Tanto va el cántaro al agua

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Por Iván Antonio Jurado Cortéz
iajurado@yahoo.com 
Es una lástima que cuando Colombia necesita
contar con servidores y funcionarios púbicos para hacerle frente al grave
problema social y económico que afronta actualmente la población, no se tenga
la suficiente preparación ética, moral y profesional encaminada a corregir la
problemática estructural gubernamental padecida a diario por el 85% de los
colombianos
.
Con la Constitución de 1991 se pensó que sería una base sólida
para empezar a enderezar al paquidérmico Estado, aunque se debe reconocer que
la mencionada carta magna tiene cosas novedosas en favor de la gobernabilidad e
inclusión, sin embargo puede más la oligarquía y el blindado neoliberalismo que
las sanas intenciones de la mayoría.
Han pasado 20 años desde que con mucha
esperanza se pactó un cambio sólido a esta tierra del ‘Corazón de Jesús’,
desafortunadamente con el paso del tiempo todo se fue marchitando, gracias a
los continuos remiendos que los gobiernos de turno le han venido haciendo,
apegándose a  estándares internacionales
emanados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de
Desarrollo
; donde los ajustes siempre van encaminados a salvaguardar intereses
capitalistas de inversionistas nacionales y extranjeros, sin importarles un
‘pepino’ el resto de la sociedad. Prácticamente es una actitud endémica la que
ocurre con la mayoría de servidores y funcionarios públicos, toda vez que solo
piensan en el beneficio personal, familiar y séquito de amigos.
Existe un refrán popular extractado de la
realidad: “tanto va el agua al cántaro, hasta que al fin se rompe”, aplicable a
cualquier momento en esta nación que a veces da la impresión de actuar
amnésicamente, pero al mismo tiempo testiga de muchas atrocidades cometidas por
sus interlocutores y representantes ante el gobierno central, y que en el fondo
va carcomiendo sutilmente la inmensurable paciencia de la ciudadanía buena de
este país. Está claro que la diferencia gubernamental marcó huella desde la
presidencia de Cesar Gaviria Trujillo con la formalización del mal llamado
‘neoliberalismo’, que posteriormente se agudizaron las acciones con el
fortalecimiento de políticas capitalistas
, enfocándose drásticamente en la
privatización de las responsabilidades y bienes públicos.
Aunque las cifras oficiales expresan que el
índice de desocupación bajó a un dígito, la realidad es otra; se estima que el
desempleo está por encima del 24%, incluyendo a la informalidad
; algo
preocupante para el desarrollo sostenible de una sociedad. De todos los países
de América Latina, Colombia ocupa el primer lugar en desigualdad social y
económica, siendo la pobreza una limitante difícil de superar, debido al
esquema de Estado que se posee
. La famosa “Reforma a la Justicia” fue el
‘campanazo’ de alerta al gobierno, anunciándole que los colombianos están
‘mamados’ de tanto atropello y abuso de autoridad. Fue tanta la presión
popular, que casi de inmediato el ejecutivo salió a reconocer la inviabilidad
de tal exabrupto legislativo; sin embargo no se ha asumido la responsabilidad
política, ni mucho menos se ha tomado las sanciones pertinentes por este acto
violento en contra de la dignidad y seguridad nacional.
Hoy, la estructura gubernamental y de Estado
ha tocado fondo: en cuidados intensivos el sistema de salud, gracias a los
mercantiles privados; una reforma agraria que en nada favorece los intereses de
millones de campesinos y productores; la educación estatal condenada al
permanente debilitamiento y aniquilamiento
. Y como si fuera poco, un ente
legislativo conformado con una mayoría mafiosa, clientelista y déspota,
direccionada en función del capitalismo y la élite criolla, expertos en
elaborar maquiavélicas leyes y decretos a espaldas de quienes los eligieron y
por supuesto perjudiciales a toda una multitud. Colombia es el país con mayor
número de leyes en el mundo, de las cuales son aplicables el 50%, ya que
muchas, el ciudadano no alcanza a conocerlas en todo el ciclo de vida… ni qué
decir del aparato judicial, que cada día salpica más sus envestiduras, hasta el
punto de efectuar coaliciones y servir de comodín a tanta barbaridad propuesta
por el ejecutivo y legislativo.
Necesariamente hay que replantear el sistema
de gobierno; la población nacional ya tiene los argumentos suficientes para
emprender un proceso de reivindicación de sus derechos, participación y
oportunidades que el Estado debe cumplir
. Ha llegado la hora de pensar
seriamente en una constituyente con el fin de lograr una carta constitucional
acorde a las necesidades y problemática social, obviamente descartando el
actuar del 90% de los actuales políticos en todos los niveles.
No se puede continuar solo como espectadores
de todas las acciones terroristas de unos sinvergüenzas de cuello blanco que
fusilan a diestra y siniestra con sus actos legislativos a todo un pueblo ávido
de cambio y justicia. Aclarando que el 80% de la guerra tiene asidero en los
actos gubernamentales nocivos a las comunidades.
Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital. 

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