Rincón consaqueño
José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmai.com
Los cielos consaqueños se iluminaron con fabulosa alegría. Fueron tres noches inimaginables, cuando luces incandescentes se elevaban al espacio y descendían formando cascadas de luces multicolores que despertaban la noche y la convertían momentáneamente en un reluciente día, para rendirle culto a nuestra patrona la Virgen del Tránsito, precisamente cuando celebramos su condición de guiadora de los destinos celestiales de este municipio perdido en una montañosa e indescifrable geografía.
Se sucedió en los días 13, 14 y 15 de agosto de esta anualidad. Tres días con sus noches de majestuosa gala, asignados cada uno de ellos a grupos representativos del municipio para la celebración. El 13 le correspondió a la colonia de consaqueños residentes en otras regiones del país, el 14 a la parroquia junto con la administración municipal y el 15 a los transportadores, todos comprometidos con el entusiamo católico de la feligresía.
Parecía que volvíamos a otros días. Épocas pasadas que añoramos silenciosos y quizá sin pensarlo, remembrando los inicios de esta celebración cuando en el año 1803, por cierto acontecimiento sucedido en la corona española, hubo misa solemne y luminarias el 15 de agosto y por tres días.
Nuestra señora del Tránsito, durante los tres días se paseó majestuosa y reluciente, hermosa y agraciada, por las calles en suntuosas procesiones que recorrían las calles atestadas de gente que la miraban con ferviente alegría, mientras claveles y rosas descendían de terrazas para bañarla en flores resplandecientes y darle una aire de reina que justamente lo merecía.
Emocionado y satisfecho, miré como la devoción católica persiste en este rincón perdido en una escarpada, montañosa y bella geografía.
Consacá, 23 de agosto de 2024