“Los funerales de la Mamá Grande”

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Este sábado en horas de la tarde se realizaron
los funerales de la señora Elvira Montoya Ordóñez considerada la “Mamá grande
de la Familia Guaicosa”
por el docente e historiador Libardo Suárez Andrade y una
de las mujeres más longevas de Colombia.

La vida de doña Elvira podría servir de fuente
de inspiración para los escritores que buscan contar nuevas historias, en este
caso de una mujer artesana sandoneña, que con base en su dedicación y esfuerzo pudo sacar
adelante a su familia y superar los 110 años
.
“La Mamá Grande” nació el 13 de julio de 1904 y bautizada tres días después por el sacerdote Teófilo Albán quien antecedió al padre Néstor
María Ordóñez, el mismo que masificó la enseñanza del tejido del sombrero entre
las mujeres sandoneñas a partir de 1908, oficio que ella aprendió con lujo de
detalles y mediante el cual ayudó a criar a sus tres hermanos que se quedaron en
esta localidad y a uno que un día se fue al Perú y nunca más se supo de su
vida, como en los cuentos del Nobel Gabriel García Márquez
.

Fue testigo de los principales acontecimientos
del siglo XX del municipio de Sandoná que se constituyó en 1868 por iniciativa del General Tomás Cipriano de Mosquera presidente de Colombia de la época, entre ellos la construcción a mano de
la carretera entre El Ingenio y La Florida en la década de los 30s
, la tragedia
del 5 de mayo de 1940 que enlutó a más de un centenar de familias sandoneñas.

Así mismo la construcción del hospital Clarita
Santos que se realizó en la década de los 40s luego de presentarse en varios
municipios nariñenses la epidemia de bartolenosis, conocida como bartonela o
bartola, la cual cobró una gran cantidad de vidas, por lo cual el propio
presidente Eduardo Santos ordenó construir tres hospitales en La Unión,
Samaniego y en esta localidad
.

Más adelante de la construcción de la basílica
Nuestra Señora del Rosario liderada por el sacerdote Luis Rodríguez Muñoz entre
1946 y 1954 y por el padre Ángel María Araujo entre 1954 y 1968
, en la cual la
comunidad sandoneña pudo comprobar que podía dedicarse a grandes proyectos como
el del templo parroquial que la llenó de orgullo al igual que a todos los
sandoneños.

Observó de manera apacible, como buena artesana, cómo crecía la pequeña población que ella conoció de niña, cuando los moradores de aquella época hablaban de la Entrada del Monte, ahora barrio San Francisco, de la calle del Finado
Venancio, ubicada en el costado oriental y del Potrero del Burro, el mismo
lugar en donde se construyó el hospital Clarita Santos, entre tantos y tantos lugares
muy familiares para ella.

El lunes cumplió sus 111 años, sin embargo la
celebración se anticipó un día con una eucaristía de acción de gracias en la
basílica que lleva el nombre de la Virgen de su devoción y en medio de sus
quebrantos de salud acompañó a sus seres queridos que compartieron una torta y
sin saberlo se tomaron las últimas fotografías
, que ahora son guardadas por su
bisnieta Jimena como un tesoro.

Las familias del sector urbano se
solidarizaron con la familia Nazmín Montoya y los acompañaron en la velación
durante los días jueves y viernes y este sábado en las honras fúnebres
oficiadas por el sacerdote Emiro Libardo Enríquez, quien fue el encargado de
expresar las palabras de consuelo para sus familiares
.

Su nieto Orlando fue el encargado de
pronunciar las palabras de despedida de su ser querido
y de agradecer a las
familias que los acompañaron en estos momentos de dolor.

Así se expresó ante los asistentes a la
eucaristía:
“Abuelita: no han pasado sino tres días de tu
partida y dolorosamente notamos tu ausencia. Que falta que nos hace tu grata
compañía, tus cariñosas palabras y el ejemplo de vida que tú compartiste con
nosotros
.
Hoy sencillamente nos damos cuenta que hay
momentos difíciles en la existencia, cuando tenemos que hacer frente a una dura
realidad.

Contigo a nuestro lado siempre vivimos tan
llenos de esperanza, de sueños, alegrías e ilusiones, que no tuvimos tiempo de
prepararnos para afrontar lo inevitable
, por eso duele más sentir tu partida y
eso aún quisiéramos que no fuera cierto.

En este tiempo, de una parte como nos duele tu
partida viejita querida, mujercita buena, siempre entregada a la oración y a
tener la compañía del Señor
en todos los momentos sin que te faltara la sagrada
eucaristía dominical.
De otra parte, a través de la resignación
cristiana, tenemos la plena seguridad que desde el momento de tu partida a los
111 años de hermosa existencia disfrutas del amor de Dios todopoderoso, al
igual que de la presencia de tu virgencita del Rosario
y muy especialmente de
la compañía de tu querido esposo a quien de por vida amaste sin medida, lo
mismo que de tus familiares, amigos y vecinos que un día también tomaron el
camino hacia el Señor.

Cuando dentro de poco tiempo tu cuerpo ocupe
un lugar en el campo santo, entre nosotros los de tu familia y entre tus
amistades se quedará el inolvidable recuerdo de tus palabras, tu sonrisa y de
la magia de tus manos para entretejer “el sombrerito de paja” como tu
decías
, al igual que la bondadosa manera de hacer la santa cruz para
bendecirnos.

Al compartir tu recuerdo, angustiados por el
dolor de tu partida, con grata satisfacción te decimos hasta siempre abuelita
linda, “Mamá Grande de la familia guaicosa” como te llamó tu amigo y vecino el
profesor Libardo Suárez
, y que tu santa bendición sea el mejor agradecimiento
para todos tus familiares, los sacerdote Emiro y Ricardo, todas las personas, instituciones,
la emisora Digital y grupos de oración que tan amablemente nos han colaborado y
bridado su apoyo y compañía en estos momentos tan difíciles de tu partida. Para
todos ellos un sincero Dios les pague.
Paz en tu tumba abuelita Elvira y bendita se
la voluntad del Señor.”

Cumplida la ceremonia religiosa sus restos
mortales fueron trasladados al cementerio parroquial en dónde se le dio
cristiana sepultura
, en medio de la tristeza de sus familiares.

Imágenes

Author: Admin

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