Plato típico………. ¿cuál?

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Mi ventana

Por Ramiro García
ramigar@gmail.com
En cualquier ciudad o recóndita población
colombiana, incluso en algunas  prósperas
veredas del territorio nacional, siempre existirá un establecimiento
gastronómico dispuesto a ofrecer el delicioso, versátil, económico y
sácame-de-apuros, pollo a la brasa
. Estos locales, denominados asaderos, tienen
los más llamativos nombres comerciales como Pollo Rico, Pio-pío, Su Majestad el
Pollo, Mr. Pollo, Pollo Dorado, etc., y no será difícil encontrar uno llamado
El Pollo Farsante. Como en la famosa revista cómica chilena.
Cada asadero tiene diferente técnica de
preparación con su particular y
enigmática sazón, pero casi todos dotados de ese efecto maravilloso conferido por 
la brasa rojiza, que además de dorar la piel hasta hacerla crocante, y
de extraer lentamente, en cada giro, la perversa grasa; permite conservar los
jugos y la ternura de la carne.
Como buen plato colombiano que se respete, la
guarnición invariablemente será papa y arepa. Desde corronchos hasta andinos,
con alguna insignificante variable.
Mis lejanas épocas de estudiante universitario
me recuerdan un establecimiento llamado La Canasta,  donde servían el pollo en ese recipiente de
fibra natural, con el suministro,
además, de un par de guantes plásticos que evitaran el contacto directo de las
manos con la incómoda grasa de las presas
. Un verdadero servicio diferenciado.
No he visto algo parecido. Quizá lo haya.
Entre tanto, los colombianos que contamos con
la experiencia de haber residido en el
exterior, en algún momento nuestro chip gastronómico nos sorprendía con un
zarpazo nostálgico para evocar ese inquietante fantasma del pollo a la brasa. Y
vaya qué difícil conjurarlo, pues no era
fácil encontrar algo que se asemejara a
lo propio
.
Ahora, en estos tiempos de acelerada
globalización, con una  migración masiva
dotada de recursividad y empresarismo de nuestros connacionales, seguramente el
tema se haya simplificado. Así,  en
muchos países habrá El pollo paisa, 
Mariquita”s Chicken, Le coq pastuseau, etc.
En fin, 
nada más colombiano y genérico que el pollo “giratorio”, a la brasa.
Expreso lo anterior, porque al transitar de lo
general a lo particular, las regiones tienen su gastronomía autóctona; así el
Viejo Caldas se caracteriza por la exquisita y generosa bandeja paisa;  parte del Suroccidente (Cauca, Huila y Nariño) con el inigualable cuy; lo cual no
indica que el municipio de Segovia (Antioquia), por ejemplo, fundamente en la
bandeja paisa su plato típico, o que en Barbacoas (Nariño), el cuy sea la
minuta dominante de sus costumbres.
Siempre habrá algo específico y relevante en
la oferta gastronómica que diferencie un municipio con el resto de poblados que
integran la región. Y esa denominación de origen constituye el sello que identifica el lugar
de donde proviene ese sabor culinario característico.
En este sentido, algunos organismos de
cooperación internacional (Agencia Española, GTZ, USAID, etc.),  instituciones multilaterales (BID, Banco
Mundial y otros), y el mismo Fondo Nacional de Regalías, auspician y financian
iniciativas productivas tendientes a conservar, promocionar y comercializar
esquemas relativos a los sabores y saberes de los pueblos colombianos
. Tanto en
el fortalecimiento de  competencias, como
en la financiación de las actividades productivas propiamente dichas. Es decir,
la integralidad del encadenamiento.

La mesa de dinero está disponible en las arcas
de esos organismos financiadores mencionados, pero es la sociedad civil
organizada quien debe formular y sustentar proyectos viables, pertinentes y sostenibles
, que garanticen que su ejecución  permita mejorar el nivel de ingresos y
calidad de vida familiar de quienes ofertan servicios gastronómicos específicos. Pero hay que definir y
diferenciar esa oferta.
En otra 
ocasión  este columnista ha enfatizado en  la necesidad de dinamizar esta industria sin
chimeneas que hace atractivo y competente el desarrollo turístico de los
pueblos, especialmente en aquellos donde
campea el desempleo y la falta de oportunidades, con sus nocivos efectos:
pobreza e inequidad
.
En todo caso la gastronomía, además de ser una
actividad rentable, es una opción maravillosa de vida, tiene la virtud de
congregar familias, amigos y culturas
, y porque por encima de todo, sentarse en
una mesa irradia paz y felicidad.
Por último, si de preferencias personales se
trata, confieso que me perturba un risotto a la marinera, acompañado de un
suculento ossobuco en salsa preparado en vasija de barro, lentamente, en fogón
de leña;  pero si la alternativa es un
exquisito cuy asado, con ají y papa al vapor o yuca, indiscutiblemente me inclino por ésta
.
Algo así como……… Coca Cola mata tinto.
Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.

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