Rincón consaqueño
José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmail.com
Según la Constitución colombiana, pueden ejercer su derecho al voto los ciudadanos mayores de 18 años de edad que no hagan parte de la fuerza pública, que no estén en proceso de interdicción y que no hayan tengas condenas de tipo penal.
La elección de presidente y vicepresidente de la república se hace para un periodo de cuatro años sin posibilidad de reelección y quien pretenda llegar al cargo debe ser colombiano de nacimiento y mayor de treinta años de edad. La primera vuelta se celebra el último domingo de mayo, resultando ganadora la fórmula que obtenga la mitad más uno de los votos válidos y, en caso de no lograrse esta cifra, los dos candidatos que hayan obtenido la mayoría de votos se enfrentan en una segunda vuelta, siendo ganador quien obtenga la mayor votación y quien obtenga la segunda votación tendrá una curul en el Senado y en la Cámara de Representantes su fórmula vicepresidencial.
Hoy, muy cerca a celebrarse la primera vuelta de la elección presidencial, con un ambiente social y político enrarecido y con un proceso electoral considerado de los más complejos en los últimos tiempos, vemos como según las encuestas, la izquierda arrasa con su candidato, la derecha despliega toda su capacidad para fortalecerse, el centro flaquea, mientras el partido de gobierno sufre su aparente declive electoral, con un candidato escogido en particular debate interno, que decidió renunciar a su aspiración presidencial.
Los candidatos se estancaron en sus discursos sobre la paz, la miseria, la corrupción, la inseguridad y otras vivencias diarias, ofreciendo soluciones utópicas que luego se convierten en meras intenciones, pues chocan con muros de contención invisibles implantados por los actores principales de estos momentos coyunturales de la realidad nacional, que no les permiten gobernar como era su intención gobernar.
Pero existe un significativo número de colombianos que prefieren el voto en blanco, que de llegar a ganar debe repetirse por una sola vez las elecciones, sin que para el caso de elecciones para cargos individuales puedan presentarse los mismos candidatos, mientras que para el caso de corporaciones públicas no pueden presentarse las listas que no hayan alcanzado el umbral y, si en la repetición de las votaciones llega a ganar nuevamente el voto en blanco, queda como ganador el candidato que alcanzó la mayoría de votos válidos en la contienda electoral.
No obstante los sofismas que se pregonan sobre el voto en blanco, pues se dice que no sirve para nada, que es lo mismo que no votar, que suman a quien logre mayorías en el certamen electoral; lo cierto es que es simplemente una expresión política de rebeldía con el sistema actual y que según sentencia C-490 de 2011 de la Corte Constitucional, es una expresión política que denota inconformidad.
Consacá, 20 de mayo de 2022
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