Por Silvio Castillo Ortega
silvioco45@hotmail.com
Siempre he sentido que alguien me decía que no me callara. Por eso gustoso comparto esta experiencia.
El 24 de Diciembre, en horas de la mañana fui sometido a una delicada intervención quirúrgica. Aparentemente estaba solo pero espiritualmente estaba conmigo Jesús, dándome su compañía, dirigiendo a través del personal médico el proceso; envolviéndome en el ambiente de la navidad para entregarme con sus propias manos el mejor regalo que haya recibido como es la salud, sin ninguna molestia y señas de dolor.
Al cuarto día de recuperación fui notificado que ya podía salir y junto con mi familia retornamos felices a nuestro hogar.
¿Verdad que este acontecimiento es de mucha trascendencia en la historia de mi vida?
Ahora ya estoy más seguro para continuar con el proceso dentro de algunos días, con la misma fe y confianza en el Señor y la mediación de nuestra Señora la virgen María.
Ahora comprendo, que la gratuidad a Dios y a mi familia era el sentimiento que no me permitía callar.
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