quizá del dolor y del
rencor de las familias de quienes fueron llevados al cadalso o al exilio
postseptembrino por el atentado contra Bolívar; el P. Conservador, de quienes
apoyaron las arrogantes locuras del Libertador y de su Dulce Loca, en ese antes
y después postseptembrino. Claro que con el imprescindible “cvy” –“¿cómo voy
yo?”- que viene desde entonces y sin el que no se hace ni una sola obra pública
aquí, hasta ahora. Todo con la bendición o la mirada hacia otro lado de los
mismos monseñores.
La Constitución de Núñez (86’) asentó la
pisada no sólo del conservatismo sino también de su adversario con la última
guerra del s. XIX: Mil días. En el s. XX, la guerra ya no las comandaron
compadres generales y coroneles, sino que desde los cenáculos de los
directorios civiles de los gloriosos partidos se hacía la lista de los poblados
y de quiénes serían los asesinados e incendiados una de esas noches pavorosas.
La encargada del terror era la chusma. ¡Qué ruindad y falta de decencia
ensangrentarse las manos, habiendo quienes lo hagan! A quien “se le moría”, se
le iba quitando la tierrita. A las viudas no les quedaba ánimos de pelearla
sino de mediocriar a sus vástagos para proseguir cultivando la carne de cañón
de las venganzas y las rapiñas.
pisada no sólo del conservatismo sino también de su adversario con la última
guerra del s. XIX: Mil días. En el s. XX, la guerra ya no las comandaron
compadres generales y coroneles, sino que desde los cenáculos de los
directorios civiles de los gloriosos partidos se hacía la lista de los poblados
y de quiénes serían los asesinados e incendiados una de esas noches pavorosas.
La encargada del terror era la chusma. ¡Qué ruindad y falta de decencia
ensangrentarse las manos, habiendo quienes lo hagan! A quien “se le moría”, se
le iba quitando la tierrita. A las viudas no les quedaba ánimos de pelearla
sino de mediocriar a sus vástagos para proseguir cultivando la carne de cañón
de las venganzas y las rapiñas.
A mediados del s. XX la historia se partió en
dos, el antes y el después del Frente Nacional: la inicua repartija del país
sin dar cuentas de las masacres ni de los trescientos mil muertos ni de los
miles de desplazados a los cordones de miseria de las ciudades.
dos, el antes y el después del Frente Nacional: la inicua repartija del país
sin dar cuentas de las masacres ni de los trescientos mil muertos ni de los
miles de desplazados a los cordones de miseria de las ciudades.
Hoy los gloriosos partidos sólo sirven para
dar el “aval”. Es decir se han convertido en las oficinas “selladoras” por
donde pasan los amos de las empresas electorales que, realmente, son los dueños
de los contratos, a grande y pequeña escala, del presupuesto oficial. Y ya no
sólo son dos los partidos. Otros han salido a hacerles competencia. Y cada semana
hay más. Otros disfraces, la misma corrupción.
dar el “aval”. Es decir se han convertido en las oficinas “selladoras” por
donde pasan los amos de las empresas electorales que, realmente, son los dueños
de los contratos, a grande y pequeña escala, del presupuesto oficial. Y ya no
sólo son dos los partidos. Otros han salido a hacerles competencia. Y cada semana
hay más. Otros disfraces, la misma corrupción.
Con este panorama, ¿hay algunos candidatos
confiables? Sí. ¿Cuáles? Ese es el deber de cada uno. Yo ya escogí uno para el
Concejo de mi ciudad. Estudio los otros. ¿Votar en blanco? Creo que aún no es opción.
¿Abstenerse? Pienso que dejó de serlo. 22.X.15
confiables? Sí. ¿Cuáles? Ese es el deber de cada uno. Yo ya escogí uno para el
Concejo de mi ciudad. Estudio los otros. ¿Votar en blanco? Creo que aún no es opción.
¿Abstenerse? Pienso que dejó de serlo. 22.X.15
Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.