
Luego del emotivo homenaje que le rindieron la comunidad educativa de la Institución Educativa Concentración de Desarrollo Rural (CDR) de Consacá, sus familiares y autoridades locales, el científico Anderson Alexis Ruales Barbosa compartió su inspiradora historia de vida. Entre saludos, fotografías y pancartas llenas de admiración, Ruales relató cómo una infancia llena de desafíos sembró en él la semilla de la curiosidad y la vocación científica.
- Puede leer Homenaje al científico Anderson Alexis Ruales Barbosa en la Institución Educativa CDR de Consacá
La curiosidad como punto de partida
Desde niño, Anderson se sintió intrigado por fenómenos cotidianos. A los 8 años, sentado en el andén de su casa, se preguntaba por qué los pájaros no se electrocutaban al posarse sobre los cables eléctricos. Fue su abuelo —campesino, sin formación académica, pero con gran sabiduría popular— quien, con respuestas sencillas, pero significativas, encendió en él la chispa de la ciencia: “Siempre respondía a mis preguntas, eso me marcó”.
Creció entre oficios como mototaxista, trabajador de trapiche y ayudante en restaurantes. Más tarde, en Cali, mientras trabajaba en una fábrica de pastas, descubrió su deseo de estudiar en la universidad. Esa inquietud fue orientada por maestros clave como Norberto Acosta, en la CDR, y Óscar Toro, en el Santo Tomás de Aquino de Sandoná, quienes lo impulsaron a participar en olimpiadas académicas y a explorar el mundo más allá de lo conocido.
De Consacá a Europa: una trayectoria ejemplar
Ruales Barbosa estudió Física en la Universidad de Antioquia, donde profundizó en neurociencia, electrónica y materiales. Su destacado desempeño le permitió saltar directamente del pregrado al doctorado, sin cursar una maestría, un caso poco común en la academia.
Actualmente, realiza su pasantía doctoral en el CERN (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear), uno de los centros científicos más importantes del mundo, ubicado en la frontera entre Francia y Suiza. Allí trabaja en el Gran Colisionador de Hadrones, una de las obras más ambiciosas de la física moderna.
Uno de los momentos más emotivos del homenaje fue cuando descubrió una pancarta estudiantil con una fotografía suya en el CERN y el mensaje: “Eres inspiración para los jóvenes”. Conmovido, dijo: “Eso me pareció muy bonito. Espero que ellos también se lo lleven como enseñanza a casa”.
Mensaje para los jóvenes: tecnología, sueños y raíces
Durante su intervención, Anderson dejó un mensaje poderoso para las nuevas generaciones:
“Cuando estaba en el colegio no teníamos internet ni computadora. Pedía mil pesos para ir a una sala de internet en Sandoná y buscar universidades. Hoy, con un celular, los jóvenes pueden conocer el mundo. Si usan la tecnología correctamente, puede convertirse en una herramienta maravillosa”.
Y agregó con orgullo:
“Podemos disfrutar del cuy, del sancocho y del café, y también estar en los grandes laboratorios del mundo. No hay que limitarse: somos campesinos con sueños globales”.
Un ejemplo para Nariño y para Colombia
El homenaje a Anderson Alexis Ruales Barbosa no fue solo un acto simbólico: fue el reconocimiento a una historia de lucha, mérito y esperanza. Su origen familiar en Ancuya, su formación en Consacá y Sandoná, y su presencia en el escenario científico mundial, lo convierten en un referente para toda una generación.
Con su próxima graduación como doctor en Física en la Universidad de Antioquia, Nariño y Colombia celebran no solo un logro académico, sino una victoria de la educación pública, la resiliencia y el compromiso con el conocimiento.