El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com
El martes el mundo de la literatura y de la poesía, especialmente los intelectuales, los estudiosos, los amantes de la poesía, del buen leer y del buen escribir, muy pocos por cierto, recordamos el natalicio de uno de los más grandes poetas nariñenses y quizá también de Colombia, Aurelio Arturo Martínez, nacido en La Unión, Nariño, el 22 de febrero de 1906.
Pero lastimosamente Aurelio Arturo, “El Poeta del Siglo” como lo llamó la UNESCO al celebrar, en 2006 el centenario de su natalicio, o “la Gloria de la poesía colombiana” en mi libro publicado en aquel año asociándome a esa gran efemérides, ha pasado a ser otro de nuestros ilustres personajes que ya quedaron en el olvido; es penoso para una ciudad como la nuestra, como Pasto La Gran Capital, que se dice la ciudad culta, la ciudad lectora, yo le agrego, y la más galardonada.
Qué interesante sería que desde la misma alcaldía de Pasto, desde la Gobernación de Nariño, desde las secretarías de educación y desde sus entes de cultura, ahora que tanto se pregona sobre la reactivación económica, el fomento del turismo ambiental, religioso y cultural, para que no sea solo “bla, bla, bla” y nada más, se propenda rescatar la vida y la obra de esa camada de egregios personajes nariñenses que, en su momento, y desde su campo, escribieron las paginas brillantes de nuestra historia, llenándola de honor y de gloria.
Y la mejor forma para ello y a manera de homenaje póstumo, pues con muchos por no decir con todos, estamos en deuda, de rendirles su homenaje, sería bautizando a todas la instituciones educativas que no lo tienen, con el nombre de uno de esos ilustres personajes comenzando con los de su pueblo natal, y no solo las instituciones educativas, también las Casas de la Cultura, todos los municipios aun el “más humilde” a excepción de Pasto y Nariño que no la tienen, pues un político “de marras” Parmenio Cuellar Bastidas acabó con ella.
De esta manera y desde las aulas escolares comenzaremos, aún es tiempo, con nuestros niños y niñas, con nuestros jóvenes y señoritas, a rescatar y preservar el conocimiento de la viuda y la obra de nuestros insignes y egregios personajes, tanta que falta que les hace a ellos y también a muchos de nuestros pastusos y nariñenses, incluidos nuestros funcionarios de gobierno, que no saben “un carajo” de la historia de Nariño, de la verdadera historia de nuestro querido departamento.
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