Por: Jorge Enrique Tello Chávez
Fueron por casi cincuenta años los grandes embajadores de la música andina y cuyo nombre traducido al español significa, “préstame el camino”. Uno de los más grandes proyectos culturales nacido en Otavalo, cerca de Ibarra en la Provincia de Imbabura al norte de Quito.
Fundada por Luis Alfonso Cachiguango, quien logró “reclutar” a músicos de su Comunidad Indígena, desde el año 1969. Siendo los embajadores de la Música Ecuatoriana por España, Francia, Alemania, Finlandia, Rusia y la mayor parte de los países de América Latina.
En sus presentaciones en las más afamadas tarimas, auditorios y teatros del mundo, siempre llevaban sus indumentarias de Indígenas de Otavalo, con sus impecables camisas y pantalones tobilleros blancos, su larga ruana azul, su elegante sombrero que cubría su cuidada cabellera y sus pies calzados con alpargatas blancas.
Su primera visita a Colombia
La primera presentación la hicieron el 11 de junio de 2004, en un gran concierto en el Coliseo Guillermo de Castellana del Cesmag. Interpretando las melodías de su propia autoría, recopiladas en un Disco Compacto, Volumen 1, denominado “Antología” de Ñanda Mañachi, Toda una Tradición. Que guardo en los anaqueles de mi biblioteca personal en Cali y que hoy, abro su carátula y contracarátula con las firmas de algunos de sus integrantes.
Temas tan exitosos como, Ñuca Llacta, Ñanda Mañachi, Japijay, Canto al Galeras, Manuelito, Linda Bella, Corazón Equivocado, Sinchi Runa, Calpay Taky, Recuerdos, Carpuela, Rabanito, Cumba Cabay, Achi Mamita, Alzando Pañuelo, Despedida, Tabacundeña, Casado Arrepentido, Chimba Loma y Coraza. El que más me gusta es Tabacundeña, un sanjuanito que me transporta a mi niñez en Yacuanquer, en las fiestas decembrinas de mi familia Tello Chávez.
En esa noche memorable Ñanda Mañachi cerró con broche de oro su magistral actuación de su director, Alfonso Cachiguango, quien aseguró, “La música es un mensaje de un pueblo que lucha por mantener las tradiciones; mantener la autenticidad es lo más importante”.
Siendo acompañado por los Maestros, Alfonso Cachiboy, Tucuy Shuncohuan, Luis A. Vásquez, José Manuel Tambaco, Jaime Vásquez, Luis Pichamba, Francisco Lema, Enrique Males, Jaime Galarza, Pedro Tubumbango, Juan Cayambe, Carlos Perugachi y Alberto Chilcañán.
En los intermedios nos dieron a conocer sus vivencias, costumbres, expresiones y tradiciones de la Comunidad Indígena de Otavalo, que las ensamblaron en la composición y autoría de estas grandes melodías, que quedaron en lo más profundo de nuestros corazones. Reviviendo lo que aprendimos de nuestros padres y abuelos, quienes también fueron y ahora somos nosotros, los descendientes de la Sangre del Gran Imperio Inca.
Siempre regresaron a Nariño, siendo invitados de honor a nuestras fiestas patronales y en los Carnavales de Negros y Blancos, recordando el Gran Concierto brindado en la Tierra Paterna de los Tello Chávez y Tello Torres, nuestro Yacuanquer del Alma.
En el mes de febrero de 2020, la Agrupación Ñanda MañachiI lanzó su Tour Mundial, “Rumbo al cincuentenario”, con motivo de sus Bodas de Oro de promocionar la Música Folclórica Andina del Ecuador. Tenían planeado realizar una gira por los principales países de América del Norte, Centro y Sur; como también por Europa, cuya fanaticada siempre los recibieron con inmenso aprecio, afecto y cariño. Sus voces compaginadas con la ejecución de sus instrumentos autóctonos estuvieron en sus Grandes Concierto.
Actividades que tuvieron que ser suspendida por la pandemia que azota a toda la humanidad en el mundo entero. El pasado 21 de junio, recibimos desde Otavalo, la deplorable noticia del fallecimiento a sus 64 años de edad, de su director, arreglista y promotor, Luis Alfonso Cachiguango, quien elaboraba sus instrumentos autóctonos, llegando a tocar 28 de ellos y ser el autor de más de 250 composiciones musicales.
En una de sus últimas presentaciones de la agrupación, de viva voz su director, arreglista y fundador manifestó las siguientes frases como su despedida del mundo artístico.
“Hay que morir alegre… A mí, que me entierren con música… con dos o tres bandas encima”: Luis Alfonso Cachiguango.
¡Paz en su tumba”
Santiago de Cali, Julio 2 de 2020
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