Visión de mujer

Por Elsy Melo Maya

elsy.ya@hotmail.com

Y para terminar el mes de mayo, dedicado a la
mujer-madre, necesariamente debo hacer referencia a la violencia intrafamiliar
de la cual es objeto la mujer-madre, esposa, o compañera. Hablar sobre el tema
pareciera “llover sobre mojado”, pues pese al conocimiento que sobre la
problemática tienen las diferentes instancias gubernamentales y las medidas
implementadas para prevenirla y
sancionarla, las situaciones de maltrato y asesinato contra la mujer se repiten
diariamente.

Por ello en esta ocasión y agradeciendo la
información compartida por una lectora,
transcribiré algunas posibles razones con las cuales los hombres
agresores justifican sus actitudes contra su esposa o compañera; delincuentes éstos para quienes pareciera no
existir legislación aplicable y lo que es peor, practican el criterio criminal
de tratar a la mujer como cosa, esclava o bien de su propiedad.

El texto describe los conceptos que se aplican
en la cotidianidad por determinados hombres machistas e inseguros, para quienes
la agresión es la mejor forma de pretender dominar a la mujer: “Porque alzo la
voz para hacerme escuchar, porque trabajo y soy independiente, porque no me molesta pagar la cuenta ni abrir mi
propia puerta, por eso, soy una mala mujer; porque no nací sumisa, callada,
quieta y frágil, sino altiva, luchadora
y me defiendo, soy una mala mujer; porque cuando llego, se nota mi presencia y
cuando me voy, se siente mi ausencia, entonces soy una mala mujer… y él supone
que debe corregirme”. Deberíamos adicionar: porque pienso, porque actúo, porque
opino, porque soy capaz e inteligente, porque no soy una esclava, porque soy
una persona, porque soy un ser humano
con derechos…

Nada justifica la violencia contra la mujer,
como tampoco es justificable que la mujer la permita y menos si en el hogar existen hijos, toda
vez que las consecuencias psicológicas para ellos, en ocasiones son
irreparables y además sirven de instrumento para que la violencia intrafamiliar
continúe siendo un patrón de conducta que se repite, como consecuencia de las
vivencias en el hogar. Los hijos lejos de ser una justificación para soportar
la violencia, deberían ser la razón fundamental para que la  mujer-madre denuncie al agresor y permita que
se aplique la ley  y la justicia.

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