25 años del fallecimiento de Félix Córdoba Benavides

Spread the love

Este lunes 5 de abril se cumplen 25 años de la partida a la eternidad de mi papá Félix Victoriano Córdoba Benavides, quien se dedicó a la agricultura y a la ganadería en predios ubicados en el corregimiento de El Ingenio.

Félix nació el 12 de abril de 1914 en el hogar que formaron Pedro Córdoba y Griseria Benavides. Fueron hermanos de mi papá Braulio, Rafael, Pedro, Néstor y Floralba.

En su juventud hizo parte del grupo de obreros que ayudó a construir a mano el tramo de la carretera Sandoná – La Florida, hoy conocida como la vía Circunvalar (Circunvalación) Galeras. Según algunos relatos a dirigir esta obra llegó un personaje del interior del país, “paisa” como les decían todos los nariñenses a los que tenían un acento diferente al nuestro.

Este señor convenció a mi papá de viajar al departamento de Cundinamarca a trabajar en la vía Melgar Bogotá, en el sector del Boquerón y luego trabajó como capataz en una finca en la región del Sumapaz, que de vez en cuando la nombraba.

A Sandoná mi papá regresó en plena juventud, año 1938 o 1939, cuando las familias soportaban la epidemia de la bartonela o “bartola” en los términos de nuestros antepasados. Esta enfermedad dejó una gran cantidad de muertos de Sandoná, Consacá, Ancuya, Linares, Samaniego, Albán, La Unión, entre otros municipios nariñenses.

Contaba que le tocó ayudar a sepultar a las personas que morían por “la bartola” en el cementerio viejo de El Ingenio, ubicado un poco más abajo de donde está el actual.

Contrajo matrimonio con Luz María Cajigas Fajardo, hija de Rufino Cajigas e Higinia Fajardo. De esta unión nacimos mis hermanos Agustín, Hernando, Dolores, Mercedes, Isabel, Silvia, Socorro y quien escribe este texto.

Mi mamá había heredado de su padre Rufino unos potreros con vacas y cerdos en la vereda Alto Ingenio y seguramente una casa con una hermana menor.

Mis padres construyeron la casa a unos metros de la vivienda de los abuelos maternos; moderna para la época en tapias, piso en ladrillo y tabla para mejorar las condiciones de vida. En este hogar aprendimos las labores del campo: ordeñar las vacas (sacar la leche), apartar los terneros, dar de comer a los cerdos (puercos), gallinas y cuyes, montar a caballo, sembrar maíz, papa, arracacha, etc.

Seguramente en su estadía por el territorio cundinamarqués mi papá aprendió el gusto por la radio y por la lectura de periódicos, razón por la cual cuando ya tenía su propia familia compró un radio Philips con tocadiscos para enterarse de los acontecimientos nacionales e internacionales y para escuchar la música, entre ella la de Los Trovadores del Cuyo, que era uno de sus grupos preferidos en sus momentos de bohemia, sin embargo era feliz con la música alegre de banda.

Heredó un pequeño terreno en la parte baja de la vereda Plan Ingenio, cerca al río Chacaguaico, sector conocido hasta la actualidad como “El Guaico”. Con el paso del tiempo compró otros terrenos aledaños y se dedicó a sembrar café en medio de las rocas y en ciertas temporadas alcanzó buenas producciones. Inicialmente variedad borbón o arábigo y posteriormente caturra. Además de café mi papá sembró plátano, guineo y frutales en esta finca.

En las primeros años a mis padres le tocó pedir permiso a su familiar, Jacob Cajigas para realizar el despulpado y a veces el secado del café y luego a otro familiar, Eduardo Palacios. Era el tiempo de secar el café en costalones de fibra de cabuya y de escogerlo para luego llevarlo a vender a “la Federación”, como él llamaba al sitio de compras que tenía la Cooperativa de Caficultores.

Las condiciones para beneficiar el café cambiaron para mis padres cuando le compraron la mitad de la casa ubicada en la vereda Plan Ingenio a su consuegra Elisa Díaz, la otra mitad la compró mi hermano Hernando. Esta casa tenía beneficiadero y el techo era corredizo, casa-elba (elda). Según las historias esta casa la construyó el señor Azael Enríquez y fue la primera casa-elba en el corregimiento de El Ingenio.

Durante el período comprendido 1965 y 1973, acompañado por toda su familia, se dedicó a cultivar cabuya en varios potreros del Alto Ingenio y para beneficiarla compró una máquina, con la que recorrió varios lugares de Sandoná.

Emprendió la tarea de sembrar caña panelera, sin embargo los resultados no fueron los mejores, razón por la cual concentró sus energías en el café y en el ganado, con los cuales pudo sacar adelante su familia, contando con la ayuda constante de mi mamá y de mis hermanos mayores.

Con mucho carácter supo afrontar las dificultades ocasionadas por la salud de sus seres queridos, inicialmente mi madre, quien estuvo muy delicada luego del nacimiento de mi hermana Silvia; posteriormente con la enfermedad de mi hermana Mercedes, quien falleció en plena juventud, el 24 de noviembre de 1973; la enfermedad y posterior fallecimiento de mi mamá, ocurrido el 25 de junio de 1981 y la constante búsqueda de alivio y acompañamiento a mi hermana Dolores, quien padeció durante un poco más de medio siglo la enfermedad de la epilepsia.

Contribuyó con la construcción de la escuela y la capilla (Antes de 1960) y con el paso del tiempo con la construcción de la vía de acceso a la vereda Alto Ingenio (1974), la construcción del acueducto (1980) y la electrificación (1981), estas tres obras que lideraron Agustín Córdoba, Agustín Navarro, José Félix Cabrera y Francisco Córdoba.

Fue un apasionado de las noticias, radiales o escritas: cuando salía a Pasto cada cierto tiempo traía a la casa el periódico El Espectador y los domingos compraba en la parroquia de El Ingenio El Campesino.

Entre los deportes era aficionado al ciclismo y al boxeo. Con él aprendí a conocer a través de la radio a corredores como Javier “El Ñato” Suárez, Rubén Darío Gómez “El Tigrillo de Pereira”, Martín “Cochise” Rodríguez, Pedro J. Sánchez “El León del Tolima”, Pablo Hernández, Miguel Samacá, Carlitos Montoya, Jaime Galeano, Luis H. Díaz, Carlos Campaña, Luis Leonardo Tobar, Jorge Amable Vásquez, Wilfredo Insuasty, entre muchos otros y la geografía colombiana.

Así mismo relataba las peleas de los colombianos Antonio “Mochila” Herrera y Bernardo Caraballo, quien decía debió convertirse en el primer campeón mundial de boxeo, pero la alegría llegó con el título mundial de Antonio Cervantes “Kid Pambelé”.

Era de fácil trato con todo tipo de personas, incluso con los adolescentes y niños.

Al comenzar el año 1996, cerca de cumplir los 82 años, mi papá empezó a sentirse mal de salud. Hasta el mes de marzo lo trató el médico Álvaro Rivera Cruz.

Falleció el Viernes Santo en horas de la tarde en el Hospital San Pedro de la ciudad de Pasto. Sus honras fúnebres se cumplieron en el templo del Sagrado Corazón de Jesús del corregimiento de El Ingenio. Sus restos mortales reposan en una tumba del cementerio de esta localidad.

Nos dejó un gran legado de trabajo, disciplina, pero sobre todo de perseverancia, como todo buen agricultor y en mi caso el amor por la lectura, la radio y el ciclismo.

Gracias papá por todo.

Author: Admin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *