Por Jesús Ortiz Muñoz

Facebook: erostrato

La pregunta hecha a
personas que no tienen negocio o responsabilidad alguna durante el Carnaval de
Pasto, genera una respuesta que no es sorprendente: Porque es violento y
peligroso….!

En efecto, las
autoridades se dejan llevar por la inercia de las fiestas, pero no trabajan de
ninguna manera en la depuración de esos actos que no son “caricias”
sino peligrosos actos de agresión.

Sin ir más lejos,
muchos todavía sufren de patologías en los ojos por el uso de alcohol que se
disparaba con pistolas de agua, que tras mucho esfuerzo se prohibieron hace
algunos años. Hoy dos problemas graves recurrentes son el “talco” y
la “carioca”, no como elementos de juego sino de brutal agresión.

Podríamos decir, con
ayuda de Lacan, que hay quienes compran un sombrero, un poncho, gafas (todo a
diez mil pesos) y cinco kilos de esa sustancia mugrosa indefinible que puede
ser harina, cal o yeso o la mezcla de todo eso para arrojarla con toda la
dolosa perversidad por manotadas o mediante una especie de jeringa gigante, a
los ojos o la boca del despistado espectador cuyo unico y sano objetivo es ver
el desfile de carrozas pero que termina de urgencias en una abarrotada IPS o si
le va bien, haciendo fila en la URI para reportar el atraco ante desganados
policías que escriben con un dedo. Lo extraño es que ni en la Alcaldía ni la
policía (mucho menos en ese bodrio burocrático llamado CORPOCARNAVAL) se dan
por enterados de la descarga de esos gigantescos cargamentos de ese polvo
toxico transportado en tractomulas que vienen desde Antioquia o la Costa Norte,
seguramente producto de deshecho de procesos industriales pues saben que Pasto
es un mercado seguro, sin objeciones, preguntas o controles por parte de Salud
Pública local o departamental, pese a la evidencia de las enfermedades
respiratorias y oculares que engrosan las estadísticas de esos días de
carnaval.

Cuando una persona
reclama por este tipo de ataque, que nos es la esencia de la fiesta, la
ordinaria respuesta del agresor es: Entonces no salga…! O para qué sale?

Lo cierto es que estas
festividades se han convertido en un producto turístico de gran demanda,
destino que venden las agencias de viajes y que genera caravanas interminables
de vehículos con destino a Pasto, cuya capacidad hotelera se torna insuficiente.
Pero ese producto cuya publicidad es ya gratuita, por su indiscutible calidad
artística, podría mejorarse si las autoridades le meten la mano al control de
la agresión de aquellos desadaptados que miran al otro como un enemigo al que
hay que dejar ciego. Y ese turista que vino ilusionado por la publicidad, jamás
vuelve…!

Por eso muchísimos
pastusos o no salen o se largan a la quinta porra durante el Carnaval…!