César Gaviria: a 25 años de Apagón y Nuevo Neoliberalismo

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Desde Nod

Por Alejandro Garcia Gomez
pakahuay@gmail.com
Partamos del concepto de Neoliberalismo (El
modelo neoliberal, C. Ahumada, 1996): “apertura completa de las economías a los
mercados y al capital internacional, recorte del gasto público y eliminación de
los subsidios sociales, privatizaciones de las empresas estatales y, en
general, el establecimiento del clima más propicio para la inversión
extranjera
”. Es conocida la forma de cómo llega Gaviria a la precandidatura del
liberalismo –entonces ya unido- después del asesinato de Luis Carlos Galán por
los narcos, en combinación con políticos y con elementos de las fuerzas del
Estado.

A Galán la derecha colombiana se ha empecinado
en publicitarlo como al otro Gaitán, el suyo propio. Lo cierto es que después
de sus inicios como dirigente político con ideas y lenguaje social, Galán
cambió su ideario y lenguaje. Igual había hecho El Pollo López para poder
llegar a la presidencia, también después de su fracaso como jefe de la
disidencia social MRL. Galán, sin dejar el nombre de Nuevo Liberalismo que lo
había catapultado a ser un candidato a tener en cuenta en el 86’, pero que perdió
al fin de cuentas, “le entró” al liberalismo de derecha (el del poder), en su
convención, después de su viaje a Oxford (86-87). Recién llegado, en la Décima
Convocatoria en Bogotá de su grupo, da un discurso de Nuevo Neoliberalismo a
sus asombrados copartidarios pero cala en los anti cepalinos y anti Social
Demócratas como Gaviria, que no eran de su movimiento. Para suavizar sus
relaciones con el liberalismo oligárquico, nombra a Gaviria, en el 89, jefe de
debate de su campaña. Éste había sido dirigente del liberalismo de derecha del
eje cafetero y venía de ser minhacienda y mingobierno de Barco y había iniciado
el modelo neoliberal como ministro. Llegado de Europa, Galán ya hablaba de
continuar y ampliar la Apertura Económica y de vender las rentables empresas
del Estado. Utilizaba para las masas el eufemismo gaviriano: era necesario
“Modernizar el Estado”
. La “modernización” sólo la desglosaba en sus discursos
a los gremios de las élites. Es posible que Galán haya sido, por principio,
renuente al neoliberalismo pero sabía que era el único camino que podría
llevarlo a la fría cúspide del poder anhelado. Si es así, “¡a enterrar
principios!”, pensaría como Belisario, El Pollo, Samper y etc.
Por eso, cuando asesinan a Galán, Gaviria era
su mejor intérprete. Quizá su hijo habría escuchado a su padre repetir algo
similar en las charlas de familia. Quizá allí, él habría dejado traslucir que
soportaba a sus copartidarios que venían desde antes, pero que no había uno
solo entre ellos digno a plenitud de su Nuevo Neoliberalismo. Quizá tendría
esta fijación durante los momentos previos al discurso del sepelio. Que no lo
había divulgado lo atestigua su madre y hasta su prima que transcribió e
imprimió el discurso. Quizá fue un chispazo de última hora pero que venía
haciendo carrera esa noche y día en su indecisa mente. Gaviria pagó con creces
el favor: educación familiar europea sin requisitos previos y vida más que
desahogada en la costosa París, sin romper el núcleo familiar, pagado todo con
holgura por el Estado, con una “buena chanfa” a su madre
.

Después del asesinato, vinieron el “Futuro”
-“vendido” por Gaviria en su campaña- y el “Revolcón”. La improvisación y el
desgreño de su gobierno trajeron el Apagón y la “Hora Gaviria” que la tumbaron
el cansancio de los colombianos frente al cinismo y la estupidez
. El alcalde
Gardeazábal y sus colegas vecinos pusieron el puntillazo final con los horarios
de sus oficinas municipales. Vino la fuga de P. Escobar. Pero lo peor de
Gaviria: entró a plenitud la Apertura Económica con Rudolph Hommes,
minhacienda. Entonces empezó a perecer la agricultura colombiana y la bandeja
paisa dejó de ser paisa. Su hijo Simón, con su PND neoliberal, es digno
heredero. Otro día hablaremos de la Constituyente –su orgullo que ahora
muestra-, opuesta a sus ideas, su verdadero propósito y su accidentado proceso.
Y La Luciérnaga, la caricatura popular.

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