Por Alejandro García Gómez

pakahuay@gmail.com

Hace pocos años, no sólo Pasto sino Colombia
entera se escandalizaban por la denuncia sobre un presunto abuso sexual del
pastor de la iglesia cristiana Salem, Álvaro Gámez. Según El Tiempo (22.X.15),
el presunto abuso se habría cometido contra 27 fieles de esa iglesia, cuatro de
ellas menores de edad y, al menos una, menor de 14 años. Según el periódico
(misma fecha), el argumento de él para acceder carnalmente a ellas fue el de
que se trataba de una alabanza a Dios.

El 9.VII.12 quedó en libertad por mandato de
la juez del caso. El 7.II.13 fue capturado en Honduras y posteriormente
deportado. Su caso fue trasladado a Bogotá por solicitud de su abogado. “La
defensa de Gámez ha alegado que, si bien el pastor tuvo relaciones con mujeres,
no las forzó ni ellas estaban en estado de indefensión, como lo alega la
Fiscalía. También niega que menores de edad hayan estado involucradas” (ibid).
En agosto de este año se conoció que el Tribunal de Pasto absolvió al pastor,
más o menos acogiendo la tesis de la defensa. Los canales de TV mostraron por
una parte la decepción en las víctimas y la ciudadanía, pero por otra el júbilo
y las advertencias de contrademandas de los allegados del pastor.

Hablando en Pasto con personas que trabajan
Género desde diferentes disciplinas, tratan de explicarse lo inexplicable. Sí,
sí hay un fallo en Derecho por parte del Tribunal, pero… La ciencia del Derecho
así como las condiciones de las sociedades cambian día a día. Al mismo ritmo se
transforma también toda la estructura sobre la que se asientan postulados
básicos jurídicos, por ejemplo, la esclavitud o la homosexualidad, yéndonos al
extremo. Hay otros menos vistosos que éstos, pero que hacen parte del entramado
del día a día cultural humano.

Hablando en concreto de Género, dicen estas personas,
quizá la falta de profundización en esta nueva disciplina produce estos
controvertidos fallos que hay que acatar, lo cual no quiere decir que debemos
resignarnos sino estudiar y analizar para mejorar. Las razones para el actuar
de los jueces pueden ser varias: i) falta de capacitación en esta disciplina
(que deberían asumirla como deber y compromiso de ellos, como parte de su
propia responsabilidad, y no esperar a que se la hagan desde fuera, con
cursillos o similares). ii) Esto explicaría una consecuencial razón: la falta
de compromiso por parte de algunos de ellos. iii) No desean arriesgar ni su
nombre ni su carrera o ambos. iv) Hacinamiento de casos, por aquello de que los
jueces de descongestión habrían llegado a congestionar las magistraturas, cosa
que no se previó. Esto podría haber producido en ellos, los fallantes, buscar
salidas más sencillas, sin tanto estudio y que estén dentro del amplio concepto
de legalidad. Quizá haya más. Lo cierto es que hay decepción y frustración de
las presuntas víctimas y de la ciudadanía en general. Y quizá arrogancia de la
contraparte, la presunta agresora. Las víctimas han hablado de apelación a un
tribunal más alto que no sé si se haya producido, al momento de escribir esta
columna.

Pero hay otro caso. En los pocos días que
permanecí en Pasto, por duelo familiar, se informaba de otra denuncia contra
otro pastor religioso, el obispo de la iglesia Anglicana Diócesis del Espíritu
Santo, Iván René Riascos, por presunto “acceso carnal abusivo contra dos de sus
feligreses”, Diario del Sur, 09.IX.15. La audiencia en la que se evaluarán las
pruebas de la Fiscalía quedó para 18, 19 y 20 de enero de 2016. En la audiencia
de 08.IX.15, “la Jueza Primera Penal del Circuito de Pasto aceptó las pruebas
documentales y testimoniales…” (ibid). Los alegatos de las partes están
previstos para audiencia de marzo o abril y, dos meses después, se conocería la
sentencia. El religioso anglicano permanece en la Cárcel Judicial de Pasto.

Escepticismo con la Justicia muestran los
ciudadanos de Pasto y Nariño (y Colombia) que se involucran en estos temas.
Máximamente quienes trabajan en asuntos de Justicia de Género. 08.X.15