Por Silvio Castillo Ortega
silvioco45@hotmail.com

Hace muchos años, dialogando con el sacerdote Lucio Delgado (q.e.p.d.), quien fue auxiliar de la Parroquia, me refería la opinión de unos ingenieros que observaron en la Basílica, una situación que requería, por la gravedad del caso, urgencia en tratar.

Según ellos los cimientos y las columnas como se construyeron, no tienen la capacidad para soportar el peso del techo, elaborado en hierro y eternit que se instaló para resolver problemas que las aguas lluvias ocasionaban. Pues solo el techo pesa más de 80 toneladas, sin tener en cuenta el peso del eternit húmedo.

Personalmente, a uno de los Párrocos que después conocí le transmití lo anterior; pero, al respecto no tengo ninguna información, sobre alguna acción que se haya realizado para atender esta realidad.

Los ingenieros sugerían que para eliminar el apozamiento y la filtración del agua en la convergencia de las bóvedas, se podría impermeabilizar con excelentes productos que hoy en día existen en el mercado e instalar bombas extractoras para evacuar el agua, devolviéndole al monumento su belleza original, quitándole naturalmente el techo existente.

La inversión que se requiere no es de estética sino de una necesidad excepcional, la cual hay que afrontar a su debido tiempo.

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