Revivir el quechua… con fútbol

Spread the love

Foto: Panenka

Por José David López

Tomado de
Representan
apenas el 11% de la población peruana y son el sector más discriminado del
país. Ese contexto de aislamiento ante las exigencias competitivas de la
sociedad y un crecimiento alarmante de quienes reniegan de sus orígenes, impulsó
la motivación de un periodista deportivo para conseguir recuperar a través del
fútbol y con ayuda del Mundial 2018, aquello que mejor salvaguarda sus
antepasados, su lengua, el quechua
.
Creo que una de
las primeras palabras que, casi de manera inconsciente, empecé a aprender
cuando me acercaba a una lengua o a una persona de diferente idioma al mío, fue
GOL. Todos gritan “goal” en inglés, los franceses “but”, los italianos “rete”,
los alemanes el potente “tor” y los portugueses “golo”. Los grandes apasionados
del fútbol podrían emocionarse con un gol casi en cualquier rincón del planeta,
e incluso generar cercanía gracias a una única palabra de naturaleza universal.
Pero… ¿Y si tu idioma no contempla cómo se pronuncia la palabra ‘balón de fútbol’?
¿Y si cuando hablases de fútbol casi nadie entendiese lo que comentas aun
estando en tu propio país?
No hay que
buscar un barrio inhóspito del sureste asiático, tampoco una isla desconocida
del Pacífico y ni siquiera un pueblo perdido de la Corea dictatorial. Esa
sensación, la de poder hablar tu propio idioma, en tu país y ser entendido, es
algo que no pueden sentir desde hace muchísimos años casi 3 millones de
personas en Perú. Ellos, comparten una lengua en peligro de extinción, en claro
arrinconamiento social y en plena lucha por la supervivencia. Ellos,
originarios incas, hablan quechua
.
“Los jóvenes
reniegan de su idioma. Existe poca autoestima para hacerlo porque se
avergüenzan de su forma de hablar, les genera problemas de adaptación en la
sociedad y esto les lleva a la marginación y exclusión de quien no lo habla
bien
. Yo les enseño a mis hijos a hablarlo y, al instante, me dicen que no
hable como los abuelos, que en la escuela se ríen de ellos”, explica Demetrio
Túpac, nada menos que el traductor de El Quijote de la Mancha al quechua. “Una
vez me sucedió algo increíble con nuestro idioma y que explica bien el
problema. Fui a Lima a un evento, me encontré a un quechua-hablante y le dije
en nuestro idioma que quería ir a Mañazo, una zona concreta, para coger un
carro. ¿Qué hizo? Me respondió mal, inventándose que no sabía hablar quechua,
porque había gente delante. En cuanto atravesé la puerta, me siguió, se acercó
a mi y me habló perfectamente en quechua. Eso demuestra el aislamiento que
genera a quienes lo hablamos, porque se relaciona con rechazo, mofa, falta de
cultura, pobreza y, por tanto, discriminación”.
A lo largo del
siglo XXI el porcentaje de quechua-hablantes en Perú no dejó de reducirse y
hoy, apenas un 11% de la población confesaría tenerlo como primera lengua (Perú
es el país con más hablantes pero también hay pequeños sectores de la población
de Ecuador, Bolivia, Colombia, Argentina y Chile que lo hablan), localizados
casi todos ellos en las regiones montañosas. Hace varios siglos, los Incas lo
utilizaron para unificar su imperio, algo que interpretó la Iglesia Católica
para desarrollar con él sus tareas evangelizadoras y publicar los primeros
diccionarios y gramáticas en esa lengua. Tras la rebelión indígena por la
Corona Española, se reprimió el quechua sistemáticamente hasta hispanizar la
sociedad
, que ahora no tiene recuersos por recuperar su lengua autóctona.
El Gobierno
Peruano ha capacitado distintos cursos de lengua a funcionarios de los
ministerios de Justicia, de Agricultura y de la Mujer, para que acudan a servir
en zonas andinas, al tiempo que ha implementado un programa de Educación
Bilingüe Intercultural que enseña su lengua a más de 235.000 niños en la
enseñanza primaria
para, sobre todo, evitar que sientan “vergüenza lingüística
respecto al castellano y recuperen el quechua, que ha ido retrocediendo sin
parar, primero de la calle a la casa, y después de la casa a la cocina”,
explica Demetrio, que recuerda que para la UNESCO el quechua es ya considerado
una lengua vulnerable a la discriminación social.
Con tal losa
ante sí y pese a ser muy consciente de que los problemas iban a ser
interminables, Luis Soto se propuso un reto hace ya nada menos que 15 años:
llevar un Mundial de fútbol a los quechu-hablantes. ¿Cómo? A través de las
ondas y gracias a su imponente voz. Teniendo en cuenta que Perú alcanzó por vez
primera en 36 años una fase final mundialista, la idea trabajada durante tantos
años, tomaba el impulso definitivo en Rusia 2018: “Hemos recurrido a distintas
universidades donde tienen alumnos quechua-hablantes. Hemos investigado para
hacer un glosario de términos quechuas para la narración de fútbol, también
libros de la Academia Mayor de la Lengua Quechua y viajando al campo
. Empezamos
las narraciones hace 15 años y eso elevó la autoestima de muchos hermanos en el
