!!!No nos digamos mentiras!!!

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Pablo Emilio Obando A.

peobando@gmail.com
Todo hombre declina su personalidad
al convertirse en funcionario; no lleva visible la cadena al pie, como el
esclavo, pero la arrastra ocultamente, amarrada en su intestino
”: José Ingenieros – El hombre mediocre
Cada cuatro años los colombianos nos
enfrascamos en una serie de disputas por causa de la política electoral. Así ha
sido desde que tengo uso de razón; fue una lógica que vivimos en la convicción
de que, simplemente, así debe ser. En consecuencia era, y es, natural que los
políticos que obtengan el mayor caudal de votos se apoderaran de las entidades
públicas

Un simple paréntesis de esta lógica se presentó durante el frente
nacional que distribuía en proporciones de “justicia y equidad” las cuotas
burocráticas. El político no era, como tampoco lo es ahora, importante por su
capacidad ideológica o doctrinaria, simplemente era útil en la medida en que
permitía el ingreso laboral en determinadas entidades de carácter oficial. Hizo
carrera en los colombianos la idea o la percepción que un político es aquel que
reparte a sus amigos un trabajo o empleo
. Poco importaba su ideología,
carácter, inteligencia o educación; el más rapaz llegaba a los cargos de
elección popular y los más sumisos e incapaces alcanzaban los cargos de
importancia.
Esa forma de ver y pensar las cosas
nos tiene en el sitio exacto en el que nos encontramos los colombianos. La
corrupción alcanza cifras escandalosas ya que son más de 50 billones de pesos
anuales
los que se embolatan en los bolsillos de estos políticos a través de sus
testaferros en las entidades públicas; el enriquecimiento ilícito y la
inequidad económica y social son producto de estos atavismos que no son otra
cosa que la entrega del país a los corruptos.
En la Colombia de hoy padecemos el
mismo pensamiento que permite que unos cuantos oportunistas ocupen los cargos
de elección popular, son los dueños de las entidades públicas, de los
contratos, de las nóminas paralelas, de la burocracia que desangra el país

sumiéndonos en la pobreza y la miseria colectiva. Algunos obtienen beneficios
de su complicidad en esta farsa electoral por cuanto eligen en la medida en que
reciben cargos o contratos, su voluntad se mueve al vaivén de las promesas
electoreras que se traducen en prebendas y cargos. Pocas mentes se escapan de
este juego siniestro, ejercen su voluntad y su inteligencia sin perder jamás su
autonomía y capacidad. Por supuesto que terminan marginados y alejados del
poder, pero son los únicos a quienes podemos mirar a los ojos con orgullo y
dignidad.
Ad portas de elecciones empiezan a
aflorar escándalos en las entidades públicas. Que el Sena, Corponariño,
Bienestar familiar, etc., etc., se han prestado para cuotas políticas y
burocráticas, que se maneja nomina paralela, que los recursos se han puesto al
servicio de X o Y candidato…. Pero si esa ha sido la lógica de los colombianos,
sabemos que todas las entidades públicas están secuestradas y en manos de
ciertos caciques, a falta de ideas o principios tienen las mañas suficientes
para hacerse elegir mediante contratos, nombramientos y chanchullos. Si fuera
por su inteligencia o capacidad, a duras penas estos personajes serían
representantes de la junta de padres de familia. Es su astucia, perversidad y
falta de honradez lo que los ha llevado a ser congresistas. No se necesita ser
mago o gurú para saber que todos nuestros políticos son dueños o usufructuarios
de alguna o algunas entidades oficiales.
Lamentablemente estas mañas tienden
a perpetuarse, he visto que las mejores mentes se pierden en estos laberintos;
los grandes esfuerzos educativos se dilapidan por cuanto son los mismos padres
los que entregan a sus hijos a estas prácticas perversas y nefastas
, los que
inducen a que su hijo o hija, profesionales educados en universidad, sigan los
pasos de la decadencia y los entregan al servicio de un ser ruin y carente de
pudor o capacidad legislativa. Los colombianos debemos levantarnos contra esta
realidad, quitar de las manos de los políticos las entidades públicas y generar
una nueva sociedad que dignifique a nuestra gente y respete al profesional
joven y capaz.
Invito a los lectores a que, en un
acto de valor, comenten en qué manos se encuentran las entidades oficiales o
públicas. Y a que no elijamos por contratos o cargos si no por convicción y
teniendo en cuenta la capacidad del candidato. Nos hemos prostituido durante
décadas, iniciemos una nueva etapa de la historia de Colombia
.

Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.

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