Por Emilio Jiménez
emiliosantiusti@gmail.com
Los hinchas verdaderos de corazón de un equipo de fútbol tenemos algo en particular, y es que creemos que nuestro conjunto es el mejor del mundo, por encima del Real Madrid o la Juventus; por lo tanto, somos muy críticos de las contrataciones o refuerzos para el inicio de cada temporada.
Amo a mi región y al Deportivo Pasto, pero hoy quiero hacer un llamado a la tranquilidad y a analizar la realidad que puede estar detrás de una contratación de un buen jugador de fútbol para el Tricolor. Sin ánimo de pordebajear a Nariño o a Pasto, sí es pertinente ponerse en los zapatos de las directivas del Volcánico.
Si bien nosotros somos el equipo más grande entre los chicos, por campeonatos, hinchada, etcétera; la lejanía, la estigmatización nacional de atraso, entre otros factores, llevan al jugador de fútbol pretendido por el Pasto a dejar al Tricolor como la última opción.
Por ejemplo, como jugador, si quieres que tu familia te visite en Pasto, tendrás que sacar de tu bolsillo tiquetes aéreos de casi un millón de pesos por persona en temporada baja, es más barato viajar a Miami o a Cuba que venir a aquí. Y si lo quieres hacer por tierra, pues los derrumbes, las pésimas vías y la inseguridad te pueden llevar a pasar una mala hora.
Por eso es que es muy difícil ver en Pasto a jugadores de renombre como si se contratan en Bucaramanga o en Magdalena. Y no me refiero a JF Quintero, lo digo por la camada de los Dayro Moreno, son malos, pero son conocidos. Así el presidente se pare de cabeza, debe esperar a que salgamos de ser el plan Z laboral.
Piense que usted no es pastuso y le dan a escoger trabajar entre Pasto, Pereira, Santa Marta, Tunja o Montería. ¿En cuál lugar pone a la Ciudad Sorpresa de Colombia? A esto hay que meterle mano entre todos los sectores para entender que únicamente juntos la región avanzará. Ni el Deportivo Pasto se salva del abandono histórico estatal en el que nos encontramos.
-
-
-
-
-
