Por J. Mauricio Chaves-Bustos
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El 8 de marzo del año 415, camino a la escuela neoplatónica que dirigía y donde enseñaba, fue atacada, desnudada y desollada viva, por orden del obispo católico Siro, hoy santo, la filósofa, astrónoma, física y científica Hipatia de Alejandría. El 8 de marzo de 1610, por orden del rey Felipe III, se establece la Inquisición en Cartagena de Indias, donde fueron juzgadas, y posiblemente quemadas vivas, muchas mujeres que por sus conocimientos eran consideradas brujas. El 8 de marzo de 1900, las mujeres alemanas solicitan al gobierno el acceso a la universidad y la posibilidad de poder titularse. El 8 de marzo de 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, llevada a cabo en Copenhague, se demanda el sufragio universal para las mujeres. El 8 de marzo de 1917, en una manifestación por el Dia Internacional de la Mujer Trabajadora, inicia en Rusia la Revolución de Febrero, antecedente de la Revolución Rusa que iniciaría en octubre de dicho año. El 8 de marzo de 1986 se realiza en Chile una manifestación contra el dictador Pinochet, resultando cientos de mujeres heridas y detenidas, iniciando así su debacle dictatorial.
Lo anterior muestra, en primer lugar, lo significativo de la fecha escogida para conmemorar el Dia Internacional de la Mujer, y segundo, parte de sus importantes luchas para lograr conquistar sus derechos, tan vilipendiados por una sociedad construida desde el patriarcado, donde su papel durante siglos fue relegado al hogar y sus trabajos y contribuciones a la humanidad invisibilizados seriamente.
En Colombia su lucha ha sido constante, aún hoy vemos como diariamente son vilipendiadas por una sociedad a la que le cuesta dejar sus modelos patriarcales, aún millones de mujeres en el país viven a la sombra de una igualdad jurídica distante de la realidad, con salarios por debajo del de los hombres, con trabajos domésticos no remunerados ni valorados por la propia sociedad machista, en fin, cientos de mujeres que diariamente son asesinadas por levantar la voz de protesta en una sociedad donde hacerlo implica violencia.
En Nariño, pese a todos los avances sociales, pese a todas las campañas que se emprendan, aún sobreviven costumbres y tradiciones fuertemente patriarcales, en la zona rural la mujer es sometida muchas veces a tratos inhumanos, dedicadas al hogar y a los cultivos, sin recibir un salario por ello; en las ciudades la desigualdad impera y los feminicidios se han vuelto casi que una constancia. En general, en el departamento las mujeres siguen siendo maltratadas, es una realidad que nos cuesta reconocer, pero es un problema que está latente pese a nuestra indiferencia o a nuestros silencios.
Hoy traigo a colación un artículo que apareció publicado en la revista “Agitación Femenina” #19, del 30 de octubre de 1946, revista dirigida por un grupo de mujeres de Bogotá y Tunja, donde se buscaba el reconocimiento de los derechos para las mujeres, principalmente el sufragio universal; ahí, se reconoce el importante trabajo legislativo que hacía el ipialeño Guillermo Chaves Chaves -en el artículo aparece Chávez Chávez-, para que la mujer pudiera votar en Colombia, lo cual se lograría bajo la dictadura de Rojas Pinilla, como una paradoja. Aquí el mencionado artículo:
“LA PONENCIA SOBRE VOTO FEMENINO
Por Rosa M. Moreno Aguilera
La gran mayoría de nuestras compatriotas ignoran la existencia del maravilloso documento histórico que constituye la más amplia y razonada defensa de los derechos de la mujer que se haya hecho este año en el Congreso: la ponencia relativa al proyecto de reforma constitucional “por el cual se concede a la mujer colombiana el derecho de elegir y ser elegida popularmente” que correspondió al H.R. conservador, Guillermo Chávez Chávez.
Y es natural porque su divulgación no ha trascendido más allá de los “Anales del Congreso” donde fue publicada el 12 de agosto del presente año. Además, las mujeres no reciben los Anales. El órgano de publicidad de las Cámaras Legislativas solamente llega a los parlamentarios, entidades y altos funcionarios oficiales y a algunas empresas particulares de importancia. La poderosa prensa masculina no comenta un hecho de tanto valor democrático porque a los temas de esta clase no se les concede beligerancia. Todavía dicen que el proyecto de voto femenino es una “vagabundería”.
