Desde Nod
Por Alejandro García Gómez
pakahuay@gmail.com
Rilke afirmaba que la verdadera patria del poeta -nosotros digamos que la del artista- es su infancia. Esa es la patria que guardo en mis actuales desvelos nocturnos y en mi corazón. De ese Sandoná pleno del sol y de la lluvia y de los azahares de los naranjos y cafetos florecidos y de los patios y aulas de mi escuela y de los vientos y de los rostros de mis padres y de mis hermanas y de mis amigos y de mis primeros besos y asombros, que aún me persiguen. Esta es la terca razón por la que me atrevo a presentar estas palabras sobre el tapete democrático de nuestro Informativo del Guaico que se ha convertido en otra de sus calles o de sus parques o de sus puntos de encuentro, gracias a la también testarudamente patriótica actitud de mi amigo Miguel Córdoba.
Pero antes que todo, deseo hacer un reconocimiento a ese grupo de hombres y mujeres que -de manera fervorosa y liderados por Miguel- cada año nos entrega su esfuerzo y su esmero para incentivar en cada habitante el deseo de hacer las cosas mejor para nuestro Sandoná, no para ganarse el reconocimiento personal (que se lo merecen) sino para que entre todos “crezcamos” el lugar que amamos, porque allí se ha desarrollado toda o una parte de nuestra vida, y nosotros todos desarrollemos ese Sandoná que llevamos adentro. Sandoná soy yo, Sandoná somos cada uno. Desde esta columna libre de Nod, vaya para ellos mi reconocimiento.
Por razón del sitio donde actualmente resido me ha sido imposible asistir al Primer Encuentro de Ganadores de los premios Sombrero de Sandoná programado para este 5 de agosto de 2023, al que he sido invitado, como había sido mi deseo.
Como propuesta, respetuosamente pongo sobre el tapete de la mesa de debate la siguiente:
1.- Sugiero un cambio: que esta premiación se la institucionalice en la fecha onomástica de Sandoná:
Que los Premios Sombrero hagan parte de las celebraciones anuales de la fundación o reconocimiento de nuestro municipio. Y lo propongo así porque Sandoná no solo son sus calles, su agradable clima, la pétrea belleza de nuestro templo, etc., sino todos nosotros, los sandoneños, los que lo cultivamos y lo cuidamos para nuestro bien y el del resto, para los de hoy y para los que vienen, es decir, para beneficio de todos. Nosotros somos quienes hemos hecho a Sandoná, somos responsables de su futuro; la fiesta de entrega de los Premios Sombrero es un símbolo de esa responsabilidad y a su vez de esa pujanza nuestra.
Sé que hay unas reservas, bien fundadas, sobre este cambio. La más grave es que alguna administración municipal futura se apropie de la fiesta, como me dicen que ha ocurrido con otros eventos de origen popular. Eso se prevendría con una inteligente y estudiada reglamentación, que sería un trabajo y obra de algunos de los muy buenos abogados que tiene nuestro municipio. Con una puntillosa normatividad ningún politiquero avivato podría adueñarse de nada. Por ejemplo, podría tratarse de una fundación u organización o similar con reconocimiento legal -esto está normatizado por la Ley y la Constitución colombianas- y que incluso pueda presentar proyecto anual al presupuesto, dentro del sector cultural.
También al cambiar las fechas de conmemoración a días “dentro” de “mediados de año” facilita la realización y, como señalo, le da realce y brillo al anual onomástico.
2.- Que en adelante se refiera a esta premiación como Premios Sombrero de Sandoná, porque hay otras poblaciones colombianas que entre sus artesanías también tienen la producción de sombreros.
3.- Que desde la administración municipal o, en su defecto, desde su Honorable Concejo, se haga un reconocimiento público a cada uno de los sandoneños que conforman el grupo organizador con una placa o pergamino o similar, con el consiguiente decreto o acuerdo. Muchas gracias. 5.VIII.23
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