Por Miguel Ángel Santacruz
Cada vez que visitamos “lácteos Santa Clara” o “La YE” salen al encuentro las cabritas, siempre nos dicen lo mismo: “veeeeeeeeeeeeeee veeeeeee” invitándonos a ver la basura que los enemigos del aseo, depositan en la Avenida y quebrada, lo cual da mal aspecto en la entrada Sur.
Esta Avenida se construyó con muchas contradicciones, la diseñó el arquitecto Luis Felipe Márquez, al igual que el parque principal; a petición de Hernando Gómez Jiménez, alcalde municipal, según el arquitecto, la Avenida, en principio se llamaba “Sergio Antonio Ruano” subía del puente 175 metros, (terminaron desviándola) pasaba por el pie de la loma y empataba a la carretera circunvalar, cortando puente y curvas, pero los dueños de los predios y otras yerbas con sus peones no dejaron, se opusieron a sangre y fuego.
Sin embargo, Hernando Gómez Jiménez, subido en un buldócer, impartía órdenes a los trabajadores, municipales, para abrirla, cueste lo que cueste; en consecuencia, se presentaron las primeras escaramuzas, los alegatos, los insultos, los empujones, palabras van, palabras vienen, trompadas van, trompadas vienen y hasta palabras de alto calibre. También enfrentamientos a mano armada, etc., etc., pero Alfonso López, personero municipal, no se aguantó y como le gustaba a cada uno les fue dando su parte, inclusive al dueño de la Emisora Ecos de Pasto, a quien le dio hasta sangrarlo; alguien le dijo: Alfonso le hubieras dado un chirlazo, no más, él contestó: me estaba manoteando en mi cara, por eso le di. De ahí en adelante se armó la de Troya, al día siguiente las emisoras de Pasto se reventaban, protestaban a lo largo y ancho; repartían el infierno para el alcalde y personero de Sandoná, por el abuso de autoridad y los ultrajes personales, solicitaban la destitución inmediata para los dos funcionarios.
Al mismo tiempo comenzaron las acusaciones, murmuraciones de toda índole; chismes callejeros, y fue así como el pueblo también organizó y se formó un Frente Civil integrado por la Sra. Córdula Benavides de Rosero, Emma Meza de Bravo, Rosa Elena Correa, Berenice Insuasty y los señores: Gabriel Insuasty, Alejandro García Enríquez, Clímaco Mora, José Correa, Manuel Meza, Marcial Sánchez, entre otros. La Comisión salió de Pasto, El Sr. Gobernador Sergio Antonio Ruano, nos concedió la audiencia, se le expuso nuestros puntos de vista, los aceptó en todas sus partes y con la firmeza que lo caracterizaban dijo: conozco a Hernando Gómez en toda forma, con él hemos iniciado la variante por El Rodeo, acorta la distancia entre Pasto y Sandoná en 9 kilómetros, ya se iniciaron 2 kilómetros de Ell Ingenio a Patachorrera y 3 kilómetros de La Florida a El Maco. La estructura del antiguo puente sobre el río Juanambú ya está adjudicada para que haga parte del puente sobre el rio Chacaguaico, procedió diciendo: a la planta eléctrica del rio del Ingenio, únicamente le falta la RED, porque los generadores y demás instrumentales ya están instalados y concluyó: aun así, a Hernando lo retiro de la Alcaldía de Sandoná, por la presión que existe desde Bogotá y lo nombro Administrador de las Empresa Municipales de Pasto. Y punto (agua fría).
Entre tanto los opositores, celebraban el acontecimiento, por la tarde hicieron desfiles con banda de música, tronantes, cuetes, aguardiente y por la noche amenazas a Hernando Gómez Jiménez que le obligó salir a las 11 de la noche en una volqueta de las dos que había dejado su administración, solamente habíamos dos amigos despidiéndolo: Hermóenes Egas Mora y mi persona, quienes no le debíamos ningún favor.
