Manzanas verdes

Espacio por la
convivencia y la cultura ciudadana

Por Lucciano

lucio-melo@hotmail.com

Cuando el salón se
abrió y asomaron los primeros vestigios
envejecidos, pudimos ver con asombro, que todos esos objetos nos eran
familiares, tenían algo de guaicosidad.

Nos entraron las ganas
de conocer, profundizar, recordar y hasta de ver con nostalgia, “cosas muy
nuestras”, cosas que sin embargo y a pesar de su atemporalidad nos devolvieron
a calendarios pasados, tiempos que quizá nunca volverán, y con seguridad muy
difícilmente se borraran de nuestra mente.

Ese día que volcamos
nuestra mirada hacia aquellas sencillas pero encantadoras “cosas”, volcamos
también la mirada al pasado, ese pasado que nos acompaña como sombra, nostalgia y sentimiento, tristeza y
melancolía, amor y desdén, alegría y
pesadumbre, en fin, ese día que volvimos
al pasado, sentimos por un momento
nuestra casa y huerto, nuestros viejos, nuestra escuela, esas fotos colgadas
testigas silenciosas de nuestra niñez y juventudes, mostraban que el tiempo
había pasado, juguetes de palo,
sencillos pero que evocaron por un instante, que la vida es también sencilla,
jarritas y peroles, vainas y chécheres todos, que tropezón tras tropezón desaparecen en el afán ficticio de
felicidades plásticas.

 

Esas “cosas” que disfrutamos y redescubrimos el día que
abrimos las puertas a la nostalgia y al recuerdo, nos convocaron también a
reflexionar sobre la esencia de lo que somos, picantes y guerreros, verracos y
alegres, alegres y pujantes, de puertas
abiertas y sonrisas claras.

Ese día que DESNUDAMOS AL GUAICO, pudimos
darnos cuenta que nuestra historia cuenta, que somos el resultado de ese pasado
honrado y fecundo, ese espacio creado para ver y sentir, fue en realidad un
reencuentro con nuestras raíces, con el pasado. El tiempo nos ha enseñado que esos elementos sencillos y
cotidianos, son y seguirán siendo parte de nuestra historia, nos sirvieron, fueron testigos directos de
nuestra alma guaicosa, su recuerdo vivo, perdurará, a pesar del efímero mundo
tecnológico y virtual, desechable y pasajero.

 

Nos acercamos por un
momento a lo nuestro, nos sentimos más humanos, rescatamos el guaicoso que llevamos dentro y nos mostramos tal
y como somos, en una palabra mostramos el sandoñenismo el orgullo guaico. Sandoneños nos vimos y nos percibimos:
SANDONA AL DESNUDO, un encuentro para ver y sentir. Revivir y recordar.