Este viernes falleció el señor Luis Enrique Martínez Martínez en hechos que son materia de investigación de las autoridades competentes.
Luis Enrique Martínez Martínez nació en la vereda San Antonio Bajo el 10 de abril de 1964 en el hogar formado por el señor Enrique Martínez y la señora Erfilia Martínez. La familia Martínez Martínez de igual manera la integraron Bertilde y Juan.
Sus primos Anibal y Erlinto recuerdan que Lucho, como le decían desde niño, estudió unos años en la escuela de San Antonio Bajo y en la escuela de la vereda La Loma, hasta cuarto de primaria y posteriormente se dedicó a trabajar en la agricultura como su padre.
Conoció todos los trabajos relacionados con el cultivo del café, como el trazado, la ahoyada, el almácigo, la siembra, la fertilización, la cosecha y el beneficio y de igual manera las actividades del cultivo de la caña panelera desde la siembra hasta la molienda y en todas ellas fue característico su sentido del humor o “la recocha”, como era conocida esta expresión, acompañada de una sonrisa o de una sonora carcajada.
“Él vivió en San Antonio hasta que murió la tía Erfilia”, expresa Anibal, “y posteriormente se fue a vivir a Sandoná cuando tomó la decisión de conformar su propio hogar con la señora Gloria Villarreal”. Primero residieron en la carrera 4 cerca al Hospital Clarita Santos, luego en la calle 6, barrio Comercio y en los últimos años en la carrera 5, barrio Meléndez.
“En San Antonio había un señor bajito al que le decíamos ‘El Templado’, quien era nuestro compañero de trabajo”, manifiesta Erlinto. “Cuando El Lucho regresaba de Sandoná a San Antonio, lo chiflaba desde bien arriba y cuando estaba cerca de la casa lo gritaba -Templado, Templado- y él se ponía muy contento”.
Seguramente desde esa época empezó a decirles a las demás personas “Templados”, entre ellos a sus amigos más cercanos, razón por la cual en los últimos años la gran mayoría de ellos le decían con cariño “Templado” y los más jóvenes “Don Templado”.
Hace unos 25 años su hermano Juan, muy aficionado a la política, siempre lo invitaba a las reuniones con el dirigente político Darío Martínez Betancourt, a su oficina en la ciudad de Pasto. Tanto Juan como Lucho contaban en aquella época que el representante y luego senador los trataba a cada uno, de manera cariñosa, como “Mi Negro”. Desde esa época Lucho trataba a sus amigos de esa manera: “Mi Negro”.
Anibal comentó que su primo en una época se dedicó a la molienda en el municipio de La Unión y durante esa temporada llevó a varios sandoneños a realizar estas labores y luego lo hizo en algunos municipios del sur del Cauca.
En los últimos años se dedicó a trabajar como comisionista de fincas, casas, trapiches, para lo cual se reunía con los propietarios, quienes lo autorizaban para ofrecer este tipo de bienes.
Oscar Girón, uno de sus amigos cercanos, lo recuerda por le sacaba chiste a todo y siempre estaba con la sonrisa a flor de labios. “Era común encontrarlo en la esquina sur occidental del parque principal con varios amigos y en medio de las conversaciones siempre era común las risas y en varias ocasiones las carcajadas, que no se podían disimular.”
“El Lucho nos deja el legado de la alegría, el respeto en el trato a las demás personas, entre ellas a las mujeres a quienes les decía ‘nenas’, el sentido del humor y especialmente el nombre de ‘Los Templados’, que lo llevaremos en su memoria” agrega Girón.
Video de un saludo a personas conocidas: Cortesía de Lucho Revelo
La velación se realiza en la Sala Recordar del barrio San Carlos y sus honras fúnebres se cumplirán este domingo a partir de las 2 de la tarde en la basílica Nuestra Señora del Rosario y posteriormente el traslado de sus restos mortales al cementerio Jardines de Paz.
Nuestras voces de pesar para su esposa Gloria, su hijo Dilmer, sus hermanos Bertilde y Juan, sus familiares, sus amigos y vecinos del barrio Meléndez.
Paz en la tumba de Luis Enrique Martínez Martínez.
Fotos: Cortesía de Oscar Girón