Ante la miseria de Nariño: ¿los mismos con las mismas?

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Por Pablo Emilio Obando Acosta
peobando@gmail.com
“Adam Smith, considerado uno de los
padres de la ciencia económica manifestó en su época que ‘ninguna sociedad
puede ser floreciente y feliz, si la que es con mucho la más numerosa de sus
partes, vive pobre y miserable
’. Es por eso que sacar del estado de postración
en que se encuentran las dos terceras partes de la población nariñense,
requiere no solamente de recursos financieros, sino, además, de una gran dosis
de imaginación, asociatividad y cooperación social. Nariño cuenta con estos
últimos activos, pero se requiere de voluntad política para que los recursos se
prioricen mediante procesos de participación ciudadana, y sean amplias las
posibilidades de lograr dicha sociedad deseable”: DNP

De acuerdo a informes y estudios
realizados por Departamento Nacional de Planeación y el PNUD “El departamento
de Nariño enfrenta retos importantes en el marco de los Objetivos de Desarrollo
del Milenio. El objetivo principal es trabajar por la reducción de los actuales
niveles de pobreza y miseria existentes en el territorio
; por debajo de la
línea de pobreza se encuentra más de la mitad de la población (64,4% en 2005).
En Nariño el índice de pobreza está 15 puntos porcentuales por encima del
promedio nacional (50%) y 36 puntos por encima de la meta para el 2015 (28,5%).
La situación de la población por debajo de la línea de indigencia es igualmente
dramática”. Panorama nada alentador para nuestra gente pues día a día avanza la
pobreza, la miseria y el abandono regional. Y no únicamente del Estado
colombiano, lo más preocupante es que ese abandono y atraso son factores que se
deben a su propia gente y principalmente a la dirigencia regional.
A su propia gente por la sencilla
razón que debido a su precaria educación no cuentan con la preparación política
que les permita elegir a sus gobernantes y, por otro lado, este factor incide
en elementos tan importantes y decisivos como la innovación en los procesos
productivos. Sin ciencia o tecnología
los pueblos se hunden en un atraso cada vez más notorio que se refleja en las
necesidades básicas insatisfechas
y en el hecho de que “por debajo de la línea
de pobreza se encuentra más de la mitad de la población (64,4%)”. Significa
esto que Nariño se encuentra en situación crítica, que su gente se muere de
hambre, que no cuenta con acueductos o alcantarillados, que los índices de
desnutrición son altos y superiores al índice nacional, que existe desempleo y
que no se vislumbra la luz al final del túnel.
Y culpa de su dirigencia que ha sido
incapaz de gestar una política de desarrollo estructural para el departamento
de Nariño. De nada, o muy poco, nos ha servido el ser una de las regiones que
cuenta con el mayor número de congresistas pues este hecho no ha impulsado la economía
de nuestro departamento
. Muchos de
nuestros senadores y representantes juegan un papel insignificante en la
política nacional caracterizándose por su habilidad burocrática, su mutismo
total y absoluto en las grandes decisiones del país y por ser unos simples
gamonales en las entidades públicas u oficiales que les sirven de trampolín a
sus aspiraciones electorales. Los grandes recursos que se invierten en ellos
entre sueldos, primas y prestaciones, amén de los recursos de sus Unidades de
Trabajo Legislativo, se constituyen en saco roto a cargo del pueblo nariñense.
En diferentes informes económicos de
las regiones colombianas se reitera la difícil situación del departamento de
Nariño: “En el departamento de Nariño, la población con necesidades básicas
insatisfechas llega al 43 por ciento
, cifra 60 por ciento más alta que el
promedio nacional, el déficit de vivienda supera el 56 por ciento, hay 82 por
ciento de hogares que no cubren los gastos básicos y las fincas cafeteras solo
alcanzan a tener en promedio 1,03 hectáreas. Cito al Departamento Nacional de
Planeación y al PNUD, según los cuales, la Región Pacífica “posee las peores
condiciones del país al estar (el subíndice de calidad de vida) quince puntos
por debajo del promedio nacional”. La situación se ve agravada por las
constantes fumigaciones aéreas con glifosato y otros tóxicos, que dañan los
cultivos de pan coger. La población indígena del sur del país se ha visto
especialmente golpeada por la pobreza”.
Los nariñenses parecemos alejarnos
cada vez más de alcanzar los Objetivos De Desarrollo del Milenio ante sus
propias realidades socioeconómicas
que, como se ha expresado una y otra vez
superan y con creces la desigualdad e inequidad del país: “Nariño tiene un alto
índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), 43,8%, frente al 27,6% del
promedio nacional. Esta situación se puede explicar, en buena medida, por las
bajas coberturas del departamento a nivel de servicios básicos, agua y
alcantarillado; especialmente en el sector rural. Para 2005 en el área rural
tan solo el 14,54% de los hogares tenía servicio de acueducto”. Triste y
lamentable realidad que nos posiciona como una de las regiones menos
competitivas y rezagada del polo de desarrollo del resto del país.
Por supuesto que los grandes culpables
los podemos encontrar en la clase dirigente que se contenta con gestionar,
pensando en sus intereses electoreros
, la “carreterita” que le permita
engatusar a los campesinos o a los indígenas para convertirlos en sus
electores. Y da pena decirlo, pero se
han convertido en gamonales de entidades públicas en las cuales esquilman el
erario y ofrecen dádivas y contratos a falta de ideas o argumentos de
desarrollo económico o social. No existe
político nariñense que no posea para su provecho una entidad pública, y es
únicamente gracias a esta habilidad que se perpetúan en sus curules. La realidad habla por sí sola y es triste y
lamentable saber que así seguirá durante muchos años más.
El elector se ha corrompido a cambio
de contratos y promesas laborales
; y si bien esta es una realidad nacional es,
sin duda alguna, más notoria y perjudicial en nuestra región. Las entidades públicas, creadas para generar
desarrollo y fomentar políticas de dinámica social, las han convertido en unos burdeles donde
cohabitan la corrupción y la incapacidad. Basta ver informes periodísticos de los últimos años donde las cuotas
políticas, o testaferros, se encuentran en manos de personajes inescrupulosos,
prófugos de la justicia, reos de conciencia, investigados por actos de
corrupción y en algunos casos sentenciados y puestos a buen recaudo.
Nariño no aguanta más actos inmorales, lo
preocupante es que todo anuncia que seguiremos por la misma senda
, por el mismo
derrotero de atraso y corrupción. A los pocos que nos atrevemos a exponer la realidad o
enfrentarnos a los barones electorales se les margina y se les condena al
ostracismo laboral y electoral. Pero
todo anuncia que la cuerda tarde o temprano se romperá y que en medio de la tragedia
despertaremos sumidos en el abandono, la miseria y la pobreza. Entre nuestra
clase dirigente y la corrupción electoral 
hemos trazado el destino de un pueblo que si bien no merece su suerte,
también es factible expresar que la ha fomentado y sostenido. Mientras tanto
sigamos en la fiesta electoral donde los mismos gamonales e incompetentes
lanzan las redes que les permitan usufructuar la ingenuidad de sus electores; y
los jóvenes profesionales se encuentran con la indigna tarea de ser voceros de
una clase corrupta que nos ha sumido en la situación en la que estamos.  El hambre y la indignidad eligen mientras la mermelada se escurre por entre las
baboseantes manos de unos cuantos  e
indignos elegidos. ¡!!Y Nariño responde: a vencer!!!
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