Discurso ‘culebrero’

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Endulzando las palabras
Por Iván
Antonio Jurado Cortés
iajurado@yahoo.com
Arrancó el
rifirrafe por el sí y por el no; insólito pero real en nuestro país. Desde
cualquier perspectiva se puede concluir que siempre sería mejor la tranquilidad
aunque sea parcial que una incertidumbre sin fin
. Claro está que en este asunto
del plebiscito lo que se mira es una ráfaga politiquera que entorpece el
verdadero sentido del objeto propuesto. Después de cuatro años, se ha llegado a
unos acuerdos para finalizar un conflicto que ha dejado tragedia y atraso a las
comunidades.

A nadie le
puede pasar por la cabeza que el silencio de un fusil puede ser peor que su
disparo; sin embargo, existen personas de pensamiento maquiavélico que inducen
a otras para intentar sabotear un propósito que no es del presidente Santos
como lo quieren hacer ver
, sino de todo un país que ha venido clamando paz en
los campos, menos muertes violentas y más inversión en todos los sectores del
Estado. En este tema se observa el cinismo de personajes en contra de un acto
que puede transformar positivamente la historia de esta patria, tan
convulsionada a causa del conflicto armado.
Los diálogos de
paz en La Habana han sido utilizados por muchos políticos para saciar intereses
caudillistas, unos supuestamente apoyando el proceso; otros, criticándolo; en
fin, cualquiera que sea el planteamiento, las dos posiciones le hacen daño al
objetivo nacional. Se ha visto que hasta ´pintas’ que yacían en los anaqueles
polvorientos del recuerdo, se han sacudido y emergido para hurtar la capa de
‘superman’ y ofrecerse como redentores. Se sabe que en una emergencia hasta los
ladrones se convierten en auxiliadores de los débiles. Este momento coyuntural
que afronta Colombia es único, dado que se conciliará políticamente con la
guerrilla más antigua y fortalecida del continente
.
Lo imperdonable
sería que la paloma blanca sea blanco de la presión de los vientos negativos,
condensados e impulsados desde las bombas del odio y venganza, de personajes
que han vivido a costilla del desentendimiento de millones de compatriotas que
solo se asustan  a la víspera de la
muerte. Cada vez son más desvalidos los argumentos del NO, significando
debilidad frente a una necesidad popular
. Más cáustico aun, funcionarios que
alguna vez propiciaron espacios de confrontación armada pudiéndola haber
evitado, hoy, sean los apoderados de las víctimas de esta innecesaria guerra,
enjuagándose la boca expresando a los cuatro vientos su solidaridad.
Vulgar mentira
que salga hoy el patrón del Ubérrimo a vociferar que le preocupa la impunidad y
el castrochavismo; frases mandadas a recoger pero que en los últimos años
incursionaron en las mentes débiles y codificadas en modo novela de una
sociedad desprevenida. Este señor al igual que su sequito de amigos, son un
puñado de soberbios que no les interesa el desarrollo del país, solo sus
inversiones y réditos políticos. A estos seudolíderes nunca les ha importado el
dolor y necesidad de la gente que ha sufrido la rigurosidad de la lucha armada
;
al contrario, han jugado con el sentimiento de los lastimados.
Apoyar el
proceso de pacificación política con las FARC no significa estar de acuerdo con
el gobierno en su totalidad; hay que discernirlo como una responsabilidad que
el pueblo encomendó al ejecutivo al momento de elegirlo, donde la seguridad y desarrollo
de los pueblos es imperativo. Es en este marco que se acoge cualquier intento o concreción de
entendimiento con las agrupaciones bélicas o delincuenciales, pensando en el
bienestar de los gobernados, entendiendo que Colombia es de las pocas naciones
en el mundo donde persiste un enfrentamiento armado  por más de 50 años, dejando a su paso miles
de muertes y lisiados
.
Al detallar el
discurso de la oposición contra el pacto gobierno-rebeldes, se concluye que
carece de toda sensatez, motivo que no existen argumentos de por qué los
colombianos deban votar NO a una consulta, que simplemente pide la refrendación
de unos acuerdos que evitarían la disminución de muertes y víctimas.
Lógicamente como en cualquier proceso de armonización entre grupos o bandos,
siempre habrá flexibilización y trato especial, porque de no ser así, nunca se
llegaría a acordar algo
. Es el rencor lo primero en mitigar o si es posible
erradicar de las posturas negociadoras.

Es lamentable
que con un discurso ‘culebrero’, la gente se olvide de su propia necesidad y
favorezca intereses de redentores solapados, que perfectamente saben que la
guerra es más dañina que cualquier intento de pacificación
. Es ridículo poner a
consideración la tranquilidad humana a través de un plebiscito, pero que le
vamos a hacer, estamos en la tierra del ‘Corazón de Jesús’.

Domingo, 28 de agosto de 2016
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