El parque como la Avenida debería llevar su nombre, porque fue el mejor hijo que ha tenido Sandoná; siempre pensaba en el progreso de su pueblo. A Ramón Flórez y Medardo Guerrero, que estuvieron presentes muchas gracias por su compañía.
A continuación palabras que pronunció el Sr. Clímaco Arcos Castillo, el día del sepelio de Hernando Gómez Jiménez. Pasto diciembre 29 de 1963. Como un homenaje póstumo.
Señores:
La muerte con su seño implacable ha segado la vida de un hombre que plasmó Dios con un alma destinada a las más nobles ejecutorias humanas, con una mentalidad capaz de dominar desde la altura y con un corazón de estoicismo singular para ser fuerte ante la adversidad y el dolor. Ese hombre se llamó Hernando Gómez Jiménez.
Nació al calor de un hogar que tuvo por lumbre la inteligencia de un progenitor hidalgo e ilustre, y por regazo tierno el de una madre santa y austera como todas las madres de mi tierra.
Sandoná lo vio nacer, al despuntar de cada aurora lo vio crecer como esos árboles que se yerguen majestuosos entre la inmensidad del bosque y años más tarde, bajo su sombra, como una flamante bandera, tras de él marcharon sus gentes hacia la cumbre de las mejores conquistas.
Pero, no estaba su vida reservada para hacer únicamente de su solar nativo el objetivo de sus grandes inquietudes, sino para algo más, allá dejo el fruto de sus brillantes jornadas, encaminadas siempre al bien común, perpetuadas en obras que hacen de su tierra un remanso de paz y amor, un himno a la superación, un tributo fiel a las cosas del espíritu y un privilegiado culto a la belleza de sus adorables paisajes en eterna floración de luz.
Como los grandes del mundo, su vida es permanente función de ideales, era menester que se endilgara más allá de las fronteras regionales y en plena juventud ya en las encumbradas tareas del periodismo, ya en las abnegadas campañas del bienestar y la prosperidad. Precisamente, la muerte lo sorprendió cuando en la gerencia de las Empresas públicas de Pasto estaba realizando una obra de grandes y fecundas transformaciones, y, precisamente también, cuando viajaba en unión de su esposa y Personero de su pueblo a asistir a las deliberación del Consejo Municipal, con la preocupación constante de servir los caros intereses de su patria, a costa de todo sacrificio.
Hernando Gómez Jiménez, fue un hombre extraordinario: amó el hogar de su esposa y de sus hijos, como amó el de sus padres y hermanos. Vivió para ellos con toda el alma. Unido a una mujer espiritual hizo de su casa un templo de acendrados afectos y edificantes virtudes. De allí que, a no dudarlo, sus hijos serán más tarde testimonios elocuentes de lo que fue su padre.
Amó la patria hasta ofrecerle su vida como los mártires de los sublimes holocaustos.
No tuvo flaquezas en el campo de batalla, ni fue desleal, menos inferior a los nobles postulados de la verdadera amistad.
Luchamos juntos por comunes ideales y un día plantamos toldas separadas, como ocurre en un país en que la democracia nos concede el derecho a pensar con cabeza propia. Fundamos dos órganos de publicidad para darle altura a la contienda y cuando ello tocó a su fin, no quisimos malbaratar la gloria, sino hacerla más diáfana y digna, retornando de la lid sin rencores ni asperezas.
Fue entonces cuando aprendí a admirar su recia y diamantina personalidad y a sentirme más que un amigo, un hermano suyo.
Por eso, en esta amarga hora, siento el alma desgarrada y estas palabras no son más que el eco sordo de un grito escapado de lo más hondo de mi ser.
Que el Cristo de las sangrantes heridas, en esta hora nos depare la calma del espíritu, que a su dolorida esposa le dé el bálsamo del consuelo y a sus hijos la fortaleza de mirar el futuro con optimismo y sin lágrimas.
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