La degradación social ha tocado fondo

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Endulzando las
palabras
Por Iván
Antonio Jurado Cortés
iajurado@yahoo.com
Definitivamente
en Colombia pasa de todo, aunque el tema de las redes sociales además de ser
plataformas informativas también se han convertido en glamour de los
desdichados, vulnerables y malvados
; muestra de ello el sinnúmero de
publicaciones que se registran, con el que el usuario puede saciar sus antojos
sean cual fuesen. Las redes sociales son el trampolín que vienen colmando
expectativas de un mundo morboso que años atrás rifaban su suerte por ver una
fotografía en una efímera y polvorienta revista.

En el furor del
siglo XXI los viejos de hoy se preguntan constantemente donde irá a parar tanta
intensidad informática, que arremete contra la tranquilidad emocional y social
de las masas. Recientes estudios concluyen que los mayores esclavos de Instagram, WhatsApp, Facebook, Twitter y otras, son personas de escasos recursos
económicos, sin dejar atrás a estudiantes de todas las latitudes. El informe
revela que cada vez el dominio de esta mala costumbre deteriora sutilmente lo
único sensato que tienen las familias, el diálogo directo
.
Sin embargo,
como muchos dicen, ‘hay que estar a la vanguardia de la tecnología’, mal
interpretando el término porque piensan que sacar cualquier estupidez a la
vista de los demás es ser actualizado. El tiempo corre aceleradamente y los
frenos de la emoción no corresponden a la ansiedad social. En la actualidad
hasta los analfabetas están al día en las redes. La tecnología permite que
cualquier humano haga uso de ella, generando una adicción intestinal, afectando
su normal comportamiento y de paso procreando una sociedad dependiente,
mojigata y poco creativa
.
Cada red social
en su contenido oferta cantidad de comandos que la persona puede utilizar a su
propio beneficio, muchos de estos ofrecen cambios mágicos, corrigiendo el complejo
de su supuesta imperfección física, exponiendo de esta manera un fenotipo
mentiroso, con la finalidad de atraer miradas. Es una satisfacción hipócrita y
sin ningún sentido que conlleva a un vano sueño, mejor dicho a una pesadilla
sin fin.
Y no podía
faltar la ‘uva pasa en el manjar’, inundando pantallas de celulares,
computadores y demás dispositivos electrónicos de pomposos culos de plastilina,
unos retocados y otros forzados a salir al frente para colmar el devorador
apetito de cibernautas que a diario visitan todo tipo de redes. Al diablo la
dignidad o cualquier principio ético; para las ‘damas’ del internet su mayor
obligación es mostrarse al mundo provocativamente y sin pudor alguno
. La
vitrina informática es la más grande debilidad de las acomplejadas, esas
inconformes que insisten a una sorda naturaleza la transformación absoluta de
su estética.
La felicidad de
estas mujeres es abrir a cada instante su dispositivo y ver que sus fotografías
han sido visitadas, mucho mayor su grandeza si los comentarios estólidos son a
su favor. Es la enfermedad del presente que socaba descaradamente la privacidad
del ser humano. Nalgas y senos de gran tamaño colapsan a cada nada las redes
sociales, obligando a la mansedumbre masculina activar su estropeada testosterona
para contrarrestar semejantes montajes sexuales. Lástima que todo sea una
falsedad, producto de una imperativa necesidad capitalista
, que traza los
comportamientos sociales y sus estilos de vida.
Obviamente que
en nuestro país el morbo es parte protagónica de la real existencia, más cuando
el cerebro de las ‘esclavas’ se ha moldeado a las directrices matemáticas de
las máquinas productoras de dinero. Para que una mujer del común gane
admiradores en una plataforma electrónica sencillamente debe buscar un gancho,
y sin dudarlo, el mejor es ofrecer sus atributos femeninos de manera imprudente
y sin escrúpulos a cuantos ojos deseosos de erotismo. Estas actitudes conllevan
a evadir el respeto por la sutileza femenina y sobreponerse como mercancía
sexual
.
‘Los culos
falsos del face’ no es más que una reverencia a la hipocresía mediática
radicada en la mayoría de asociados a las controvertidas redes sociales. Muchos
perfiles no muestran la cara sino el culo, con el fin de atrapar desprevenidas
miradas y robarse un ‘me gusta’. Nada tiene que ver esta absurda postura a
publicaciones con mensajes que transmitan sensualidad e imaginación.
La degradación
social a través de estos medios informativos ha tocado fondo
, donde la dignidad
y ética se fueron a la cesta de la basura, solo importa la cantidad de ‘likes’
y pare de contar.

Domingo, 10 de
septiembre de 2017

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