El H.R. Chaves Chávez explicó cómo el factor económico influyó en forma decisiva en la conquista de los derechos de la mujer. Presenta la situación del país hasta fines del siglo pasado, sencillamente desoladora, sin vías de comunicación, fuerza eléctrica y automotriz, escasa producción, pequeñas empresas, Guerras sangrientas “manifestaciones esporádicas de un profundo malestar económico”. “Las mujeres relegadas a las tareas domésticas de la cuna a la tumba dependían económicamente del padre o del marido, ellos las alimentaban y vestían.” Los ingresos fiscales exiguos no permitían acrecentar el número de escuelas y la mayoría de las mujeres eran analfabetas. Y porque eran ignorantes, sin detenerse a meditar acerca de las causas de su ignorancia, el criterio del hombre común, tanto como el del viejo legislador, las ubicó en el sitio de las incapaces.
El hombre tenía acceso a la cultura, y el contacto con el mundo exterior, a causa de los negocios, la política y otras actividades, le dieron derecho a creer que era “más inteligente” que la mujer, ilusión que hoy ha visto esfumarse, no sin secreto malestar.
Estas circunstancias que colocaron a la mujer en una situación de desigualdad no “natural” sino “artificial” – como recalca el expositor – desviaron el pensamiento del legislador, que a la hora de formular las leyes que debían dirigir la colectividad, no comprendieron la injusticia de tratamiento que se le daba a la colombiana.
Del análisis filosófico hecho con gran serenidad por el inteligente parlamentario, se desprende claramente que no fue la religión, ni la filosofía, ni la ciencia los factores que movieron a la sociedad a considerar a la mujer como un ser inferior carente de capacidad para los actos civiles que dieron al hombre su preponderancia. Fueron la economía y la tradición jurídica.
La España conquistadora nos legó sus venerables estatutos recién liberadas las repúblicas americanas de su tutelaje, y la penuria fiscal hacía imposible cualquier avance en la cultura de la mujer.
Pero los comienzos del siglo XX iniciaron una era de gran desarrollo industrial debido a la aplicación de la electricidad y a los numerosos inventos de máquinas que industrializaron en grande escala las antiguas artes domésticas. Vinieron los talleres de Hilados y tejidos con la consiguiente demanda de obreras. Las fuertes empresas comerciales urgidas cada vez más de estenógrafas y más tarde el Gobierno reglamentó el bachillerato femenino y abrió la Universidad para ellas. El progreso económico impuso a la vez la modificación del estatuto de la casada imposibilitada por las viejas leyes para negociar.
La revolución económica no operó en el mundo entero y la mujer conquistó sus derechos con universal aquiescencia. Ellos no se discuten en ningún país democrático, aún más las dictaduras no los han negado. Tenemos el ejemplo de la República Dominicana.
Y por último, la voz del Sumo Pontífice Pío XII se eleva potente y afirma una vez más el principio de igualdad para todos los seres, base esencial de la doctrina cristiana.
El H.R. Chaves Chaves trae a la memoria de los miembros del Parlamento la serie de documentos internacionales que Colombia ha firmado adquiriendo así el solemne compromiso de reafirmar la fe en la igualdad de hombres y mujeres y agrega que nuestro país no puede asistir en vano a todas las Conferencias internacionales recomendando que otorguen a las mujeres sus derechos políticos y negar a sus propias mujeres esos mismos derechos, sin cometer un incalificable acto de mojigatería y de hipocresía internacional.
Los tres proyectos presentados a la Cámara, en este sentido, por varios HH. RR. de los partidos políticos colombianos tienen la misma esencia, aunque difieren un poco en la forma. El H. ponente los acoge – aunque su ponencia es sobre el presentado por los RR. socialistas – y creo que deben estudiarse conjuntamente y aceptarse uno, como síntesis de los tres.
“AGITACIÓN FEMENINA” rinde un sincero homenaje de agradecimiento a los HH. RR. que defienden tan gallardamente la causa de la mujer colombiana, especialmente al H.R. Guillermo Chávez Chávez.”