Por Ramiro García
ramigar71@hotmail.com

Luego de permanecer como caficultores convencionales independientes, aislados y desconectados del dinámico panorama cafetero especializado, en el año 2014 solicitamos ingresar como agroempresa familiar a la Asociación Agropecuaria Municipal de Piendamó, AMUP, y por extensión interinstitucional a la FCC, Federación Campesina del Cauca, como asociación de segundo grado.

Ahí estaba la llave, pues las cooperativas de caficultores tan solo comercializaban el 20 % de la producción nacional; el 80 % restante lo realizaban compradores privados; entre otros, las asociaciones como las mencionadas. Así inició la guerra de mejores precios por calidad del café ofertado, y el final de la posición dominante.

Nuestra intuición y convencimiento de que la asociatividad como ejercicio colectivo y solidario conllevaría a mejoras en el conocimiento, fortalecimiento y práctica de principios agroecológicos sostenibles dentro de la actividad cafetera -que ya implementábamos-, nos permitió acceder al primer eslabón: ser reconocidos como productores certificados en el mercado justo, FLO, Fairtrade Labelling Organizations Internacional. Ese paso significó percibir una bonificación monetaria de calidad por la implementación de buenas prácticas agrícolas.

Para escalar nuevos peldaños al interior de la asociación, no escatimamos esfuerzo ni recursos para incrementar de manera progresiva y sostenible la productividad y estandarización de la calidad del grano mediante constantes análisis físico-sensoriales, siempre orientados y auspiciados por las dos organizaciones cafeteras caucanas.

El envío de muestras de café a posibles clientes permitió que los procesos agroecológicos de nuestro predio, tanto como los atributos del producto fueran evaluados directamente en campo por un prestigioso importador y tostador de café con nexos en la FCC: Treeline Coffee Roasters.

Fue tan inspiradora y exitosa la visita a nuestra finca de uno de sus copropietarios en el 2017, que nos impulsaron a ofertar mezclas de café bajo la especialidad de secado al natural. Este método, de mayor riesgo que otros sistemas de secado, consiste en secar la cereza madura y entera después de su recolección, sin remover la cáscara; lo cual requiere de buen clima e infraestructura apropiada para realizar el secado lento del fruto.

El perfil de taza de este café expresa claramente sus matices: más aroma, mayor suavidad, baja acidez, buen cuerpo, sabores afrutados o de vino, y menos amargo que el grano secado bajo otras modalidades convencionales.

El consumo de cafés naturales de alta calidad es tendencia mundial, aunque elitista; de ahí su rentabilidad. En Colombia su consumo es marginal.

Pues bien, fue así como desde 2018 logramos posicionarnos progresivamente en esa innovadora línea de cafés especiales, cuyo destino en grano oro, excelso, es TREELINE. Esta empresa realiza la importación, tostión, empaque y distribución en Estados Unidos.

Debo reconocer a Liliana, mi esposa, su incesante dedicación y rigor para que cada eslabón del proceso tenga el sello de calidad y precisión en el punto de secado; esa es la clave para mantenerse en este difícil y competido mercado de cafés especiales.

Por lo demás, no hemos vuelto a utilizar silo mecánico para secado; el ínfimo consumo de agua reutilizable es para rebalse de granos vanos y defectuosos; no emitimos contaminación atmosférica ni de aguas; además, el cafetal dispone de buena cobertura de sombrío que contribuye a mitigar los efectos del cambio climático y facilita la presencia de aves.

Este plus es nuestro pequeño aporte real a la conservación del planeta. Nada de retórica insustancial.

Desde luego que en el plano personal este es un homenaje póstumo a dos faros de mi existencia: a mi padre Juvencio, a quien de niño solía acompañar a su predio rural en La Loma, escenario que inspiró mi fascinación por la naturaleza, y a mi madre Conchita, por su bondad, esfuerzo y afecto constantes. A ambos les debo mi formación personal y académica.

A mi hermoso pueblo natal le dedico este logro porque ahí empezó mi camino.

Julio de 2021.

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