Mi Ventana

Por Ramiro J. García

Ramigar71@gmail.com

Pareciera ser ésta  la frase predilecta que ronda el pensamiento
del presidente Santos, cuando sus subalternos o los medios le advierten sobre
anunciadas manifestaciones de protesta provenientes de  diferentes gremios de la actividad económica
nacional, especialmente de los directamente afectados por los estragos
producidos como consecuencia de apresuradas y poco concertadas negociaciones,
previas a la firma de los controvertidos TLC.

Lo intuyo porque los más cercanos allegados a
la burbuja presidencial destacan  las
habilidades del mandatario en el juego de póker; y el título de la columna no
es más que la denominación de una de tantas estrategias que permiten conocer si
el adversario, en términos coloquiales, está “cañando”……..

El tema se torna espinoso y molesto cuando el
tahúr no arriesga dinero de su propio bolsillo, sino que recurre al de los
contribuyentes; es decir, al de todos los colombianos. Vaya qué artimaña.

En la cruda realidad, y cuando el rumor tiene
características de anunciada debacle, como se puede suponer si se realiza el
“gran paro nacional agrario”, lo menos que uno se imaginaría, es que quien
maneja las riendas de la “partida”, reflexione, y haga uso de su pericia para
evitar la quiebra total de quienes comparten 
mesa.  Y se quede “sin el chivo y
sin el mecate”.

De realizarse esa enorme manifestación
nacional – como lo aseveran  voceros
gremiales-, estaremos ad portas de un escenario sin precedentes en la historia
nacional; de funestas consecuencias, porque será inevitable la  “infiltración” de grupos irregulares en la
protesta masiva. Que es un secreto a voces; así no lo reconozcan sus obesos y
bien trajeados representantes en los diálogos de paz, en la seductora, La
Habana.

Tanto productores agropecuarios como
consumidores, y demás actores de actividades de comercio, industria, servicios,
etc., seremos víctimas de pérdidas irreparables. Humanas y materiales. Ya lo
vivimos en el reciente paro cafetero (levantado mediante  promesas incumplidas), de casi un mes de
duración, y ahora lo experimentan nuestros connacionales del olvidado y
paupérrimo Catatumbo, sin aparentes acuerdos inmediatos. En donde el tahúr
ofrece, apresuradamente,  la chequera
nacional,  luego del desastre  que vio, o 
le contaron.

Ante este nefasto panorama, nada justifica que
el Presidente nuevamente  “pague por
ver”, y envíe mandos medios, sin ningún poder de decisión, para dialogar con
los voceros autorizados de la anunciada protesta; lo cual no significa que la
solución se reduzca al endoso de  cheques
para subsidiar algunas actividades productivas, sino a la búsqueda de enmiendas
estructurales, al encuentro de acuerdos “sobre lo fundamental”, como lo
preconizara un ex candidato presidencial, ya fallecido, y no precisamente por
muerte natural.

En fin, estamos ante una fatídica lucha contra
el reloj…………..indiscutiblemente es mejor prevenir que curar.

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