Desde Nod

Por Alejandro García Gómez

pakahuay@gmail.com

Según el Banco de la República, la deuda
externa colombiana subió a US$106.305 millones, a marzo de 2015 “registrando un
crecimiento anual del 12,2%”. Caricaturizando un poco, podríamos decir que cada
uno de los 48 millones de colombianos (los que vivimos y quienes están por
nacer en este momento) tenemos una deuda de más de 2 mil dólares (US$2.2214,7).
¿Caricaturizando?

En números redondos, la deuda griega ha
llegado a 320 mil millones de euros que, a la cotización actual entre euro y
dólar, es alrededor de 3,5 ó 4 veces mayor que la nuestra, o un poco más o
menos según los movimientos de la economía actual, con la revaluación de éste.
Todos conocemos la película de lo que ha ocurrido en los últimos días: la
soberbia de la gobernante alemana y de los países europeos con economías
fuertes que trataron de atemorizar al pueblo griego. La respuesta de éste todos
la conocemos en el reciente referendo: ¡no vamos a dejar que nos crucifiquen!
Votaron NO a las exigencias de las autoridades de la eurozona: no nos dejaremos
imponer las exigencias. Alexis Tsipras, el gobernante griego quien había ganado
con tal divisa, cambió su criterio y, faltando dos horas para cumplirse el
plazo, entregó unas propuestas de “rendición” o aceptación o “salvación”, según
como se lo quiera ver. Hoy se sabe que le “prestan” más de 7 mil millones de
euros para que pague  el atraso con el
FMI. Como cuando uno saca un préstamo-avance de una tarjeta de crédito para
quedar bien con el alcance de otra tarjeta de crédito. Ya sabemos, a la larga,
en qué termina eso.

Paul Krugman, un gringo Premio Nóbel de
Economía 2008 –que no es ningún comunista-, dice: “… esta lista de exigencias
del Eurogrupo es una locura. La etiqueta de Twitter ThisIsACoup (“esto es un
cuartelazo”) es exactamente correcta. Esto va más allá de la venganza pura, la
destrucción completa de la soberanía nacional y la falta de esperanza de
alivio. Probablemente pretende ser una oferta que Grecia no pueda aceptar; pero
aun así, es una traición grotesca de todo lo que el proyecto europeo se suponía
que representa” (New York Times, citado por El País, Esp., 13.VII.15).

El proceso por el que Grecia y nuestros países
han llegado a este extremo de deuda externa que crece cientos y miles, cada que
pasa un día, es más o menos el siguiente: las grandes trasnacionales “visitan”
tu casa, o sea tu país. Se enamoran de lo que tienes que produzca dinero:
recursos naturales (petróleo, oro, gas, biodiversidad, posibilidades
eléctricas, etc.) y sus bancos te prestan plata para mejoras o para cualquier
otra excusa. Tus hermanitos mayores, haciendo de dueños, aceptan en tu nombre,
lo reciben con las condiciones que ellos impongan y firman a tu nombre. Se
quedan con la casi totalidad del préstamo (corrupción). Tú debes trabajar para
pagar esa deuda con las normas que dicten tus hermanitos mayores que son las
que esos bancos les “recomiendan”. Exigen que les “vendan” lo que les atrae
(ISA-Isagén, p. ej). A nombre tuyo, tus hermanitos, cada vez requieren más
dinero y más préstamos para los suyos. Tú debes seguir trabajando para pagar
esas deudas cada vez mayores. Te queda para comer y sobrevivir y te recortan
pensiones o presupuesto para salud y educación. Las deudas de ellos se vuelven
tan grandes que deben pedir más para pagar los intereses de esa misma deuda. Y
los bancos les siguen entregando el dinero a ellos para pagar sus propios
intereses y para ellos (corrupción), o que se les venda más (San Turbán,
Quimbo, p.ej.). Y la deuda seguirá creciendo, cada que se oculta nuestro sol. Y
más recortes a pensiones y etc.

Nuestra deuda externa crecerá en dos billones
de pesos más, por la revaluación actual del dólar. “Nuestra” deuda crecerá, por
día, en dólares y la pagaremos con esos dos billones de pesos adicionales.

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