fue suspendido varias veces de un colegio y un año de otro (sic). Todo sigue
igual y no concluye su #educación (sic)”.
Alberto Tuberquia, @aiuqrebut, “la falta de idoneidad de algunos
docentes y rectores, (“coma” sic) produce hechos como los de culpar a
estudiantes, sin agotar recursos”.
Raul Restrepo (nombre cambiado), acudiente
de Sebastián, de 8 años, suspendido temporalmente del aula escolar -la
periodista no lo llama padre, aun con el mismo supuesto apellido- “considera
debería ser la última medida a tomar por los directivos docentes ‘ante el
comportamiento indebido de los alumnos’” (EL MUNDO, 21.IV.13). Los textos
anteriores se refieren al niño Sebastián Restrepo (nombre cambiado) y no se
sabe si la escuela es pública –donde muchas veces los padres pretenden que los
derechos de su hijo primen sobre sus deberes para con la escuela y sobre los
derechos de sus compañeros- o privada, donde generalmente las reglas tienen
menos miramientos.
de hoy, se puede interpretar que en el primer trino (de 6 que la periodista
sondeó o publica) el adolescente –según foto- habla de una acción repetitiva no
en una sola sino en dos instituciones educativas, al menos. El segundo hace parte
del muy practicado deporte colombiano: “la culpa es de los maestros (y rectores
en este caso)”, que es más o menos la misma posición del acudiente –no sabemos
si también padre- de Sebastián. Para nada se refiere el supuesto señor Restrepo
a su responsabilidad como acudiente -¿como padre?- del menor, al parecer con
problemas repetitivos: conversa en clase –es decir, la interrumpe, con
perjuicio para la atención de sus compañeros (hasta 60 o más por salón)- sale
del aula y de actos comunitarios sin previa autorización –interrupción y
desacato-; además “ha agredido con hechos o palabras a otros miembros de la
comunidad educativa”. Es decir, ha agredido no sólo a sus compañeros sino,
posiblemente, a docentes, directivos o administrativos. Este comportamiento del
niño, según se desprende por la información, es no sólo reiterado sino muy
reiterado, para llegar hasta donde ha llegado, al parecer.
llevó un debido proceso, obligatorio en todos los casos, según el manual de
convivencia de cada institución y que el supuesto señor Restrepo tiene la
obligación de conocer por ser su acudiente, así como cada estudiante, de
acuerdo con las capacidades de su edad. Estos manuales de convivencia
institucionales son construidos –de acuerdo con la Constitución y la Ley- por
todos los representantes de cada comunidad educativa y luego aprobados por
Secretaría de Educación, como lo sabe la doctora Luz Elena Gaviria (Secretaria
de Educación).
no es sólo de un Sebastián Restrepo. Son muchos los Sebastián Restrepo en
similar, igual o peor situación y muchos los supuestos señores Restrepo en
igual, similar o peor situación. El espacio de un artículo de prensa es
supremamente corto para bucear hasta el fondo de este iceberg. La voz de las
expertas es incompleta, porque también parece que desconocen el contexto como
yo y el resto. Mencionaré sólo algunos temas o puntos (que he tratado de manera
más amplia en otros artículos): las jornadas de trabajo de ambos padres (cuando
hay padres y cuando hay ambos) y su relación con la responsabilidad familiar
que no se reduce al dinero para sustento y casa (cuando hay responsabilidad y
cuando hay recursos). El hacinamiento de las aulas, hasta 60 o más por salón de
clase/docente. El exceso de actividades para cada docente, además de su labor
no sólo instructiva sino formadora –es decir- educativa. Cada año que pasa son
muchos más los padres de las instituciones públicas que exigen por sobre todo,
y por sobre todos, el cumplimiento de los deberes de la institución para con
sus hijos. Los mismos que olvidan que también hay deberes.
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pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
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