campo”, explica este periodista cusqueño, perfecto hilo entre un problema
social que sacude su país y el mayor bálsamo que jamás haya recibido su pueblo,
su participación mundialista.
La tarea de
Soto, que aprendió el lenguaje en casa directamente de sus padres y no bajo
educación académica, va mucho más allá de la narración, pues como ya avisamos,
la lengua quechua no tiene palabras reales para definir un gol o un balón de
fútbol, por lo que su aprendizaje, adaptación y fuerza comunicativa fue en
aumento día tras día: “No hay cómo describir la pelota. El quechua fue creado
por los antiguos incas y la única palabra parecida se refería más bien a una
esfera hecha de piezas de piel de cuello de llama y que se usa en las
ceremonias religiosas. Por ello, tuvimos que unir términos que en castellano
son como ‘cuero’ y ‘esférico’”
. “Usamos la palabra ‘qara q’ompo”, comenta Soto,
que además asegura que usa vocablos presentes en la cosmovisión andina como las
montañas, los ríos, el canto de las aves, a las flores, los animales… con la
única meta de poder generar sensaciones parecidas a los sentimientos que
desprenden en su lengua esos lugares… Sello inca 100%.
Luis comenzó
las transmisiones hace quince años y, en aquella época, era un pionero absoluto
pues por aquél entonces en televisión tan sólo invitaban a hablantes de quechua
para presentar algún segmento de música folclórica o algún festival, nunca
jamás fútbol. Cuando entró en la radio, leía noticias, pero cuando el equipo de
Cuzco, Cienciano, venció a River Plate en la Final de la Copa Sudamericana
2003, se preguntó por la posibilidad de transmitir partidos de fútbol en
quechua
. Unos meses después, lo logró con la selección nacional, aunque admite
que el trabajo más potente y dificultoso de todos estos años era tener los
elementos necesarios: “Tuve que hacerme un glosario de términos de fútbol tras
preguntar a los lugareños cómo describían lo que estaban haciendo. Practiqué
pronunciación y, sobre todo, me exigí mejorar en narrar todas esas palabras con
el ritmo veloz de los partidos
”, explica. Y es que mientras en castellano
podríamos escuchar una narración sobre un futbolista que patea el balón con
fuerza, en quechua todo es diferente, Luis tiene que ‘traducirlo’ como que
comió mucha quinua. Es más, el día que Edison Flores, jugador de Perú, marcó
gol ante Ecuador para poner rumbo al Mundial de Rusia, el ‘mundo quechua’
escuchó que Flores “construyó carreteras donde solo había unos senderos
estrechos” (en chechua, claro). La acumulación de todos estos vocablos
adaptados al fútbol en quechua (más de 500) convierten a Luis en el narrador
más variopinto y en un diccionario humano para todos los que se identifican con
su lenguaje.
Hace tiempo que
el periodista conduce un programa deportivo a diario en Radio Inti Raymi, pero
han sido estos meses pre-mundialistas de Rusia 2018 cuando se puso realmente a
prueba su mentalidad: “Pasé meses practicando con videos de partidos para
perfeccionar velocidad y tono, pues sentía que quienes me escucharan iban a
estar viviendo por primera vez en su lengua nativa el importante momento
deportivo de Perú”, explicaba hace días desde su estudio de radio, donde ya ha
podido llevar a los quechua-hablantes los dos primeros partidos mundialistas de
Perú. No hubo suerte en resultados, pero cientos de miles de peruanos
identificados con la lengua inca sienten ahora que alguien les toma en serio
,
que alguien les respeta y, sobre todo, que hablar su idioma originario no es
motivo de exclusión.
Mientras que él
intenta gritar los goles de su querida Perú, el país intenta revitalizar esta
lengua históricamente marginada e intenta lidiar con el racismo en contra de
los pueblos indígenas (una quinta parte de la población total peruana). Hace
unos meses, dos de los futbolistas internacionales, Flores y Tapia, divulgaron
un mensaje de tolerancia en una campaña publicitaria nacional: “Soy
afroperuano, indígena, mestizo. ¡Peruano como tú!
”, gritaban por la unión
social de su pueblo.
Ya con Perú de
regreso a casa tras romper el maleficio mundialista de casi cuatro décadas,
Luis analiza las consecuencias de su objetivo cumplido, consciente de que nada
puede compararse al valor social de cada una de sus narraciones: “Cuando
empezamos hace quince años la gente se burlaba de mí. Nos decían que no íbamos
a ganar dinero, porque la gente quechua no tiene dinero, que no íbamos a ganar
en publicidad. Pero no lo hacemos por dinero, lo hacemos por reivindicar el
quechua y que la gente se sienta representada
”, expresa. Los Incas dejaron
tesoros arquitectónicos que aun hoy contemplamos como iconos de la humanidad.
El fútbol, elemento eterno de unión, lucha para que también disfrutemos sus
tesoros lingüísticos intentando revivir a los Incas… con goles.

Nota original:

http://www.panenka.org/mundial-2018/revivir-quechua-futbol/

Author: Admin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *